CIUDAD DEL VATICANO, 13 DIC 2007 (VIS).-Benedicto XVI recibió hoy en el Vaticano las cartas credenciales de los nuevos embajadores ante la Santa Sede de Tailandia (Chaiyong Satjipanon); Seychelles (Alain Butler-Payette); Namibia (Peter Hitjitevi Katjavivi); Gambia (Elizabeth Ya Eli Harding); Suriname (Urmila Joella-Sewnundun); Singapur (Barry Desker) y Kuwait (Suhail Khalil Shuhaiber).
El Papa dirigió un discurso común, en francés, a todos los diplomáticos y entregó personalmente a cada uno otro discurso relativo a sus propios países.
"Vuestra función de diplomáticos es particularmente importante en el mundo actual -dijo el Santo Padre en el discurso común- para demostrar que en todas las situaciones de la vida internacional, el diálogo debe imponerse sobre la violencia, y que el deseo de paz y de fraternidad debe prevalecer sobre los contrastes y el individualismo que llevan solamente a tensiones y rencores que no contribuyen a construir sociedades reconciliadas".
"A través de vosotros -continuó- quiero lanzar un nuevo llamamiento a todas las personas que desempeñan una función en la vida social y a aquellas que participan en los gobiernos de las naciones, para que hagan todo cuanto esté en sus manos para devolver la esperanza a los pueblos que gobiernan" y "tengan en cuenta sus aspiraciones más profundas para que todos puedan beneficiarse del producto de las riquezas naturales y económicas de su país de acuerdo con los principios de justicia y equidad".
Benedicto XVI subrayó que los jóvenes son "la primera riqueza de un país" y que "su educación integral" era "una necesidad primordial". El Papa recordó que no bastaba en este sentido una formación meramente técnica y científica, sino que se debía "privilegiar una educación basada en los valores humanos y morales" para que los jóvenes pudieran "ocupar el lugar que les corresponde en el crecimiento de la nación, sensibilizados también por las necesidades de los demás".
La educación, "con la ayuda de las instituciones de la comunidad internacional comprometidas en la erradicación del analfabetismo y de la escasez de formación", dijo el Papa, es "un modo particularmente importante para luchar contra la desesperación que puede anidarse en los corazones de los jóvenes y estar en la base de numerosos actos de violencia, individual o colectiva".
El Santo Padre terminó su discurso recordando que la Iglesia Católica, "gracias a sus diversas instituciones educativas, está en primera línea, junto con los seres humanos de buena voluntad, en el sector de la formación global de los jóvenes".
En el discurso personal al embajador de Tailandia, el Papa expresa su preocupación por "el azote del SIDA, la prostitución y el tráfico de mujeres y niños que siguen afligiendo a los países de la región". En este contexto subraya que "la decadencia de valores morales, acompañados por la banalización de la sexualidad en las empresas de medios de comunicación y entretenimiento, llevan a la degradación de las mujeres y al abuso de los niños. La complejidad de esta horrible explotación humana exige respuestas internacionales coordinadas".
Refiriéndose a la concepción cristiana del amor humano y de la sexualidad, el Santo Padre escribe al representante de Namibia que "la comprensión del matrimonio como comunión total, recíproca y exclusiva de amor entre un hombre y una mujer, no solo está en armonía con el plan del Creador, sino que facilita un comportamiento más idóneo para prevenir la transmisión sexual de enfermedades: la abstinencia antes del matrimonio y la fidelidad en el matrimonio".
Benedicto XVI afirma en su discurso al embajador de Singapur que "la Iglesia está especialmente preocupada en la defensa de los derechos universales de la vida y de la libertad religiosa". "El reconocimiento efectivo del derecho a la libertad de conciencia y a la libertad religiosa es uno de los deberes más graves de cada comunidad que desee asegurar realmente el bien de los individuos y de la sociedad. Su gobierno -añade el Papa-, es conocido por su compromiso en iniciativas encaminadas a promover el diálogo, el respeto y la cooperación entre los diferentes grupos religiosos, que es especialmente importante debido a la diversidad en la pertenencia étnica y religiosa de la población".
Dirigiéndose al representante de Kuwait ante la Santa Sede, el Papa resalta que este país, "que ha superado los efectos devastadores de la violencia y de la guerra, sigue jugando un papel importante en el delicado proceso de reconciliación, que ofrece la única esperanza segura para la resolución de los numerosos problemas complejos que afectan a Oriente Medio".
CD/CREDENCIALES/... VIS 20071213 (740)