CIUDAD DEL VATICANO, 18 DIC 2002 (VIS) - En la última audiencia general de 2002, celebrada en el Aula Pablo VI, el Santo Padre dedicó su catequesis a la Navidad.
Juan Pablo II recordó que "la liturgia del Adviento, llena de constantes llamamientos a la espera alegre del Mesías, nos ayuda a percibir plenamente el valor y el significado del misterio de la Navidad. No se trata de conmemorar solo el evento histórico de hace más de 2000 años en una aldea de Judea. Es necesario comprender más bien que toda nuestra vida debe ser un 'adviento', una espera atenta de la definitiva venida de Cristo. Para predisponer nuestro ánimo a acoger al Señor (...) debemos aprender a reconocerlo en los acontecimientos de la existencia cotidiana".
"La Iglesia -continuó- nos ofrece en la liturgia de estos días tres singulares 'guías', que nos indican como tenemos que prepararnos para ir al encuentro de este divino 'huésped' de la humanidad".
En primer lugar, dijo el Papa, Isaías, que "exhorta a mantenerse atentos en la oración, para reconocer 'los signos' de la venida del Mesías. Después, Juan el Bautista, precursor del Mesías, que se presenta como 'voz del que grita en el desierto', predicando 'un bautismo de conversión para el perdón de los pecados'. Es la única condición para reconocer al Mesías ya presente en el mundo. Finalmente, María, que en esta novena de preparación a la Navidad, nos guía hacia Belén. María es la mujer del 'sí', que a diferencia de Eva, hace suyo, sin reservas, el proyecto de Dios. De este modo se convierte en una luz clara para nuestros pasos y en el modelo más alto en el que inspirarnos".
AG;NAVIDAD;...;...;VIS;20021218;290;
Juan Pablo II recordó que "la liturgia del Adviento, llena de constantes llamamientos a la espera alegre del Mesías, nos ayuda a percibir plenamente el valor y el significado del misterio de la Navidad. No se trata de conmemorar solo el evento histórico de hace más de 2000 años en una aldea de Judea. Es necesario comprender más bien que toda nuestra vida debe ser un 'adviento', una espera atenta de la definitiva venida de Cristo. Para predisponer nuestro ánimo a acoger al Señor (...) debemos aprender a reconocerlo en los acontecimientos de la existencia cotidiana".
"La Iglesia -continuó- nos ofrece en la liturgia de estos días tres singulares 'guías', que nos indican como tenemos que prepararnos para ir al encuentro de este divino 'huésped' de la humanidad".
En primer lugar, dijo el Papa, Isaías, que "exhorta a mantenerse atentos en la oración, para reconocer 'los signos' de la venida del Mesías. Después, Juan el Bautista, precursor del Mesías, que se presenta como 'voz del que grita en el desierto', predicando 'un bautismo de conversión para el perdón de los pecados'. Es la única condición para reconocer al Mesías ya presente en el mundo. Finalmente, María, que en esta novena de preparación a la Navidad, nos guía hacia Belén. María es la mujer del 'sí', que a diferencia de Eva, hace suyo, sin reservas, el proyecto de Dios. De este modo se convierte en una luz clara para nuestros pasos y en el modelo más alto en el que inspirarnos".
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