CIUDAD DEL VATICANO, 28 FEB 2008 (VIS).-El Santo Padre recibió este mediodía a los prelados de la Conferencia Episcopal de El Salvador que acaban de realizar su visita "ad limina".
El Papa puso de relieve que la mayoría del pueblo salvadoreño "se caracteriza por tener una fe viva y un profundo sentimiento religioso. El Evangelio, llevado allí por los primeros misioneros y predicado también con fervor por pastores llenos de amor de Dios, como Mons. Óscar Arnulfo Romero, ha arraigado ampliamente en esa hermosa tierra, dando frutos abundantes de vida cristiana y de santidad".
Tras afirmar que la pobreza obliga a muchas personas a emigrar "en busca de mejores condiciones de vida, provocando a menudo consecuencias negativas para la estabilidad del matrimonio y de la familia", Benedicto XVI reconoció los esfuerzos de los prelados "para promover la reconciliación y la paz en el país y superar así dolorosos acontecimientos del pasado".
Refiriéndose al problema de la violencia, "considerado como el más grave en vuestra Nación, reconocéis -dijo el Papa- que el incremento es consecuencia inmediata de otras lacras sociales más profundas, como la pobreza, la falta de educación, la progresiva pérdida de aquellos valores que han forjado desde siempre el alma salvadoreña y la disgregación familiar. En efecto, la familia es un bien indispensable para la Iglesia y la sociedad, así como un factor básico para construir la paz".
"Por eso -continuó-, sentís la necesidad de revitalizar y fortalecer en todas las diócesis una adecuada y eficaz pastoral familiar, que ofrezca a los jóvenes una sólida formación espiritual y afectiva, que les ayude a descubrir la belleza del plan de Dios sobre el amor humano, y les permita vivir con coherencia los auténticos valores del matrimonio y de la familia, como la ternura y el respeto mutuo, el dominio de sí, la entrega total y la fidelidad constante".
Benedicto XVI subrayó que para afrontar la pobreza de tanta gente hay que "mejorar las estructuras y condiciones económicas que permitan a todos llevar una vida digna. Pero no se ha de olvidar que el hombre no es un simple producto de las condiciones materiales o sociales en que vive. (...) "El hombre necesita a Dios, de lo contrario queda sin esperanza".
En este contexto, el Papa animó a los prelados a "impulsar un ambicioso y audaz esfuerzo de evangelización" que facilite "en todos los fieles ese encuentro íntimo con Cristo vivo que está a la base y en el origen del ser cristiano".
A los fieles laicos, continuó, "hay que ayudarles a que descubran cada vez más la riqueza espiritual de su bautismo. (...) Para cumplir esta altísima vocación necesitan estar bien enraizados en una intensa vida de oración, escuchar asidua y humildemente la Palabra de Dios y participar frecuentemente en los sacramentos, así como adquirir un fuerte sentido de pertenencia eclesial y una sólida formación doctrinal, especialmente en cuanto se refiere a la doctrina social de la Iglesia, donde encontrarán criterios y orientaciones claras para poder iluminar cristianamente la sociedad en la que viven".
El Papa afirmó que los sacerdotes "merecen los mejores desvelos y la cercanía" de los obispos, de modo que "conozcan su situación personal y se les atienda en todas sus necesidades espirituales y materiales, animándoles a proseguir con gozo su camino de santidad sacerdotal". También animó a los obispos a "ser promotores y modelos de comunión en el propio presbiterio" y a "corregir las situaciones irregulares cuando sea necesario".
"El amor y la fidelidad del sacerdote a su vocación -terminó- será la mejor y más eficaz pastoral vocacional, así como un ejemplo y estímulo para vuestros seminaristas, que son el corazón de vuestras diócesis, y en los que tenéis que volcar vuestros mejores recursos y energías, porque son esperanza para vuestras Iglesias".
AL/.../EL SALVADOR VIS 20080228 (620)