Ciudad
del Vaticano, 26 de noviembre 2013 (VIS).-“La alegría del
Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran
con Jesús”. Así empieza la Exhortación apostólica “Evangelii
Gaudium” en la que el Papa Francisco recoge la riqueza de los
trabajos del Sínodo dedicado a “La nueva evangelización para la
transmisión de la fe” celebrado del 7 al 28 de octubre de 2012. El
texto, que el Santo Padre entregó a 36 fieles, el pasado domingo
durante la misa de clausura del Año de la Fe, es el primer documento
oficial de su pontificado, ya que la encíclica “Lumen Fidei” fue
escrita en colaboración con su predecesor, el Papa Benedicto XVI.
“Quiero
dirigirme a los fieles cristianos –escribe el Papa- para invitarlos
a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar
caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años” .Se
trata de un fuerte llamamiento a todos los bautizados para que, con
fervor y dinamismo nuevos, lleven a los otros el amor de Jesús en un
“estado permanente de misión”, venciendo “el gran riesgo del
mundo actual”: el de caer en “una tristeza individualista”.
El
Papa invita a “recuperar la frescura original del Evangelio”,
encontrando “nuevos caminos” y “métodos creativos”, a no
encerrar a Jesús en nuestros “esquemas aburridos”.Es necesaria
“una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas
como están” y una “reforma de estructuras” eclesiales para
que “todas ellas se vuelvan más misioneras”.El Pontífice piensa
también en “una conversión del papado” para que sea “más
fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y a las necesidades
actuales de la evangelización”.El deseo de que las Conferencias
episcopales pudieran dar una contribución a fin de que “el afecto
colegial” tuviera una aplicación “concreta” –afirma- todavía
“no se realizó plenamente”. Es necesaria “una saludable
descentralización”. En esta renovación no hay que tener miedo de
revisar costumbres de la Iglesia “no directamente ligadas al núcleo
del Evangelio, algunas muy arraigadas a lo largo de la historia”.
Signo
de la acogida de Dios es “tener templos con las puertas abiertas en
todas partes” para que todos los que buscan no se encuentren “con
la frialdad de unas puertas cerradas”. “Tampoco las puertas de
los sacramentos deberían cerrarse por una razón cualquiera”, así,
la Eucaristía “no es un premio para los perfectos sino un generoso
remedio y un alimento para los débiles. Estas convicciones también
tienen consecuencias pastorales que estamos llamados a considerar con
prudencia y audacia”.El Papa reitera que prefiere una Iglesia
“herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia...
preocupada por ser el centro y que termine clausurada en una maraña
de obsesiones y procedimientos. Si algo debe inquietarnos
santamente... es que tantos hermanos nuestros vivan” sin la amistad
de Jesús.
El
Papa indica las “tentaciones de los agentes pastorales”:
individualismo, crisis de identidad, caída del fervor.“La mayor
amenaza” es “el gris pragmatismo de la vida cotidiana de la
Iglesia en el cual aparentemente todo procede con normalidad, pero en
realidad la fe se va desgastando”. Exhorta a no dejarse vencer por
un “pesimismo estéril” y a ser signos de esperanza poniendo en
marcha “la revolución de la ternura”. Es necesario huir de la
“espiritualidad del bienestar” que rechaza los “compromisos
fraternos” y vencer “la mundanidad espiritual” que consiste en
“buscar, en lugar de la gloria del Señor, la gloria humana”. El
Papa habla de los que “se sienten superiores a otros” por ser
“inquebrantablemente fieles a cierto estilo católico propio del
pasado” y, “en lugar de evangelizar lo que se hace es
...clasificar a los demás”, o de los que tienen un “cuidado
ostentoso de la liturgia, de la doctrina y del prestigio de la
Iglesia, pero sin preocuparles que el Evangelio tenga una real
inserción” en las necesidades de la gente. Se trata de “una
tremenda corrupción con apariencia de bien...¡Dios nos libre de una
Iglesia mundana bajo ropajes espirituales o pastorales!” .
Lanza
un llamamiento a las comunidades eclesiales a no caer en envidias ni
en celos “dentro del Pueblo de Dios y en las distintas comunidades,
¡cuántas guerras!” .“¿A quién vamos a evangelizar con esos
comportamientos?. “Subraya la necesidad de hacer crecer la
responsabilidad de los laicos, mantenidos “al margen de las
decisiones.” a raíz de “un excesivo clericalismo”.Afirma que
“todavía es necesario ampliar los espacios para una presencia
femenina más incisiva en la Iglesia”, en particular “en los
diversos lugares donde se toman las decisiones importantes” .“Las
reivindicaciones de los legítimos derechos de las mujeres...no se
pueden eludir superficialmente” .Los jóvenes deben tener “un
protagonismo mayor”.Frente a la escasez de vocaciones en algunos
lugares, afirma que “no se pueden llenar los seminarios con
cualquier tipo de motivaciones”.
Afrontando
el tema de la inculturación, recuerda que “el cristianismo no
tiene un único modo cultural” y que el rostro de la Iglesia es
“pluriforme”. “No podemos pretender que los pueblos de todos
los continentes, al expresar la fe cristiana, imiten los modos que
encontraron los pueblos europeos en un determinado momento de la
historia”. El Papa reafirma la “fuerza activamente
evangelizadora” de la piedad popular y alienta la investigación
de los teólogos, invitándoles a llevar en el corazón “la
finalidad evangelizadora de la Iglesia” y a no contentarse con
“una teología de escritorio”.
Se
detiene “con cierta meticulosidad, en la homilía” porque “son
muchos los reclamos que se dirigen en relación con este gran
ministerio y no podemos hacer oídos sordos”. La homilía “debe
ser breve y evitar parecerse a una charla o una clase”, debe saber
decir “palabras que hacer arder los corazones”, huyendo de “una
predicación puramente moralista o adoctrinadora”. Subraya la
importancia de la preparación: “Un predicador que no se prepara no
es «espiritual»; es deshonesto e irresponsable” .“Una buena
homilía...debe contener «una idea, un sentimiento, una imagen» .La
predicación debe ser positiva para que de “siempre ... esperanza”
y no nos deje “encerrados en la negatividad”.El anuncio mismo del
Evangelio debe tener características positivas: “cercanía,
apertura al diálogo, paciencia, acogida cordial que no condena”.
Hablando
de los retos del mundo contemporáneo, el Papa denuncia el sistema
económico actual: “es injusto en su raíz” .“Esa economía
mata” porque predomina “la ley del más fuerte”. La cultura
actual del “descarte” ha creado “algo nuevo”: “Los
excluidos no son «explotados» sino desechos, «sobrantes»”.
Vivimos en una “nueva tiranía invisible, a veces virtual”, de
un “mercado divinizado” donde imperan la “especulación
financiera”, “una corrupción ramificada y una evasión fiscal
egoísta” .Denuncia los “ataques a la libertad religiosa” y
“las nuevas situaciones de persecución a los cristianos... En
muchos lugares se trata más bien de una difusa indiferencia
relativista”. La familia –prosigue el Papa- “atraviesa una
crisis cultural profunda”. Insistiendo en “el aporte
indispensable del matrimonio a la sociedad” ,subraya que “el
individualismo posmoderno y globalizado favorece un estilo de vida
que...desnaturaliza los vínculos familiares”.
Reafirma
“la íntima conexión que existe entre evangelización y promoción
humana” y el derecho de los pastores “a emitir opiniones sobre
todo aquello que afecte a la vida de las personas”. “Nadie puede
exigirnos que releguemos la religión a la intimidad secreta de las
personas, sin influencia alguna en la vida social”. Cita a Juan
Pablo II cuando afirma que la Iglesia «no puede ni debe quedarse al
margen en la lucha por la justicia» . “Para la Iglesia la opción
por los pobres es una categoría teológica” antes que sociológica.
“Por eso quiero una Iglesia pobre para los pobres. Ellos tienen
mucho que enseñarnos”. “Mientras no se resuelvan radicalmente
los problemas de los pobres... no se resolverán los problemas del
mundo”. “La política, tan denigrada” –afirma- “es una de
las formas más preciosas de la caridad” . “¡Ruego al Señor que
nos regale más políticos a quienes les duela de verdad.... la vida
de los pobres!”. Después una advertencia: “Cualquier comunidad
de la Iglesia” que se olvide de los pobres “correrá el riesgo de
la disolución”.
El
Papa invita a cuidar a los más débiles: “los sin techo, los
toxicodependientes, los refugiados, los pueblos indígenas, los
ancianos cada vez más solos y abandonados” y los migrantes, por
los que exhorta a los países “a una generosa apertura”. Habla de
las víctimas de la trata de personas y de nuevas formas de
esclavitud: “En nuestras ciudades está instalado este crimen
mafioso y aberrante, y muchos tienen las manos preñadas de sangre
debido a la complicidad cómoda y muda”. “Doblemente pobres son
las mujeres que sufren situaciones de exclusión, maltrato y
violencia”. “Entre esos débiles, que la Iglesia quiere cuidar
con predilección” están “los niños por nacer, que son los más
indefensos e inocentes de todos, a quienes hoy se les quiere negar su
dignidad humana”. “No debe esperarse que la Iglesia cambie su
postura sobre esta cuestión... No es progresista pretender resolver
los problemas eliminando una vida humana”. A continuación un
llamamiento al respeto de todo lo creado: “estamos llamados a
cuidar la fragilidad del pueblo y del mundo en que vivimos”.
Por
cuanto respecta al tema de la paz, el Papa afirma que “es
necesaria una voz profética” cuando se quiere construir una
reconciliación falsa que “silencie” a los más pobres mientras
“algunos no quieren renunciar a sus privilegios”.Para la
construcción de una sociedad “en paz, justicia y fraternidad”
indica cuatro principios: “El tiempo es superior al espacio”
significa “trabajar a largo plazo, sin obsesionarse por resultados
inmediatos” .“La unidad prevalece sobre el conflicto” quiere
decir obrar para que los opuestos alcancen “una unidad pluriforme
que engendra nueva vida” . “La realidad es más importante que la
idea” significa evitar que la política y la fe se reduzcan a la
retórica .“El todo es superior a la parte” significa aunar
globalización y localización.
“La
evangelización -continúa el Papa- también implica un camino de
diálogo” que abre a la Iglesia para colaborar con todas las
realidades políticas, sociales, religiosas y culturales. El
ecumenismo es “un camino ineludible de la evangelización”. Es
importante el enriquecimiento recíproco: “¡cuántas cosas podemos
aprender unos de otros!, por ejemplo, “en el diálogo con los
hermanos ortodoxos, los católicos tenemos la posibilidad de aprender
algo más sobre el sentido de la colegialidad episcopal y sobre su
experiencia de la sinodalidad” ; “el diálogo y la amistad con
los hijos de Israel son parte de la vida de los discípulos de
Jesús”; “el diálogo interreligioso”, que se conduce con “una
identidad clara y gozosa”, es “es una condición necesaria para
la paz en el mundo” y no oscurece la evangelización ; “en esta
época adquiere gran importancia la relación con los creyentes del
Islam”: el Papa implora “humildemente” para que los países de
tradición islámica aseguren la libertad religiosa a los cristianos,
también “¡teniendo en cuenta la libertad que los creyentes del
Islam gozan en los países occidentales!”. “Frente a episodios de
fundamentalismo violento” invita a “evitar odiosas
generalizaciones, porque el verdadero Islam y una adecuada
interpretación del Corán se oponen a toda violencia” . Y contra
el intento de privatizar las religiones en algunos contextos, afirma
que “el debido respeto a las minorías de agnósticos o no
creyentes no debe imponerse de un modo arbitrario que silencie las
convicciones de mayorías creyentes o ignore la riqueza de las
tradiciones religiosas” . Reitera de este modo la importancia del
diálogo y de la alianza entre creyentes y no creyentes.
El
último capítulo está dedicado a los “evangelizadores con
Espíritu”, que son aquellos que “se abren sin temor a la acción
del Espíritu Santo” que “infunde la fuerza para anunciar la
novedad del Evangelio con audacia (parresía), en voz alta y en todo
tiempo y lugar, incluso a contracorriente” .Se trata de
“evangelizadores que oran y trabajan” ,conscientes de que “la
misión es una pasión por Jesús pero, al mismo tiempo, una pasión
por su pueblo” : “Jesús quiere que toquemos la miseria humana,
que toquemos la carne sufriente de los demás” . “En nuestra
relación con el mundo-precisa-, se nos invita a dar razón de
nuestra esperanza, pero no como enemigos que señalan y condenan” .
“Sólo puede ser misionero –añade- alguien que se sienta bien
buscando el bien de los demás, deseando la felicidad de los otros”:
“si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica
la entrega de mi vida” . El Papa invita a no desanimarse ante los
fracasos o la escasez de resultados porque la “fecundidad es muchas
veces invisible, inaferrable, no puede ser contabilizada”; “sólo
sabemos que nuestra entrega es necesaria” . La Exhortación
concluye con una oración a María “Madre del Evangelio”. “Hay
un estilo mariano en la actividad evangelizadora de la Iglesia.
Porque cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo
revolucionario de la ternura y del cariño”.
Para
leer el texto completo en castellano de la exhortación apostólica
“Evangelii Gaudium” o descargarlo en formato PDF, pinchar en el
siguiente link o copiarlo.
http://www.vatican.va/phome_sp.htm