CIUDAD DEL VATICANO, 28 NOV 2007 (VIS).-"Los Jóvenes Emigrantes", es el tema del Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado que se celebra el 13 de enero del 2008. El texto ha sido publicado en inglés, francés, italiano, español, alemán y portugués. Ofrecemos amplios extractos del texto publicado hoy.
"El tema de la Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado invita este año a reflexionar en particular sobre los jóvenes emigrantes. (...) El amplio proceso de globalización del mundo lleva consigo una necesidad de movilidad que impulsa también a muchos jóvenes a emigrar y a vivir lejos de sus familias y de sus propios países. Como consecuencia de esto, la juventud dotada de los mejores recursos intelectuales abandona a menudo los países de origen, mientras en los países que reciben a los emigrantes rigen normas que dificultan su efectiva integración".
"Los jóvenes emigrantes son particularmente sensibles a la problemática constituida por la denominada "dificultad de la doble pertenencia": por un lado, sienten vivamente la necesidad de no perder la cultura de origen, mientras, por el otro, surge en ellos el comprensible deseo de insertarse orgánicamente en la sociedad que los acoge, sin que esto, no obstante, implique una completa asimilación y la consiguiente pérdida de las tradiciones ancestrales. Entre esa juventud están las jóvenes, más fácilmente víctimas de la explotación, de chantajes morales e incluso de toda clase de abusos".
"Si observamos más de cerca el sector de los emigrantes forzosos, de los refugiados, de los prófugos y de las víctimas del tráfico de seres humanos, encontramos, desafortunadamente, muchos niños y adolescentes. A este respecto, es imposible callar ante las imágenes desgarradoras de los grandes campos de prófugos y de refugiados, presentes en distintas partes del mundo. (...) Estos niños y adolescentes han tenido como única experiencia de vida los "campos" de permanencia obligatoria, donde se hallan segregados, lejos de los centros habitados y sin la posibilidad de ir normalmente a la escuela".
"¿Cómo responder a las expectativas de los jóvenes emigrantes? ¿Qué hacer para satisfacerlas? Desde luego, hay que contar, en primer lugar, con el apoyo de la familia y de la escuela. Pero, ¡qué complejas son las situaciones, y numerosas las dificultades que encuentran estos jóvenes en sus contextos familiares y escolares! En las familias se han olvidado los papeles tradicionales que existían en los países de origen y se asiste con frecuencia a un choque entre los padres, que han permanecido anclados a la propia cultura, y los hijos, aculturados con gran rapidez en los nuevos contextos sociales".
"No hay que descuidar, sin embargo, el esfuerzo que los jóvenes deben realizar para insertarse en los itinerarios educativos vigentes en los países que los acogen. El mismo sistema escolar, por tanto, debería tener en cuenta su situación y prever, para los jóvenes inmigrados, caminos específicos formativos de integración, apropiados a sus necesidades. (...) También, tratar de crear en las aulas un clima de respeto recíproco y diálogo entre todos los alumnos, sobre la base de los principios y valores universales que son comunes a todas la culturas".
"La Iglesia considera con especial atención el mundo de los emigrantes y pide a los que han recibido en sus países de origen una formación cristiana que hagan fructificar ese patrimonio de fe y de valores evangélicos para que se puedan dar un testimonio coherente en los distintos contextos existenciales".
"Existe, además, entre los emigrantes, (...) una categoría que se ha de tener especialmente en cuenta, a saber, la de los estudiantes de otros países que, por motivos de estudio se encuentran lejos de casa. (...) Son jóvenes que necesitan una pastoral específica porque no sólo son estudiantes, como todos, sino también emigrantes temporales. A menudo se sienten solos, bajo la presión del estudio, y a veces oprimidos por las dificultades económicas".
"Es preciso, igualmente, ayudarles a abrirse al dinamismo de la dimensión intercultural, enriqueciéndose al estar en contacto con otros estudiantes de culturas y religiones distintas. Para los jóvenes cristianos, esta experiencia de estudio y de formación puede ser un campo útil para madurar su fe, estimulada a abrirse a ese universalismo que es elemento constitutivo de la Iglesia católica".
"Queridos jóvenes emigrantes: preparaos a construir, con vuestros coetáneos, una sociedad más justa y fraterna, cumpliendo escrupulosamente y con seriedad vuestros deberes con vuestras familias y con el Estado. Respetad las leyes y no os dejéis llevar nunca por el odio y la violencia. Procurad, más bien, ser protagonistas, desde ahora, de un mundo donde reinen la comprensión y la solidaridad, la justicia y la paz".
"La Iglesia también os necesita y cuenta con vuestra aportación. Podéis desarrollar una función providencial en el actual contexto de la evangelización. Originarios de culturas distintas, pero unidos todos por la pertenencia a la única Iglesia de Cristo, podéis mostrar que el Evangelio está vivo y es apropiado para cada situación; es un mensaje antiguo y siempre nuevo; Palabra de esperanza y de salvación para los hombres de todas las razas y culturas, de todas las edades y de todas las épocas".
MESS/JOVENES MIGRANTES/... VIS 20071128 (840)