Ciudad
del Vaticano, 4 junio 2012
(VIS).-La Congregación para la Doctrina de la Fe ha publicado hoy
una Nota sobre el libro “Just Love. A Framework for Christian
Sexual Ethics”, de Sor Margaret A. Farley, R.S.M. En ella, advierte
a los fieles que el libro “no está en conformidad con la doctrina
de la Iglesia Católica. Por lo tanto, no puede ser usado como si
fuese una válida expresión de las enseñanzas de la Iglesia para
las sesiones de orientación o formación, ni tampoco para el diálogo
ecuménico o interreligioso”. La Nota, firmada por el Prefecto de
la Congregación, el Cardenal William Levada, ha sido aprobada por el
Santo Padre.
Ya
en 2010, la Congregación se dirigió a Sor Margaret Farley para para
transmitirle una valoración preliminar de su libro e indicarle los
problemas doctrinales que presenta. Su respuesta no fue
satisfactoria, por lo que la Congregación decidió emprender un
Examen con procedimiento urgente. La evaluación realizada por una
comisión de expertos, reunida en 2011, confirmó que el libro
contenía “proposiciones erróneas cuya divulgación podía causar
grave daño a los fieles”. Se hizo llegar a la autora la lista de
las proposiciones erróneas, invitándola a corregirlas. A juicio de
los miembros de la Congregación, la respuesta de Sor Farley a esta
petición “no clarifica adecuadamente los problemas contenidos en
su libro”, por lo que han decidido proceder a la publicación de la
presente Nota, de la que ofrecemos a continuación algunos extractos:
“La
autora no entiende correctamente el papel del Magisterio de la
Iglesia, que es expresión de la autoridad de los Obispos para
enseñar en comunión con el Sucesor de Pedro, que guía a la Iglesia
a una comprensión siempre más profunda de la Palabra de Dios que se
encuentra en la Sagrada Escritura (…). Sor Farley trata argumentos
de carácter moral ignorando la enseñanza constante del Magisterio,
y cuando ocasionalmente lo menciona, lo trata como a una opinión
más. (…) Revela también una comprensión defectuosa del carácter
objetivo de la ley moral natural”.
“Entre
los numerosos errores y ambigüedades del libro, se encuentran sus
opiniones acerca de la masturbación, los actos homosexuales, las
uniones homosexuales, la indisolubilidad del matrimonio y el problema
del divorcio seguido de nuevas nupcias”.
“Escribe
Sor Farley: «La masturbación (...) generalmente no implica ningún
problema de carácter moral». (…) Sus afirmaciones no están en
conformidad con la doctrina de la Iglesia Católica: «Tanto el
Magisterio de la Iglesia, de acuerdo con una tradición constante,
como el sentido moral de los fieles, han afirmado sin ninguna duda
que la masturbación es un acto intrínseca y gravemente desordenado.
(…) El goce sexual es buscado aquí al margen de la relación
sexual requerida por el orden moral; aquella relación que realiza el
sentido íntegro de la mutua entrega y de la procreación humana en
el contexto de un amor verdadero»”. (...)
“Escribe
Sor Farley: «Desde mi punto de vista (…), las relaciones y los
actos homosexuales pueden ser justificados de acuerdo con la misma
ética sexual de las relaciones y los actos heterosexuales». (…)
Dicha posición no es aceptable. La Iglesia Católica, en efecto,
distingue entre personas con tendencias homosexuales y actos
homosexuales. En cuanto a las personas con tendencias homosexuales,
el Catecismo de la Iglesia Católica enseña que deben ser acogidas
«con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a
ellos, todo signo de discriminación injusta» . En cuanto a los
actos homosexuales, en cambio, el Catecismo afirma: «Apoyándose en
la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves, la
Tradición ha declarado siempre que los actos homosexuales son
intrínsecamente desordenados. Son contrarios a la ley natural.
Cierran el acto sexual al don de la vida.
No
proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No
pueden recibir aprobación en ningún caso»”.
Frente
al apoyo de Sor Farley al matrimonio homosexual, la Nota recuerda que
“«La Iglesia enseña que el respeto hacia las personas
homosexuales no puede en modo alguno llevar a (...) la legalización
de las uniones homosexuales. El bien común exige que las leyes
reconozcan, favorezcan y protejan la unión matrimonial como base de
la familia, célula primaria de la sociedad. (...) No atribuir el
estatus social y jurídico de matrimonio a formas de vida que no son
ni pueden ser matrimoniales no se opone a la justicia, sino que, por
el contrario, es requerido por ésta»”.
“Escribe
Sor Farley: «Mi posición personal es que el compromiso matrimonial
está sujeto a disolución» (…) Dicha opinión está en
contradicción con la doctrina católica sobre la indisolubilidad del
matrimonio: «El amor conyugal exige de los esposos, por su misma
naturaleza, una fidelidad inviolable. Esto es consecuencia del don de
sí mismos que se hacen mutuamente los esposos. El auténtico amor
tiende por sí mismo a ser algo definitivo, no algo pasajero. Esta
íntima unión, en cuanto donación mutua de dos personas, así como
el bien de los hijos, exigen la fidelidad de los cónyuges y urgen su
indisoluble unidad. (…) El Señor Jesús insiste en la intención
original del Creador que quería un matrimonio indisoluble, y deroga
la tolerancia que se había introducido en la ley antigua»”.
En
opinión de Sor Farley, los divorciados pueden volver a casarse.
“Dicha opinión contradice la doctrina católica que excluye la
posibilidad de segundas nupcias después del divorcio. (…) La
Iglesia mantiene, por fidelidad a la palabra de Jesucristo (...) (Mc
10,11-12), que no puede reconocer como válida esta nueva unión, si
era válido el primer matrimonio”. (…)
“Con
esta Notificación, la Congregación para la Doctrina de la Fe
lamenta profundamente que un miembro de un Instituto de Vida
Consagrada, Sor Margaret A. Farley, R.S.M., haga afirmaciones que
están en contraste directo con la doctrina católica en el ámbito
de la moral sexual. (…) La Congregación desea, además, alentar a
los teólogos para que cumplan con sus tareas de estudio y enseñanza
de la teología moral en plena conformidad con los principios de la
doctrina católica”.