Ciudad
del Vaticano, 26 de enero 2016 (Vis).-Esta mañana en la Oficina de
Prensa de la Santa Sede ha tenido lugar la presentación del Mensaje
del Santo Padre para la Cuaresma de 2016. Han intervenido el cardenal
Francesco Montenegro, arzobispo de Agrigento (Italia) y miembro del
Pontificio Consejo Cor Unum, Mons. Giampietro Dal Toso y Mons.
Segundo Tejado Muñoz, respectivamente Secretario y Subsecretario del
mismo dicasterio.
En
su intervención el cardenal Montenegro explicó que el Mensaje se
articula en tres puntos: la misericordia a la luz de la Palabra de
Dios, la insistencia en las obras de misericordia y la relación
entre la Cuaresma y el itinerario jubilar. La primera parte se centra
en el tema de la misericordia en la Escritura y contribuye a
recuperar los significados fundamentales de ese término que
Francisco definió una vez como el arquitrabe tanto del misterio
trinitario como de la vida de la Iglesia. En particular, ya que la
Cuaresma desemboca en el misterio pascual, se hace todavía más
patente que la cruz de Cristo es la culminación de la revelación de
la misericordia del Padre y Jesús es el rostro de tal misericordia.
''Durante la Cuaresma -dijo el cardenal- la Iglesia siempre ha
invitado a nutrirse más de la Palabra de Dios y el Papa invita a
todos los cristianos a explorar el tema de la misericordia a través
de las páginas de la Biblia y de los profetas, ya que estas no se
limitan a reiterar que Dios es misericordioso, sino que afirman
claramente que también lo deben ser sus hijos, ejercitándose para
vivir un amor más grande, especialmente prestando atención a los
pequeños, los pobres y los indefensos''.
Las
obras de misericordia, el segundo punto clave del mensaje, forman
parte del tesoro de la tradición cristiana y si, durante la
Cuaresma, fijamos nuestra mirada en Cristo crucificado y en la
liturgia revivimos todo lo que sufrió por amor a nosotros, ''no
podemos pensar que ese rostro, aunque sea único, haya dejado de
estar presente en la historia''- agregó mons. Montenegro.- El Papa
desearía que durante la Cuaresma todo cristiano sintiera la
necesidad de nutrirse de la Palabra de Dios y al mismo tiempo
abriese su corazón a los que sufren ejercitándose en vivir las
obras de misericordia. Como pastor de una iglesia que vive algunas
formas de pobreza y varios desafíos notables como el de la
inmigración me gustaría añadir algo -continuó- A veces se tiende
a pensar que la fe se pueda vivir solamente participando en los
sacramentos, o rezando y se excluyen de la vida espiritual las
necesidades espirituales de las personas, especialmente de los más
pobres. El resultado es que ese tipo de fe tarde o temprano se
vuelve estéril e insípida. En cambio, cuando nos abrimos a una más
completa que, pensándolo bien, es la evangélica- la que exige que
se escuche y se ponga en práctica - la fe se convierte en
experiencia contagiosa y alegre, enriquecedora y estimulante. Lo
hemos experimentado, por ejemplo, en Lampedusa durante el desembarco
de miles de personas y en muchas otras comunidades que han aceptado
el reto de abrirse a las diferentes formas de la pobreza en la
zona... Está claro que no es fácil, porque algunas veces hay que
hacer cuentas con una mentalidad arraigada y que dificilmente acepta
las novedades. ...Pero según mi experiencia, yo diría que es una
forma posible y, sobre todo, es lo que Jesús nos pide en el
Evangelio''.
Por
último, el Mensaje atañe al itinerario jubilar. ''El misterio
pascual es el corazón del año litúrgico y esta cuaresma se coloca
justo en el corazón del Jubileo -dijo el arzobispo de Agrigento- En
esta perspectiva, en el documento subyacen cuestiones relativas al
contexto histórico y cultural de hoy y a cómo el cristiano se
sitúe en él.... De ahí la propuesta "profética" del
Jubileo y el tiempo de Cuaresma como un tiempo para examinar el
camino de la propia vida y para escuchar el grito de los pobres, del
mismo Cristo que llama a la puerta de nuestros corazones con la
esperanza de que elijamos abrirle y acogiéndolo saboreamos la vida
real. En estos primeros meses del Jubileo, sobre todo, a través del
signo de la "puerta" hemos podido experimentar la belleza
de la misericordia accesible a todos. No sólo la puerta de la
basílica de San Pedro o de las basílicas mayores sino de las
catedrales de las diócesis y, sobre todo de algunos lugares
símbolos de la pobreza: el albergue de Caritas aquí en Roma y las
celdas de los presos. A través de estas opciones fuertes el Papa
está invitando a toda la iglesia a ponerse en camino hacia cada
persona y, en particular, hacia los pobres y los que sufren. Así, el
camino del Jubileo no es solamente el del calendario, sino el que
todos estamos llamados a recorrer, sostenidos por la misericordia de
Dios, para reconocerlo en los pobres para ponernos a su lado en una
actitud de escucha y de servicio''.
Por
su parte mons. Del Toso habló de dos iniciativas de Cor Unum durante
esta cuaresma. La primera obedece a una petición del Santo Padre y
se trata de un retiro espiritual para los que trabajan en el servicio
de caridad de la Iglesia, para que también ellos ''experimenten la
misericordia de Dios''. La segunda es un gran congreso internacional
para conmemorar los diez años de la publicación de la primera
encíclica del Papa emérito Benedicto XVI ''Deus caritas est'', que
tendrá lugar del 25 al 26 de febrero en el Aula Nueva del Sinodo.
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