CIUDAD DEL VATICANO, 19 JUN 2007 (VIS).-Esta mañana, en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, se presentó el Documento "Orientaciones para la pastoral de la carretera", publicado por el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes. Intervinieron en la rueda de prensa el cardenal Renato Raffaele Martino y el arzobispo Agostino Marchetto, respectivamente presidente y secretario del dicasterio.
El documento, hecho público en inglés, francés, español, portugués e italiano, consta de cuatro partes: Pastoral para los usuarios de la carretera; Pastoral para la liberación de las mujeres de la calle; Pastoral para los niños de la calle y Pastoral para las personas "sin techo".
El cardenal Martino afirmó que la idea de preparar este documento surgió durante el I Encuentro Europeo de Directores Nacionales de la pastoral de la carretera, celebrado en 2003. "Su objetivo -dijo- es orientar y crear una coordinación entre todas las realidades eclesiales en el mundo de la carretera, y alentar y estimular a las conferencias episcopales de los países en los que no existe esta pastoral para que la organicen".
Comentando la primera parte del documento, el purpurado señaló que "La Iglesia y el Estado -cada uno en el ámbito de sus propias competencias-, deben tratar de crear una conciencia general y pública por lo que concierne a la seguridad vial y promover, con todos los medios, una educación adecuada de los conductores, los que viajan y los peatones".
Refiriéndose a la evangelización en la carretera, el presidente del dicasterio recordó que la Iglesia "propone la formación religiosa de los automovilistas, camioneros, pasajeros y de los que están ligados en cualquier modo a la carretera y a la ferrovía". En este contexto afirmó que en muchos países existen capillas fijas o móviles en las autopistas, agentes pastorales visitan las estructuras de servicio de las autopistas y se celebran periódicamente actos litúrgicos en los grandes nudos de las carreteras.
Por su parte, el arzobispo Agostino Marchetto explicó las tres partes restantes del documento: Pastoral para la liberación de las mujeres de la calle, Pastoral para los niños de la calle y Pastoral para las personas "sin techo".
En el primer caso, para una acción eficaz, dijo el prelado, es importante "conocer los factores que empujan (...) a las mujeres a la prostitución, las estrategias de los intermediarios y explotadores para someterlas a su dominio, las pistas de los movimientos de los países de origen a los de destino y las respuestas institucionales para afrontar el problema. Afortunadamente, la Comunidad internacional y muchas organizaciones no gubernamentales, se oponen cada vez con más energía a la actividad criminal y protegen a las personas víctimas del tráfico de seres humanos, merced a una vasta gama de intervenciones para prevenir el fenómeno y rehabilitar, en el ámbito de la integración social, a las víctimas".
"La Iglesia tiene la responsabilidad pastoral de defender y promover la dignidad humana de las personas explotadas a través de la prostitución y de perorar su liberación facilitando para ese fin una ayuda económica, educativa y formativa. Además (...) debe denunciar proféticamente las injusticias y violencias perpetradas contra las mujeres de la calle e invitar a las personas de buena voluntad a comprometerse en la defensa de su dignidad humana, (...) acabando con la explotación sexual".
Hablando del segundo argumento, el arzobispo afirmó que "se trata de un fenómeno de amplitud inimaginable (..) que atañe, según las estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo, a 150 millones de niños", y entre cuyas causas están "la creciente disgregación de las familias, (...) la inmigración que desarraiga del contexto de vida habitual y desorienta y las condiciones de pobreza y miseria".
"Para que los niños tengan futuro es fundamental infundirles confianza en sí mismos, estima de sí y sentido de la dignidad (....) para que nazca en ellos el deseo de reanudar los estudios (..) y construir con sus propias fuerzas y no solo dependiendo de los demás, proyectos de vida dignos y gratificadores". Es necesario en este ámbito "pasar de una pastoral de la espera a una pastoral de la acogida, encontrando a los jóvenes en sus lugares de agregación, en las calles (...) y en las zonas más calientes de nuestras metrópolis".
"Generalmente se mira con desconfianza y sospecha a los que viven en la calle", observó el prelado introduciendo la última parte del documento relativa a las personas "sin techo", y subrayó que "el hecho de no tener una casa es el principio de una pérdida progresiva de los derechos. Se transforman así en una multitud de personas sin voz ni nombre, incapaces de defenderse y encontrar recursos para mejorar su futuro". Afortunadamente, "no faltan respuestas pastorales, (...) si bien insuficientes, por parte de las parroquias, organizaciones católicas, movimientos eclesiales y nuevas comunidades. Los que salen al encuentro de estos hermanos y hermanas necesitados crean una red de amistad y ayuda, dando lugar a iniciativas generosas de solidaridad".
El arzobispo recalcó por último "el estrecho ligamen entre la Pastoral de la calle, con su fuente, Cristo Señor, en el misterio de la encarnación y con la Iglesia y su opción preferencial por los pobres a los que evangelizar, obviamente respetando la libertad de conciencia de cada uno y dejándose, a su vez, evangelizar por ellos".
OP/PASTORAL CARRETERA/MARTINO:MARCHETTO VIS 20070619 (890)