Ciudad
del Vaticano, 30 marzo 2013
(VIS).- A partir de las 17:15 horas de hoy, Sábado Santo, hasta las
18:40, en la catedral de Turín tiene lugar una exposición
extraordinaria de la Sábana Santa. La iniciativa se enmarca en el
Año de la Fe proclamado por el Santo Padre Benedicto XVI. El acto
será retransmitido por la RAI en Mundovisión.
Con
este motivo, el Papa Francisco ha grabado un mensaje de vídeo, cuyo
texto publicamos a continuación:
"Queridos
hermanos y hermanas:
También
yo me pongo con vosotros ante la Sábana Santa, y doy gracias al
Señor que nos da, con los instrumentos de hoy, esta posibilidad.
Pero
aunque se haga de esta forma, no se trata simplemente de observar,
sino de venerar; es una mirada de oración. Y diría aún más: es un
dejarse mirar. Este rostro tiene los ojos cerrados, es el rostro de
un difunto y, sin embargo, misteriosamente nos mira y, en el
silencio, nos habla. ¿Cómo es posible esto? ¿Cómo es posible que
el pueblo fiel, como vosotros, quiera detenerse ante este icono de un
hombre flagelado y crucificado? Porque el hombre de la Sábana Santa
nos invita a contemplar a Jesús de Nazaret. Esta imagen – grabada
en el lienzo – habla a nuestro corazón y nos lleva a subir al
monte del Calvario, a mirar el madero de la cruz, a sumergirnos en el
silencio elocuente del amor.
Así
pues, dejémonos alcanzar por esta mirada, que no va en busca de
nuestros ojos, sino de nuestro corazón. Escuchemos lo que nos quiere
decir, en el silencio, sobrepasando la muerte misma. A través de la
Sábana Santa nos llega la Palabra única y última de Dios: el Amor
hecho hombre, encarnado en nuestra historia; el Amor misericordioso
de Dios, que ha tomado sobre sí todo el mal del mundo para
liberarnos de su dominio. Este rostro desfigurado se asemeja a tantos
rostros de hombres y mujeres heridos por una vida que no respeta su
dignidad, por guerras y violencias que afligen a los más
vulnerables... Sin embargo, el rostro de la Sábana Santa transmite
una gran paz; este cuerpo torturado expresa una majestad soberana. Es
como si dejara trasparentar una energía condensada pero potente; es
como si nos dijera: ten confianza, no pierdas la esperanza; la fuerza
del amor de Dios, la fuerza del Resucitado, todo lo vence.
Por
eso, contemplando al hombre de la Sábana Santa, hago mía la oración
que san Francisco de Asís pronunció ante el Crucifijo:
Sumo,
glorioso Dios,
ilumina
las tinieblas de mi corazón
y
dame fe recta,
esperanza
cierta
y
caridad perfecta,
sentido
y conocimiento, Señor,
para
que cumpla
tu
santo y verdadero mandamiento. Amén."