CIUDAD DEL VATICANO, 29 MAY 2007 (VIS).-Hoy se hizo público el mensaje del Santo Padre para la LXXXI Jornada Misionera Mundial, que este año se celebra el domingo 21 de octubre, sobre el tema: "Todas las Iglesias para todo el mundo".
En el mensaje, fechado el 27 de mayo, solemnidad de Pentecostés, el Papa recuerda que este año se conmemora el 50 aniversario de la Encíclica del Siervo de Dios Pío XII, "Fidei donum", "con la que se promovió y alentó la cooperación entre las Iglesias para la misión "ad gentes"".
El tema de la jornada de este año, continúa, "invita a las Iglesias locales de todos los continentes a una conciencia compartida sobre la necesidad urgente de relanzar la acción misionera frente a los múltiples y graves desafíos de nuestro tiempo".
Benedicto XVI subraya que el Señor sigue llamando a las Iglesias "de antigua tradición, que en el pasado proporcionaron a las misiones además de medios materiales, un número consistente de sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, dando vida a una cooperación eficaz entre comunidades cristianas".
Frente a la cultura secularizada, "la crisis de la familia, la reducción de las vocaciones y el progresivo envejecimiento del clero, estas Iglesias -afirma el Papa- corren el riesgo de cerrarse en sí mismas, de mirar al futuro con poca esperanza y de disminuir su esfuerzo misionero. Pero es precisamente este -asegura- el momento de abrirse con confianza a la Providencia de Dios, que nunca abandona a su pueblo, y que con la potencia del Espíritu Santo, lo guía hacia el cumplimiento de su eterno designio de salvación".
El Santo Padre señala que el Buen Pastor también invita "a las Iglesias de reciente evangelización a dedicarse generosamente a la "missio ad gentes". Algunas de ellas, escribe, a pesar de las necesidades locales, envían sacerdotes y religiosos a otras partes, "también a las tierras de antigua evangelización. De esta manera se asiste a un providencial "intercambio de dones", que beneficia a todo el Cuerpo Místico de Cristo".
Tras manifestar su deseo de que "la cooperación misionera se intensifique, valorizando las potencialidades y los carismas de cada uno", Benedicto XVI pide que la Jornada Misionera Mundial "contribuya a que todas las comunidades cristianas y todos los bautizados sean cada vez más conscientes de que la llamada de Cristo a propagar su Reino hasta los extremos rincones del planeta es universal".
El Papa pone de relieve que "el compromiso misionero sigue siendo el primer servicio que la Iglesia debe a la humanidad de hoy, para orientar y evangelizar las transformaciones culturales, sociales y éticas; para ofrecer la salvación de Cristo al ser humano de nuestro tiempo, en tantas partes del mundo humillado y oprimido a causa de pobrezas endémicas, de violencia, de negación sistemática de derechos humanos".
Benedicto XVI da gracias a Dios por "los abundantes frutos" de la "cooperación misionera en Africa y otras regiones de la tierra", recordando a los tantos sacerdotes que "han dedicado sus energías apostólicas al servicio de comunidades apenas creadas, en zonas pobres y en vías de desarrollo", entre los que se encuentran "no pocos mártires que han unido el sacrificio de la vida al testimonio de la palabra y a la entrega apostólica".
"Tampoco podemos olvidar -escribe- a los muchos religiosos, religiosas y laicos voluntarios que (...) se han prodigado en difundir el Evangelio hasta los extremos confines del mundo".
El Santo Padre hace hincapié en que "toda comunidad cristiana nace misionera", por lo tanto "para los fieles no se trata simplemente de colaborar en la actividad evangelizadora, sino de sentirse protagonistas y responsables de la misión de la Iglesia". Esto "comporta que crezca la comunión entre las comunidades y se incremente la ayuda recíproca por lo que concierne tanto al personal (sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos voluntarios), como a la utilización de los medios necesarios para evangelizar hoy en día".
Sin embargo, no hay que olvidar, advierte el Papa, que "la primera y prioritaria aportación que estamos llamados a ofrecer a la acción misionera de la Iglesia es la oración. (...) ¡Que se extienda a todas las comunidades la invocación al "Padre nuestro que está en los cielos", para que venga su reino a la tierra!".
"Me apelo particularmente a los niños y jóvenes, siempre dispuestos a la generosidad; (...) a los enfermos y a los que sufren, recordando el valor de su colaboración misteriosa e indispensable a la obra de la salvación; (...) y a las personas consagradas".
Benedicto XVI concluye pidiendo a la Virgen que "guíe nuestros pasos (...) para llegar a una Pentecostés de amor, (...) conscientes de que todos somos misioneros, es decir, enviados por el Señor a ser testigos suyos en cada momento de nuestra existencia".
MESS/JORNADA MISIONERA MUNDIAL/... VIS 20070529 (800)
En el mensaje, fechado el 27 de mayo, solemnidad de Pentecostés, el Papa recuerda que este año se conmemora el 50 aniversario de la Encíclica del Siervo de Dios Pío XII, "Fidei donum", "con la que se promovió y alentó la cooperación entre las Iglesias para la misión "ad gentes"".
El tema de la jornada de este año, continúa, "invita a las Iglesias locales de todos los continentes a una conciencia compartida sobre la necesidad urgente de relanzar la acción misionera frente a los múltiples y graves desafíos de nuestro tiempo".
Benedicto XVI subraya que el Señor sigue llamando a las Iglesias "de antigua tradición, que en el pasado proporcionaron a las misiones además de medios materiales, un número consistente de sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, dando vida a una cooperación eficaz entre comunidades cristianas".
Frente a la cultura secularizada, "la crisis de la familia, la reducción de las vocaciones y el progresivo envejecimiento del clero, estas Iglesias -afirma el Papa- corren el riesgo de cerrarse en sí mismas, de mirar al futuro con poca esperanza y de disminuir su esfuerzo misionero. Pero es precisamente este -asegura- el momento de abrirse con confianza a la Providencia de Dios, que nunca abandona a su pueblo, y que con la potencia del Espíritu Santo, lo guía hacia el cumplimiento de su eterno designio de salvación".
El Santo Padre señala que el Buen Pastor también invita "a las Iglesias de reciente evangelización a dedicarse generosamente a la "missio ad gentes". Algunas de ellas, escribe, a pesar de las necesidades locales, envían sacerdotes y religiosos a otras partes, "también a las tierras de antigua evangelización. De esta manera se asiste a un providencial "intercambio de dones", que beneficia a todo el Cuerpo Místico de Cristo".
Tras manifestar su deseo de que "la cooperación misionera se intensifique, valorizando las potencialidades y los carismas de cada uno", Benedicto XVI pide que la Jornada Misionera Mundial "contribuya a que todas las comunidades cristianas y todos los bautizados sean cada vez más conscientes de que la llamada de Cristo a propagar su Reino hasta los extremos rincones del planeta es universal".
El Papa pone de relieve que "el compromiso misionero sigue siendo el primer servicio que la Iglesia debe a la humanidad de hoy, para orientar y evangelizar las transformaciones culturales, sociales y éticas; para ofrecer la salvación de Cristo al ser humano de nuestro tiempo, en tantas partes del mundo humillado y oprimido a causa de pobrezas endémicas, de violencia, de negación sistemática de derechos humanos".
Benedicto XVI da gracias a Dios por "los abundantes frutos" de la "cooperación misionera en Africa y otras regiones de la tierra", recordando a los tantos sacerdotes que "han dedicado sus energías apostólicas al servicio de comunidades apenas creadas, en zonas pobres y en vías de desarrollo", entre los que se encuentran "no pocos mártires que han unido el sacrificio de la vida al testimonio de la palabra y a la entrega apostólica".
"Tampoco podemos olvidar -escribe- a los muchos religiosos, religiosas y laicos voluntarios que (...) se han prodigado en difundir el Evangelio hasta los extremos confines del mundo".
El Santo Padre hace hincapié en que "toda comunidad cristiana nace misionera", por lo tanto "para los fieles no se trata simplemente de colaborar en la actividad evangelizadora, sino de sentirse protagonistas y responsables de la misión de la Iglesia". Esto "comporta que crezca la comunión entre las comunidades y se incremente la ayuda recíproca por lo que concierne tanto al personal (sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos voluntarios), como a la utilización de los medios necesarios para evangelizar hoy en día".
Sin embargo, no hay que olvidar, advierte el Papa, que "la primera y prioritaria aportación que estamos llamados a ofrecer a la acción misionera de la Iglesia es la oración. (...) ¡Que se extienda a todas las comunidades la invocación al "Padre nuestro que está en los cielos", para que venga su reino a la tierra!".
"Me apelo particularmente a los niños y jóvenes, siempre dispuestos a la generosidad; (...) a los enfermos y a los que sufren, recordando el valor de su colaboración misteriosa e indispensable a la obra de la salvación; (...) y a las personas consagradas".
Benedicto XVI concluye pidiendo a la Virgen que "guíe nuestros pasos (...) para llegar a una Pentecostés de amor, (...) conscientes de que todos somos misioneros, es decir, enviados por el Señor a ser testigos suyos en cada momento de nuestra existencia".
MESS/JORNADA MISIONERA MUNDIAL/... VIS 20070529 (800)