Ciudad
del Vaticano, 3 de junio 2015 (VIS).- Las condiciones de vida que
ponen a prueba la familia y la hacen vulnerable, empezando por la
pobreza, serán, a partir de hoy, los temas de la catequesis del
Papa Francisco, como el mismo anunció durante la audiencia general
de este miércoles ante veinte mil personas en la Plaza de San Pedro.
El
Santo Padre habló de la miseria y la degradación que puede
conllevar la pobreza, tanto en los suburbios de las metrópolis como
en las zonas rurales. Una situación que en muchas ocasiones se ve
agravada por la guerra que azota a la población civil. ''En verdad
-dijo el Pontífice- la guerra es la "madre de todas las
pobrezas", una depredadora de vidas, de almas, y de los afectos
más sagrados y más queridos''.
Pero
la lección de tantas familias que intentan vivir esa situación con
dignidad, no debe justificar la indiferencia de los demás, sino al
contrario, ''aumentar nuestra vergüenza porque haya tanta
pobreza''. ''Es casi un milagro que a pesar de ella -observó el
Papa- sigan formándose familias y de que incluso conserven - como
pueden - la humanidad especial de sus vínculos. Es un hecho que
irrita a esos planificadores del bienestar que consideran los
afectos, la generación, los lazos familiares, como una variable
secundaria de la calidad de vida. ¡En cambio, debemos arrodillarnos
ante estas familias, que son una verdadera escuela de humanidad que
salva a la sociedad de la barbarie!''.
''¿Que
nos queda si cedemos al chantaje de... la violencia y del dinero, y
renunciamos también a los afectos familiares?''- se preguntó
Francisco- Llegaremos a una nueva ética sólo cuando los
responsables de la vida pública reorganicen el vínculo social
partiendo de la lucha contra la espiral perversa entre familia y
pobreza, que nos conduce al abismo'' . Y llamó la atención sobre la
contradicción de que en nuestra época la economía parezca haberse
especializado en el goce de bienestar individual, aunque explote
ampliamente los lazos familiares. '' ¡Por supuesto la inmensa obra
de la familia no cotiza en los balances! -exclamó- … No es sólo
una cuestión de pan. Hablamos de trabajo, de educación, de salud.
Es importante entenderlo''.
''Debemos
estar cada vez más cerca de las familias sometidas a la prueba de
la pobreza- reiteró el Papa- Efectivamente la miseria social
afecta a la familia y a veces la destruye. La falta o la pérdida del
trabajo, o su fuerte precariedad, repercuten gravemente en la vida
familiar poniendo a dura prueba las relaciones. Las condiciones de
vida en algunas barriadas, con problemas de vivienda y transporte,
así como la reducción de los servicios sociales, sanitarios y
educativos, provocan todavía más dificultades. A estos factores
materiales se añade el daño causado a la familia por esos
pseudo-modelos difundidos por los medios de comunicación basados en
el consumismo y el culto a la apariencia, que influencian a las
franjas más pobres y aumentan la disolución de los lazos
familiares''.
''La
Iglesia es madre, y no debe olvidar esta tragedia de sus hijos. Para
ser fecunda y responder a tanta miseria, también ella tiene que ser
pobre. Una Iglesia pobre es una Iglesia que practica una simplicidad
voluntaria en su vida - en sus instituciones, en el estilo de vida de
sus miembros - para derribar todos los muros que nos separan sobre
todo de los pobres. Hacen falta oración y acción. Recemos con
fuerza al Señor, para que nos sacuda, para que nuestras familias
cristianas sean protagonistas de la revolución de la cercanía
familiar que es ahora es tan necesaria. De esa cercania, desde el
principio, está hecha la Iglesia. Y no nos olvidemos -advirtió
Francisco al final - de que el juicio de los necesitados, de los
pequeños y de los pobres anticipa el juicio de Dios''.