CIUDAD DEL VATICANO, 17 JUL 2008 (VIS).-Los jefes Ancianos de los Aborígenes australianos acogieron esta tarde al Santo Padre en el muelle de Rose Bay con una ceremonia de bienvenida, con cantos en el dialecto local y en las diversas lenguas de las poblaciones indígenas de Oceanía.
Benedicto XVI se embarcó en la nave Sydney 2000 para recorrer las 6 millas marítimas que le separaban del Barangaroo East Darling Harbour. A su lado, en la terraza del segundo puente de bordo iban los cardenales Tarcisio Bertone, George Pell y Stanislaw Rylko, mientras en el primer y tercer puente, grupos de jóvenes enarbolaban las banderas de la JMJ. Una flotilla de barcas con jóvenes a bordo acompañaba la "nave papal" durante el trayecto hasta la ensenada de Barangaroo, que lleva el nombre de la esposa del jefe de la población aborigen local.
A su llegada, el Santo Padre fue acogido por numerosos jóvenes aborígenes australianos y por jóvenes de la zona del Pacífico, que entonaron cantos indígenas seguidos por el "Tu es Petrus".
El Papa dio las gracias a los Ancianos de los Aborígenes y pidió que transmitieran su saludo a todos sus pueblos. "Estoy profundamente emocionado de encontrarme en vuestra tierra -dijo- conociendo los sufrimientos e injusticias que ha soportado, pero consciente también de la regeneración y de la esperanza que en estos momentos viven, con orgullo legítimo, todos los australianos".
"Frente a mí -prosiguió- veo una imagen vibrante de la Iglesia universal. La variedad de naciones y culturas de la que procedéis demuestra que la Buena Nueva de Cristo es para todos y para cada uno; ha llegado a los confines de la tierra. Y, sin embargo, sé que buena parte de vosotros sigue buscando una patria espiritual. Algunos, absolutamente bienvenidos entre nosotros, no son católicos ni cristianos. Otros, se mueven en las fronteras de la vida de la parroquia y de la Iglesia. Quiero ofreceros mi aliento: acercaos al amoroso abrazo de Cristo; reconoced a la Iglesia como vuestra casa. Ninguno está obligado a quedarse fuera, porque desde el día de Pentecostés la Iglesia es universal".
Benedicto XVI elogió "el majestuoso esplendor de la belleza natural de Australia", que "suscita un sentido profundo de temor reverencial, como una rápida ojeada a la historia de la creación que narra la Génesis: la luz y las tinieblas, el sol y la luna, las aguas, la tierra y las criaturas. Todo eso es bueno a los ojos de Dios".
Pero "hay heridas que marcan la superficie de la tierra: la erosión, la deforestación, el derroche de los recursos minerales y marinos para alimentar un consumismo insaciable" y (...) no sólo el ambiente natural, sino el social, el hábitat que creamos, tiene cicatrices: heridas que indican que algo no va bien, (...) un veneno que amenaza con corroer lo que es bueno, plasmar de nuevo lo que somos y distorsionar el fin para el que fuimos creados. Los ejemplos abundan, los más patentes son el alcohol y el abuso de drogas, la exaltación de la violencia y la degradación sexual, presentados a menudo en la televisión e Internet como diversión".
"Me pregunto -observó el Papa- cómo podría alguien explicar a las personas víctimas de la violencia o de la explotación sexual que esas tragedias, reproducidas de forma virtual, se consideran sencillamente una "diversión". Hay algo siniestro que brota del hecho de que la libertad y la tolerancia se separan muy a menudo de la verdad. Todo ello se alimenta de la idea, ampliamente difundida en nuestra época, de que no hay una verdad absoluta que guíe nuestra vida. El relativismo, dando valor a todo sin discriminación, ha hecho que "la experiencia" sea lo más importante".
"¡La vida no está gobernada por la suerte, no es casual! -exclamó-. Vuestra existencia personal ha sido querida y bendecida por Dios y tiene una finalidad. La vida no es una simple sucesión de hechos y experiencias. (...) Es una búsqueda de la verdad, del bien, de la belleza. Con ese fin tomamos nuestras decisiones, ejercemos nuestra libertad y, en esto, en la verdad, en el bien y en la belleza, encontramos la felicidad y la alegría. No os dejéis engañar por los que ven en vosotros simples consumidores en un mercado de posibilidades indiferenciadas, donde la elección en sí misma se convierte en bien, la novedad se hace pasar por belleza y la experiencia subjetiva suplanta a la verdad.
"Cristo ofrece más. Ofrece todo. Sólo él, que es la Verdad, puede ser el Camino y por lo tanto la Vida", pero "la tarea de ser testigos hoy es difícil. Muchos pretenden que Dios se deje al margen y que la religión y la fe, oportunas para los individuos, se excluyan de la vida pública o se usen sólo para seguir fines pragmáticos limitados. Esta visión secularizada intenta explicar la vida humana y plasmar la sociedad con pocas o con ninguna referencia al Creador. Se presenta como una fuerza neutral, imparcial y respetuosa de cada uno. En realidad, como toda ideología, el secularismo impone una visión global. Si Dios es irrelevante en la vida pública, la sociedad podrá ser plasmada según una imagen privada de Dios y las discusiones y las políticas relativas al bien común se llevarán a cabo basándose más en las consecuencias que en los principios enraizados en la verdad".
Sin embargo, advirtió el pontífice, "la experiencia demuestra que la separación del plan de Dios creador causa un desorden que tiene repercusiones inevitables sobre el resto de la creación. Cuando se eclipsa a Dios, nuestra capacidad de reconocer el orden natural, el fin y el bien comienza a desvanecerse".
El Santo Padre invitó a los jóvenes a "estar alerta a los signos de dar la espalda a la estructura moral que Dios ha dado a la humanidad" y a "reconocer que la dignidad innata del individuo se asienta en su identidad más profunda, como imagen del Creador y que, por eso, los derechos humanos son universales, basados en la ley natural y no en algo que depende de negociaciones o condescendencia, ni tanto menos del compromiso. Así llegamos a pensar en el puesto que ocupan en nuestra sociedad los pobres, los ancianos, los inmigrantes, los que no tienen voz. ¿Cómo puede ser que la violencia doméstica atormente a tantas madres y a tantos niños? ¿Cómo es posible que (...) el seno materno se haya convertido en lugar de violencia innombrable?".
"La creación de Dios es única y buena. La preocupación por la no violencia, el desarrollo sostenible, la justicia y la paz, el cuidado del medio ambiente, son de importancia vital para la humanidad. Pero no podemos comprender todo ello si prescindimos de una reflexión sobre la dignidad innata de la vida humana desde su concepción hasta la muerte natural, dignidad otorgada por Dios y por lo tanto inviolable".
"Nuestro mundo está cansado de la avidez, de la explotación, de la división, del tedio de falsos ídolos y respuestas parciales, y de la pena de falsas promesas- concluyó Benedicto XVI-. Nuestro corazón y nuestra mente anhelan una visión de la vida donde reine el amor, donde los dones se compartan, se edifique la unidad, la libertad encuentre su significado en la verdad y la identidad se encuentre en una comunión respetuosa. ¡Esta es obra del Espíritu Santo! ¡Esta es la esperanza que ofrece el Evangelio de Jesucristo!".
Finalizado el encuentro, el Papa se trasladó a la Cathedral House en papamóvil y durante el recorrido pasó ante la Opera House, desde 2007 patrimonio mundial de la humanidad, siendo aclamado por la multitud.
PV-AUSTRALIA/FIESTA JOVENES/SYDNEY VIS 20080717 (1260)