CIUDAD DEL VATICANO, 30 ABR 2006 (VIS).-Hoy a mediodía, Benedicto XVI se asomó a la ventana de su estudio para rezar el Regina Coeli con los miles de peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.
"La liturgia en el tiempo pascual -dijo el Papa antes de la oración mariana- nos ofrece múltiples ocasiones para reforzar nuestra fe en Cristo resucitado", y citó a continuación el Evangelio de San Lucas que narra el encuentro de Jesús con los discípulos de Emaús y como éstos lo reconocieron al partir el pan.
"En éste relato y en otros -explicó el Santo Padre- se nos invita continuamente a vencer la incredulidad y creer en la resurrección de Cristo, pues los discípulos están llamados a ser testigos precisamente de este acontecimiento extraordinario. La resurrección de Cristo es el dato central del cristianismo, verdad fundamental que hay que reafirmar con vigor en todo tiempo, ya que negarla de diferentes maneras como se ha tratado y se sigue tratando de hacer, o transformarla en un hecho puramente espiritual es hacer vana nuestra fe, (...) como afirma San Pablo".
"En los días que siguieron a la resurrección del Señor, los apóstoles permanecieron reunidos, confortados por la presencia de María, y después de la Ascensión, perseveraron junto a ella rezando y esperando Pentecostés. La Virgen fue para ellos madre y maestra, papel que sigue desempeñando con los cristianos de todos los tiempos. Cada año, en el tiempo pascual, vivimos más intensamente esta experiencia y quizá precisamente por este motivo la tradición popular ha consagrado a María el mes de mayo, que normalmente cae entre Pascua y Pentecostés".
"A María -concluyó el Papa- confiamos las necesidades de la Iglesia y de todo el mundo, especialmente en este momento caracterizado por no pocas sombras".
ANG/RESURRECCION/... VIS 20060502 (320)
"La liturgia en el tiempo pascual -dijo el Papa antes de la oración mariana- nos ofrece múltiples ocasiones para reforzar nuestra fe en Cristo resucitado", y citó a continuación el Evangelio de San Lucas que narra el encuentro de Jesús con los discípulos de Emaús y como éstos lo reconocieron al partir el pan.
"En éste relato y en otros -explicó el Santo Padre- se nos invita continuamente a vencer la incredulidad y creer en la resurrección de Cristo, pues los discípulos están llamados a ser testigos precisamente de este acontecimiento extraordinario. La resurrección de Cristo es el dato central del cristianismo, verdad fundamental que hay que reafirmar con vigor en todo tiempo, ya que negarla de diferentes maneras como se ha tratado y se sigue tratando de hacer, o transformarla en un hecho puramente espiritual es hacer vana nuestra fe, (...) como afirma San Pablo".
"En los días que siguieron a la resurrección del Señor, los apóstoles permanecieron reunidos, confortados por la presencia de María, y después de la Ascensión, perseveraron junto a ella rezando y esperando Pentecostés. La Virgen fue para ellos madre y maestra, papel que sigue desempeñando con los cristianos de todos los tiempos. Cada año, en el tiempo pascual, vivimos más intensamente esta experiencia y quizá precisamente por este motivo la tradición popular ha consagrado a María el mes de mayo, que normalmente cae entre Pascua y Pentecostés".
"A María -concluyó el Papa- confiamos las necesidades de la Iglesia y de todo el mundo, especialmente en este momento caracterizado por no pocas sombras".
ANG/RESURRECCION/... VIS 20060502 (320)