CIUDAD DEL VATICANO, 22 SEP 2011 (VIS).-Como es tradicional en los viajes apostólicos internacionales, Benedicto XVI concedió una breve entrevista a los periodistas que le acompañaban en el avión rumbo a Alemania.
“¿Cuánto se siente todavía alemán y cuáles son los aspectos en los que todavía influye su origen?”, fue la primera pregunta.
El Papa respondió: “He nacido en Alemania y esa raíz no puede ni debe cortarse. He recibido allí mi formación cultural, mi lengua es el alemán y la lengua es el modo en que el espíritu vive y actúa (...) En la estructura cultural de mi vida este ser alemán es muy fuerte. La pertenencia a su historia, con sus grandezas y debilidades no puede cancelarse. Sin embargo, para un cristiano, hay algo más. Con el Bautismo nace de nuevo a un nuevo pueblo que es de todos los pueblos (...) Cuando, además, se asume una responsabilidad tan grande como la mía –que he asumido la responsabilidad suprema- en este pueblo (...) la raíz se vuelve un árbol que se extiende de varias formas y el hecho de sentirme en casa en esta gran comunidad del pueblo de todos los pueblos que es la Iglesia católica (...) forja toda la existencia sin anular todo lo que la precede”.
La segunda pregunta fue: “En los últimos años en Alemania han aumentado los casos de abandono de la Iglesia, debido, en parte, a los abusos de menores por parte del clero. ¿Que piensa de este fenómeno? Y ¿que diría a los que quieren dejar la Iglesia?”.
“Distingamos ante todo el motivo específico de los que se escandalizan ante estos crímenes revelados en los últimos tiempos –dijo Benedicto XVI- Puedo entender que, a la luz de esas informaciones, sobre todo si se trata de personas cercanas, se diga: ‘Esta ya no es mi Iglesia. La Iglesia era para mí fuerza de humanización y moralización. Si los representantes de la Iglesia hacen lo contrario ya no puedo vivir con esta Iglesia’. Esta es una situación específica. Generalmente los motivos son múltiples en el contexto de secularización de nuestra sociedad. Y estos abandonos, normalmente, son el último paso de una larga cadena de alejamiento de la Iglesia. En este contexto creo que es importante preguntarse: ‘¿Por qué estoy en la Iglesia?’ (...) Yo diría que es importante saber que estar en la Iglesia no es estar en una asociación, sino en la red del Señor que saca peces buenos y podridos de las aguas de la muerte a la tierra de la vida. Puede ser que en esta red me encuentre al lado de los peces podridos y lo sienta, pero la verdad es que yo no estoy allí por unos o por otros, sino porque es la red del Señor que es algo diverso de todas las asociaciones humanas, una realidad que atañe al fondo de mi ser. Hablando con estas personas tendríamos que ir hasta el fondo de la cuestión: ¿Qué es la Iglesia? (...) ¿Por qué estoy en ella aunque haya escándalos y miserias humanas terribles? De este modo renovaríamos la conciencia del carácter específico del ser Iglesia (...) que es Pueblo de Dios, aprenderíamos, soportaríamos también los escándalos y los combatiríamos desde dentro, en esta gran red del Señor”.
Unidad fundamental con los evangélicos
A la pregunta sobre los grupos que, en distintos países, se han manifestado contrarios a sus visitas, Benedicto XVI respondió: “Ante todo, diría que es normal que en una sociedad libre y en un tiempo secularizado, haya quien se oponga a una visita del Papa. Es también justo –respeto a todos- que expresen esta contrariedad: forma parte de nuestra libertad y debemos ser conscientes de que el secularismo y la oposición al catolicismo son fuertes en nuestra sociedad. Y cuando estas oposiciones se manifiestan de modo civil, no hay nada que decir en contra”
“Por otra parte, es también cierto que hay mucha expectación y mucho amor por el Papa (…) así como un gran consenso hacia la fe católica, una creciente convicción de que necesitamos una fuerza moral y una presencia de Dios en nuestro tiempo. Así, sé que junto a la oposición –que encuentro natural y que es algo que hay que esperarse- existe también tanta gente que me aguarda con alegría, que espera una fiesta de la fe (…) Por eso voy con gozo a mi Alemania natal y soy feliz llevando el mensaje de Cristo a mi tierra”.
Por último, Benedicto XVI fue interrogado sobre su intención y expectativas ante el encuentro con los representantes de la Iglesia Evangélica. “Cuando acepté la invitación a realizar este viaje –respondió el Papa- era evidente para mí que el ecumenismo con nuestros amigos evangélicos debía ser un punto central. Vivimos en un tiempo de secularismo, como ya he dicho, en el que los cristianos juntos tienen la misión de hacer presente el mensaje de Dios. (…) Por eso, que los católicos y los evangélicos se reúnan es un elemento fundamental para nuestro tiempo; incluso si institucionalmente no estamos perfectamente unidos, incluso si aún hay grandes problemas, estamos unidos en el fundamento de la fe en Cristo, en Dios Trinitario y en el hombre como imagen de Dios. Y mostrar al mundo y profundizar esa unidad es esencial en este momento histórico”.
“Por eso –concluyó el Pontífice- estoy muy agradecido a nuestros amigos, hermanos y hermanas protestantes, que han hecho posible un signo muy significativo: el encuentro en el monasterio donde Lutero inició su camino teológico, la oración (…) y el hablar juntos sobre nuestra responsabilidad de cristianos hoy. Soy muy feliz por poder mostrar así esta unidad fundamental: que somos hermanos y hermanas y trabajamos juntos por el bien de la humanidad, anunciando el gozoso mensaje de Cristo, del Dios que tiene un rostro humano y habla con nosotros”.
PV-ALEMANIA/ VIS 23110923 (970)
“¿Cuánto se siente todavía alemán y cuáles son los aspectos en los que todavía influye su origen?”, fue la primera pregunta.
El Papa respondió: “He nacido en Alemania y esa raíz no puede ni debe cortarse. He recibido allí mi formación cultural, mi lengua es el alemán y la lengua es el modo en que el espíritu vive y actúa (...) En la estructura cultural de mi vida este ser alemán es muy fuerte. La pertenencia a su historia, con sus grandezas y debilidades no puede cancelarse. Sin embargo, para un cristiano, hay algo más. Con el Bautismo nace de nuevo a un nuevo pueblo que es de todos los pueblos (...) Cuando, además, se asume una responsabilidad tan grande como la mía –que he asumido la responsabilidad suprema- en este pueblo (...) la raíz se vuelve un árbol que se extiende de varias formas y el hecho de sentirme en casa en esta gran comunidad del pueblo de todos los pueblos que es la Iglesia católica (...) forja toda la existencia sin anular todo lo que la precede”.
La segunda pregunta fue: “En los últimos años en Alemania han aumentado los casos de abandono de la Iglesia, debido, en parte, a los abusos de menores por parte del clero. ¿Que piensa de este fenómeno? Y ¿que diría a los que quieren dejar la Iglesia?”.
“Distingamos ante todo el motivo específico de los que se escandalizan ante estos crímenes revelados en los últimos tiempos –dijo Benedicto XVI- Puedo entender que, a la luz de esas informaciones, sobre todo si se trata de personas cercanas, se diga: ‘Esta ya no es mi Iglesia. La Iglesia era para mí fuerza de humanización y moralización. Si los representantes de la Iglesia hacen lo contrario ya no puedo vivir con esta Iglesia’. Esta es una situación específica. Generalmente los motivos son múltiples en el contexto de secularización de nuestra sociedad. Y estos abandonos, normalmente, son el último paso de una larga cadena de alejamiento de la Iglesia. En este contexto creo que es importante preguntarse: ‘¿Por qué estoy en la Iglesia?’ (...) Yo diría que es importante saber que estar en la Iglesia no es estar en una asociación, sino en la red del Señor que saca peces buenos y podridos de las aguas de la muerte a la tierra de la vida. Puede ser que en esta red me encuentre al lado de los peces podridos y lo sienta, pero la verdad es que yo no estoy allí por unos o por otros, sino porque es la red del Señor que es algo diverso de todas las asociaciones humanas, una realidad que atañe al fondo de mi ser. Hablando con estas personas tendríamos que ir hasta el fondo de la cuestión: ¿Qué es la Iglesia? (...) ¿Por qué estoy en ella aunque haya escándalos y miserias humanas terribles? De este modo renovaríamos la conciencia del carácter específico del ser Iglesia (...) que es Pueblo de Dios, aprenderíamos, soportaríamos también los escándalos y los combatiríamos desde dentro, en esta gran red del Señor”.
Unidad fundamental con los evangélicos
A la pregunta sobre los grupos que, en distintos países, se han manifestado contrarios a sus visitas, Benedicto XVI respondió: “Ante todo, diría que es normal que en una sociedad libre y en un tiempo secularizado, haya quien se oponga a una visita del Papa. Es también justo –respeto a todos- que expresen esta contrariedad: forma parte de nuestra libertad y debemos ser conscientes de que el secularismo y la oposición al catolicismo son fuertes en nuestra sociedad. Y cuando estas oposiciones se manifiestan de modo civil, no hay nada que decir en contra”
“Por otra parte, es también cierto que hay mucha expectación y mucho amor por el Papa (…) así como un gran consenso hacia la fe católica, una creciente convicción de que necesitamos una fuerza moral y una presencia de Dios en nuestro tiempo. Así, sé que junto a la oposición –que encuentro natural y que es algo que hay que esperarse- existe también tanta gente que me aguarda con alegría, que espera una fiesta de la fe (…) Por eso voy con gozo a mi Alemania natal y soy feliz llevando el mensaje de Cristo a mi tierra”.
Por último, Benedicto XVI fue interrogado sobre su intención y expectativas ante el encuentro con los representantes de la Iglesia Evangélica. “Cuando acepté la invitación a realizar este viaje –respondió el Papa- era evidente para mí que el ecumenismo con nuestros amigos evangélicos debía ser un punto central. Vivimos en un tiempo de secularismo, como ya he dicho, en el que los cristianos juntos tienen la misión de hacer presente el mensaje de Dios. (…) Por eso, que los católicos y los evangélicos se reúnan es un elemento fundamental para nuestro tiempo; incluso si institucionalmente no estamos perfectamente unidos, incluso si aún hay grandes problemas, estamos unidos en el fundamento de la fe en Cristo, en Dios Trinitario y en el hombre como imagen de Dios. Y mostrar al mundo y profundizar esa unidad es esencial en este momento histórico”.
“Por eso –concluyó el Pontífice- estoy muy agradecido a nuestros amigos, hermanos y hermanas protestantes, que han hecho posible un signo muy significativo: el encuentro en el monasterio donde Lutero inició su camino teológico, la oración (…) y el hablar juntos sobre nuestra responsabilidad de cristianos hoy. Soy muy feliz por poder mostrar así esta unidad fundamental: que somos hermanos y hermanas y trabajamos juntos por el bien de la humanidad, anunciando el gozoso mensaje de Cristo, del Dios que tiene un rostro humano y habla con nosotros”.
PV-ALEMANIA/ VIS 23110923 (970)