Ciudad
del Vaticano, 10 de noviembre de 2015 (Vis).-Después de su breve
visita a Prato, el Papa se trasladó en helicóptero a Florencia,
donde fue recibido por el cardenal arzobispo Giuseppe Betori y por
otras autoridades civiles y religiosas. Francisco se desplazó en
automóvil hasta el Baptisterio dedicado a San Juan Bautista en la
Plaza de la catedral de Santa Maria del Fiore y se detuvo unos
momentos ante el cuadro ''La crucifixión blanca'' de Marc Chagall,
actualmente expuesta en la muestra ''Belleza divina'', en Palazzo
Strozzi. Desde allí se dirigió a pie a Santa Maria del Fiore para
encontrarse con los participantes en el 5° Congreso Eclesial
Nacional, dedicado este año al tema : ''En Jesucristo el nuevo
humanismo''. En la catedral, donde estaban reunidos los 2.500
participantes en ese evento, recibió el saludo del cardenal Angelo
Bagnasco, Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) y
arzobispo de Génova, así como del arzobispo de Turín, mons. Cesare
Nosiglia y del obispo Nunzio Galantino, Secretario de la CEI.
El
Papa pronunció un discurso centrado en el tema del congreso, del que
reproducimos amplios párrafos. y en el que habló también de los
rasgos del humanismo cristiano y de las tentaciones a las que está
expuesta la Iglesia.
''Sólo
podemos hablar de humanismo partiendo de la centralidad de Jesús
-dijo- encontrando en él los rasgos del verdadero rostro del
hombre. Es la contemplación del rostro de Jesús, muerto y
resucitado la que recompone nuestra humanidad, también la que está
fragmentada por las dificultades de la vida, o marcada por el pecado.
No hay que domesticar el poder del rostro de Cristo. Su rostro es la
imagen de su trascendencia. No quiero esbozar aquí en abstracto un
"nuevo humanismo", una cierta idea del hombre, sino
simplemente presentar algunos rasgos del humanismo cristiano, que es
el de los sentimentos de Cristo Jesús... . No son sensaciones
provisionales del ánimo, sino la cálida fuerza interior que nos
hace capaces de vivir y de tomar decisiones''
''El
primer sentimiento es la humildad... La obsesión por preservar la
gloria y la ''dignidad'' propias, la influencia propia, no debe ser
parte de nuestros sentimientos. Debemos buscar la gloria de Dios, que
no coincide con la nuestra. La gloria de Dios que resplandece en la
humildad de la cueva de Belén o en el deshonor de la cruz de Cristo
siempre nos sorprende''.
''Otro
sentimiento es el desinterés... La humanidad del cristiano está
siempre en salida ... Evitemos, por favor, encerrarnos en las
estructuras que nos dan una falsa contención, en las normas que nos
vuelven jueces implacables, en las costumbres donde nos sentimos
tranquilos... .Nuestro deber es trabajar para hacer de este mundo un
lugar mejor y luchar. Nuestra fe es revolucionaria por un impulso
que viene del Espíritu Santo''
''Otro
sentimiento de Jesucristo es la dicha. El cristiano es un
bienaventurado.... En las Bienaventuranzas, el Señor nos muestra el
camino. Recorriéndolo, los seres humanos podemos llegar a la
felicidad más auténticamente humana y divina..... Para los grandes
santos la felicidad tiene que ver con la humillación y la pobreza.
Pero incluso entre los más humildes de nuestro pueblo hay una gran
cantidad de esta bienaventuranza: es la que conoce la riqueza de la
solidaridad, del compartir también lo poco que tenemos...Las
bienaventuranzas que leemos en el Evangelio comienzan con una
bendición y terminan con una promesa de consuelo. Nos introducen en
un camino de grandeza posible, la del espíritu, y cuando el espíritu
está dispuesto el resto viene por sí solo''.
''Humildad,
desinterés, bienaventuranza.. también tienen que decir algo a la
Iglesia italiana que hoy se reúne para caminar juntos en un ejemplo
de sinodalidad. Estas características nos dicen que no debemos estar
obsesionados por el "poder", incluso cuando asume el
rostro de un poder útil y funcional a la imagen social de la
Iglesia. Si la Iglesia no asume los sentimientos de Jesús, se
desorienta, pierde la dirección.Una iglesia que tiene estas tres
características - humildad, desinterés, bienaventuranza - es una
Iglesia que reconoce la acción del Señor en el mundo, en la
cultura, en la vida cotidiana de las personas. Lo he dicho muchas
veces y lo repito hoy: ''Prefiero una Iglesia accidentada, herida y
manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el
encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades''.
''Pero
las tentaciones a las que enfrentarse son muchas. Hablo al menos de
dos: La primera es la pelagiana, que empuja a la Iglesia a no ser
humilde, desinteresada y bienaventurada. Y lo hace bajo la apariencia
de un bien ...A menudo nos lleva también a asumir un estilo de
control, de dureza, de normatividad. La norma da al pelagiano la
seguridad de sentirse superior, de tener una orientación precisa.
Allí encuentra su fuerza, no en la levedad del soplo del Espíritu.
Frente a los males o los problemas de la Iglesia es inútil buscar
soluciones en el conservadurismo y el fundamentalismo, en la
restauración de conductas y formas superadas que ni siquiera tienen
la capacidad de ser culturalmente significativas. La doctrina
cristiana no es un sistema cerrado, incapaz de generar preguntas,
dudas, interrogantes , sino que está vivo, sabe inquietar, animar.
Su rostro no es rígido, su cuerpo se mueve y crece, su carne es
carne: la doctrina cristiana se llama Jesucristo''.
''Una
segunda tentación es la del gnosticismo que lleva a confiar en el
razonamiento lógico y claro, que, sin embargo, pierde la ternura de
la carne del hermano....La diferencia entre la trascendencia
cristiana y cualquier forma de espiritualismo gnóstico reside en el
misterio de la Encarnación. No poner en práctica, no conducir la
Palabra a la realidad, significa construir sobre la arena, permanecer
en la idea pura y degenerar en intimismos que no dan fruto, que hacen
estéril su dinamismo''.
''La
Iglesia italiana tiene grandes santos cuyo ejemplo puede ayudar a
vivir la fe con humildad, generosidad y alegría, desde Francisco de
Asís a Felipe Neri . Pero también pensemos en la simplicidad de
personajes de ficción como Don Camilo que va en pareja con Peppone.
Me llama la atención como en las historias de Guareschi la oración
de un buen párroco se una a su cercanía evidente con la gente''.
''Pero
entonces, os preguntaréis: ¿Qué debemos hacer? ¿Que nos pide el
Papa? A vosotros os toca decidir: pueblo y pastores juntos. Y yo os
invito, simplemente, a .. contemplar de nuevo el Ecce Homo''.
''Pido
a los obispos que sean pastores. Nada más: pastores. Que esta sea
vuestra alegría: ''Soy pastor''. Os sostendrá vuestra gente,
vuestro rebaño... Que nada ni nadie os quite la alegría de ser
apoyados por vuestro pueblo. Como pastorses no seáis predicadores de
doctrinas complejas, sino heraldos de Cristo, muerto y resucitado
por nosotros. Apuntad a lo esencial, al kerigma. No hay nada más
sólido, profundo y seguro de este anuncio. Pero que sea todo el
pueblo de Dios el que anuncie el Evangelio: quiero decir el pueblo
y los pastores''.
''Recomiendo
a toda la Iglesia italiana lo que indiqué en la Exhortación
Apostólica Evangelii Gaudim: la inclusión social de los pobres, que
tienen un lugar privilengiado en el pueblo de Dios, y la capacidad
de encuentro y de diálogo para promover la amistad social en vuestro
país de cara al bien común''
''Que
Dios proteja a la Iglesia italiana de cualquier subrogado de poder,
de imagen, de dinero. La pobreza evangélica es creativa, da la
bienvenida, acoge, sostiene y está llena de esperanza. La iglesia
madre... reconoce a todos sus hijos abandonados, oprimidos, cansados.
Y ésta, como sábeis es desde siempre una de nuestras virtudes,
porque el Señor derramó su sangre no por algunos, no por pocos ni
por muchos, sino por todos''.
''Os
recomiendo también, de foma especial, la capacidad de diálogo y de
encuentro. Dialogar no es negociar. Negociar es tratar de llevarse un
trozo de la tarta común. No es eso lo que quiero decir. Es buscar
el bien común para todos''.
''Que
la Iglesia sea levadura de diálogo, de encuentro, de unidad. Por
otra parte, nuestras propias formulaciones de fe son el resultado de
un diálogo y un encuentro de culturas, comunidades e instancias
diferentes. No debemos tener miedo del diálogo: de hecho, son la
confrontación y la crítica las que nos ayudan a preservar a la
teología del transformarse en ideología. Acordaos también de que
la mejor manera de dialogar no es la de hablar y discutir, sino la de
hacer algo juntos, la de construir juntos, la de hacer proyectos: no
solo entre los católicos, sino con todos aquellos que tienen buena
voluntad''.
''Pero
que la Iglesia también sepa dar una respuesta clara a las amenazas
que surgen en el debate público: esta es una de las formas de la
contribución específica de los creyentes en la construcción de la
sociedad. Los creyentes son ciudadanos.... Me apelo sobre todo "a
vosotros, jóvenes, porque sois fuertes,": No miréis la vida
desde el balcón, comprometeos, sumergios en el amplio diálogo
social y político...Nuestro tiempos nos llama a vivir los problemas
como retos, no como obstáculos: el Señor está activo y trabaja en
el mundo. ... Estéis donde estéis, no construyáis nunca muros ni
fronteras, sino plazas y hospitales de campaña''
''Me
gusta una Iglesia italiana inquieta, cada vez más cercana de los
abandonados, los olvidados, los imperfectos. Quiero una Iglesia
contenta con rostro de madre, que entienda, acompañe, acaricie.
Soñad también vosotros con esta Iglesia, creed en ella, innovad con
libertad. El humanismo cristiano que estáis llamados a vivir afirma
radicalmente la dignidad de cada persona como Hijo de Dios,
establece entre cada ser humano una fraternidad fundamental, enseña
a entender el trabajo, a habitar la creación como una casa común ,
ofrece razones para la alegría y el humorismo, incluso en medio de
una vida muy dura''.
Acabado
el encuentro con los representantes del convenio eclesial, poco antes
del mediodía, el Papa fue a la basílica de la Santísima
Annunziata, para rezar el Angelus con algunos enfermos y
discapacitados antes de almorzar con los pobres en el comedor de San
Francisco Poverino.