CIUDAD DEL VATICANO, 10 FEB 2006 (VIS).-Benedicto XVI recibió esta mañana a los participantes en la asamblea plenaria de la Congregación para la Doctrina de la Fe, a quienes dijo que en su servicio a toda la Iglesia y en particular a los obispos, deben recordar el "carácter central de la fe católica, en su auténtica expresión".
El Papa puso de relieve que cuando "se debilita la percepción de esta centralidad, también el tejido de la vida eclesial pierde su vivacidad original y se deteriora, decayendo en un activismo estéril o reduciéndose a astucia política con sabor mundano". Si la verdad de la fe ocupa el centro de la vida cristiana, la vida humana "se reaviva por un amor que no conoce límites".
"Jesucristo -continuó el Santo Padre- es la Verdad hecha Persona, que atrae al mundo. La luz que irradia de Jesús es esplendor de verdad. Todas las otras verdades son fragmentos de la Verdad que es El y que a El conduce. Jesús es la estrella polar de la libertad humana y sin El pierde su orientación, porque sin el conocimiento de la verdad, la libertad se desnaturaliza, se aísla y se reduce a arbitrio estéril".
Benedicto XVI subrayó que Jesucristo "atrae el corazón de cada ser humano, lo dilata y lo colma de alegría. Sólo la verdad es capaz de invadir la mente y de hacerla totalmente feliz". Esta alegría, continuó, libera el alma "de las angustias del egoísmo y la capacita a un amor auténtico".
"El amor a la verdad -dijo- inspira y orienta también la actitud del cristiano hacia el mundo contemporáneo y el compromiso evangelizador de la Iglesia". Los grandes progresos científicos, añadió, "han ayudado a comprender mejor el misterio de la creación". Sin embargo, "a veces -aseguró-, han sido tan rápidos que han dificultado enormemente el reconocimiento de su compatibilidad con las verdades reveladas por Dios sobre el ser humano y el mundo. En ocasiones, algunas afirmaciones del saber científico se han contrapuesto incluso a estas verdades". En este sentido, reafirmó la necesidad de profundizar "en el conocimiento de las verdades descubiertas por la razón, con la seguridad de que no existe "contraposición alguna entre la razón y la fe".
El Papa señaló que "el diálogo entre fe y razón, religión y ciencia, ofrece no sólo la posibilidad de mostrar al hombre de hoy, de modo más eficaz y convincente, el carácter razonable de la fe en Dios, sino de mostrar que en Jesucristo reside el cumplimiento definitivo de toda aspiración humana auténtica. En este sentido, un serio esfuerzo evangelizador no puede ignorar los interrogantes que surgen de los descubrimientos científicos y de las instancias filosóficas actuales".
El Santo Padre concluyó haciendo hincapié en que "el servicio a la plenitud de la fe" que prestan los miembros y consultores de la Congregación "es un servicio a la verdad, y por tanto, a la alegría, una alegría que proviene de las profundidades del corazón. (...) Desde este punto de vista, vuestro ministerio doctrinal se puede definir de modo apropiado un ministerio "pastoral". ¡Vuestro servicio es, en realidad, un servicio a la plena difusión de la luz de Dios en el mundo!".
AC/FE:RAZON:VERDAD/CDF VIS 20060210 (500)
El Papa puso de relieve que cuando "se debilita la percepción de esta centralidad, también el tejido de la vida eclesial pierde su vivacidad original y se deteriora, decayendo en un activismo estéril o reduciéndose a astucia política con sabor mundano". Si la verdad de la fe ocupa el centro de la vida cristiana, la vida humana "se reaviva por un amor que no conoce límites".
"Jesucristo -continuó el Santo Padre- es la Verdad hecha Persona, que atrae al mundo. La luz que irradia de Jesús es esplendor de verdad. Todas las otras verdades son fragmentos de la Verdad que es El y que a El conduce. Jesús es la estrella polar de la libertad humana y sin El pierde su orientación, porque sin el conocimiento de la verdad, la libertad se desnaturaliza, se aísla y se reduce a arbitrio estéril".
Benedicto XVI subrayó que Jesucristo "atrae el corazón de cada ser humano, lo dilata y lo colma de alegría. Sólo la verdad es capaz de invadir la mente y de hacerla totalmente feliz". Esta alegría, continuó, libera el alma "de las angustias del egoísmo y la capacita a un amor auténtico".
"El amor a la verdad -dijo- inspira y orienta también la actitud del cristiano hacia el mundo contemporáneo y el compromiso evangelizador de la Iglesia". Los grandes progresos científicos, añadió, "han ayudado a comprender mejor el misterio de la creación". Sin embargo, "a veces -aseguró-, han sido tan rápidos que han dificultado enormemente el reconocimiento de su compatibilidad con las verdades reveladas por Dios sobre el ser humano y el mundo. En ocasiones, algunas afirmaciones del saber científico se han contrapuesto incluso a estas verdades". En este sentido, reafirmó la necesidad de profundizar "en el conocimiento de las verdades descubiertas por la razón, con la seguridad de que no existe "contraposición alguna entre la razón y la fe".
El Papa señaló que "el diálogo entre fe y razón, religión y ciencia, ofrece no sólo la posibilidad de mostrar al hombre de hoy, de modo más eficaz y convincente, el carácter razonable de la fe en Dios, sino de mostrar que en Jesucristo reside el cumplimiento definitivo de toda aspiración humana auténtica. En este sentido, un serio esfuerzo evangelizador no puede ignorar los interrogantes que surgen de los descubrimientos científicos y de las instancias filosóficas actuales".
El Santo Padre concluyó haciendo hincapié en que "el servicio a la plenitud de la fe" que prestan los miembros y consultores de la Congregación "es un servicio a la verdad, y por tanto, a la alegría, una alegría que proviene de las profundidades del corazón. (...) Desde este punto de vista, vuestro ministerio doctrinal se puede definir de modo apropiado un ministerio "pastoral". ¡Vuestro servicio es, en realidad, un servicio a la plena difusión de la luz de Dios en el mundo!".
AC/FE:RAZON:VERDAD/CDF VIS 20060210 (500)