CIUDAD DEL VATICANO, 30 DIC 2005 (VIS).-Benedicto XVI visitó esta mañana el Dispensario Santa Marta, que se halla en el Vaticano, en el que se asiste a familias de países, etnias o religiones diversas, sobre todo a niños. En este centro colaboran diez médicos de varias especializaciones, una psicóloga y cuarenta voluntarios, coordinados por las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl.
En su discurso, el Papa puso de relieve que su visita asumía "un significado particular, porque tiene lugar en el período navideño: en estos días, nuestra mirada se detiene sobre el Niño Jesús". Desde la gruta de Belén, "Jesús llama a la puerta de nuestro corazón, pide que le hagamos espacio en nuestra vida. Dios es así: no se impone, nunca entra por la fuerza, sino que, como un niño, pide que se le acoja. (...) En un cierto sentido, espera que abramos el corazón y que le cuidemos".
Tras recordar que hoy se celebra la fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret, el Santo Padre aseguró que al ver la labor que realizaban en el dispensario por los niños y los padres, deseaba subrayar "la vocación fundamental de la familia como lugar primordial y principal de acogida de la vida. La concepción moderna de la familia -continuó-, también como reacción al pasado, reserva un gran importancia al amor conyugal, subrayando los aspectos subjetivos de libertad en las decisiones y en los sentimientos. Sin embargo, cuesta percibir y comprender el valor de la llamada a colaborar con Dios en la procreación de la vida humana".
"Además -añadió-, las sociedades contemporáneas, a pesar de contar con tantos medios, no siempre consiguen facilitar la misión de los padres, tanto desde el punto de vista de las motivaciones espirituales y morales como de las condiciones prácticas de vida. Hay una gran necesidad, tanto en el ámbito cultural como en el político y legislativo, de sostener a la familia, e iniciativas como la de vuestro dispensario son muy útiles. Se trata de realidades pequeñas pero importantes, y gracias a Dios, en la Iglesia hay muchas y no deja de ponerlas al servicio de todos".
Antes de terminar, Benedicto XVI invitó a los presentes a rezar por todas las familias de Roma y del mundo, especialmente por las que atraviesan dificultades, "sobre todo porque están obligadas a vivir lejos de su tierra de origen. Pidamos por los padres que no pueden proveer a los hijos de lo necesario para la salud, la educación y una existencia digna y serena".
BXVI-VISITA/DISPENSARIO VATICANO/... VIS 20051230 (420)
En su discurso, el Papa puso de relieve que su visita asumía "un significado particular, porque tiene lugar en el período navideño: en estos días, nuestra mirada se detiene sobre el Niño Jesús". Desde la gruta de Belén, "Jesús llama a la puerta de nuestro corazón, pide que le hagamos espacio en nuestra vida. Dios es así: no se impone, nunca entra por la fuerza, sino que, como un niño, pide que se le acoja. (...) En un cierto sentido, espera que abramos el corazón y que le cuidemos".
Tras recordar que hoy se celebra la fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret, el Santo Padre aseguró que al ver la labor que realizaban en el dispensario por los niños y los padres, deseaba subrayar "la vocación fundamental de la familia como lugar primordial y principal de acogida de la vida. La concepción moderna de la familia -continuó-, también como reacción al pasado, reserva un gran importancia al amor conyugal, subrayando los aspectos subjetivos de libertad en las decisiones y en los sentimientos. Sin embargo, cuesta percibir y comprender el valor de la llamada a colaborar con Dios en la procreación de la vida humana".
"Además -añadió-, las sociedades contemporáneas, a pesar de contar con tantos medios, no siempre consiguen facilitar la misión de los padres, tanto desde el punto de vista de las motivaciones espirituales y morales como de las condiciones prácticas de vida. Hay una gran necesidad, tanto en el ámbito cultural como en el político y legislativo, de sostener a la familia, e iniciativas como la de vuestro dispensario son muy útiles. Se trata de realidades pequeñas pero importantes, y gracias a Dios, en la Iglesia hay muchas y no deja de ponerlas al servicio de todos".
Antes de terminar, Benedicto XVI invitó a los presentes a rezar por todas las familias de Roma y del mundo, especialmente por las que atraviesan dificultades, "sobre todo porque están obligadas a vivir lejos de su tierra de origen. Pidamos por los padres que no pueden proveer a los hijos de lo necesario para la salud, la educación y una existencia digna y serena".
BXVI-VISITA/DISPENSARIO VATICANO/... VIS 20051230 (420)