CIUDAD DEL VATICANO, 3 DIC 2003 (VIS).-Monseñor Renato Volante, jefe de la Delegación de la Santa Sede intervino hoy en la XXXII sesión de la Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que se celebra en Roma del 29 de noviembre al 10 de diciembre.
En su discurso, el prelado reafirmó el aprecio de la Santa Sede "por la meritoria acción desempeñada por la FAO en favor del desarrollo agrario y alimentario" y recordó que desde la posición de observadora su delegación quiere "alentar el esfuerzo de todos -gobiernos, organizaciones de la sociedad civil e individuos- y apoyar los esfuerzos llevados a cabo hasta ahora en favor de una gestión 'apropiada y sostenible' de los recursos de la creación de cara a la deseada seguridad alimentaria que esté a la altura de la dignidad de la persona humana en todos los lugares del planeta".
Después, refiriéndose a la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, celebrada en 1996 y en la que los estados miembros de la FAO se comprometieron a reducir a la mitad la cifra (800 millones) de personas hambrientas para el Año 2015, dijo: "El hambre y la malnutrición no sólo impiden el pleno desarrollo de la personalidad de cada ser humano, sino que constituyen una evidente negación de sus derechos fundamentales, los mismos que se proclaman y afirman en cartas y declaraciones internacionales y en diversas formas dentro de los Estados. Sólo una solidaridad concreta, que consista en una aportación a los recursos del presupuesto, permitirá mirar al futuro con mayor confianza".
Tras recordar que los recursos agrarios y alimentarios determinan principalmente la capacidad productiva de los países y generan ocupación y desarrollo económico, subrayó el deseo de la delegación, "sobre la base de la visión de atención global a los más pobres y débiles, de que se (…) apoyen las actividades y prácticas artesanales, que constituyen en efecto la realidad económica de base para la mayor parte de los países en desarrollo".
Monseñor Volante concluyó recordando la Alianza Mundial contra el Hambre, adoptada al final de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después y afirmó que su resultado era "cuestión de voluntad y responsabilidad política, (…) que se traduce en los diversos aspectos que interesan los sectores de la agricultura, los bosques y la pesca, teniendo en cuenta de forma particular las cuestiones ligadas a la ecología y a la gestión de los recursos".
DELSS/CONFERENCIA FAO/VOLANTE VIS20031203 (400)