CIUDAD DEL VATICANO, 17 MAY 2006 (VIS).-En la catequesis de la audiencia general de hoy, Benedicto XVI prosiguió "el proyecto de reflexión sobre el ministerio apostólico", centrándose esta vez en "la personalidad de los apóstoles". La audiencia se celebró en la Plaza de San Pedro y contó con la presencia de 60.000 personas.
"Pedro -dijo el Papa-, es el personaje más conocido y más citado en el Nuevo Testamento. (...) Tenía una pequeña empresa de pesca en el lago de Genesaret (...) y estaba animado por un sincero interés religioso que le llevó a desplazarse con su hermano Andrés a Judea para seguir la predicación de Juan Bautista".
"Era un judío creyente, confiado en la presencia activa de Dios en la historia de su pueblo y apenado por no ver su acción poderosa en los acontecimientos de aquellos años de los que era testigo. (...) Los evangelios nos cuentan que Pedro es uno de los cuatro primeros discípulos del Nazareno, a los que se añade un quinto, siguiendo la costumbre de todo rabí de tener cinco discípulos. Cuando Jesús pase de cinco a doce discípulos estará clara la novedad de su misión: viene a reunir el Israel escatológico, simbolizado por el número doce, como eran las tribus de Israel".
"Simón aparece en el Evangelio -prosiguió el Santo Padre- con un carácter decidido e impulsivo; está dispuesto a imponer sus razones incluso con la fuerza" y "al mismo tiempo a veces es ingenuo y miedoso, también honrado y capaz de arrepentirse sinceramente".
"Los Evangelios permiten seguir paso tras paso su itinerario espiritual. El punto de partida es la llamada de Jesús. Sucede un día cualquiera mientras Pedro está trabajando. (...) Jesús le dice: "echad las redes". (...) Simón, el pescador, se fía de este rabí, que no le explica las cosas, pero le invita a confiar en El. (...) Pedro se deja involucrar en esta gran aventura, es generoso, conoce sus límites, pero cree en aquel que lo llama y sigue el dictado de su corazón. Dice que sí y se convierte en discípulo de Jesús".
"Otro momento significativo en su camino espiritual lo vivirá cerca de Cesarea de Filipo, cuando Jesús pregunta a los discípulos: "¿Quien dice la gente que soy?" (...) y Pedro responde, también en nombre de los demás: "Tú eres Cristo".
"Esa respuesta de Pedro -subrayó el Papa- es como si llevase en sí el germen de la futura confesión de fe de la Iglesia. Sin embargo, Pedro no había entendido el contenido profundo de la misión mesiánica de Jesús y lo demuestra poco después, dejando entender que el Mesías que está siguiendo en sus sueños es muy distinto de aquel del proyecto de Dios. Frente al anuncio de la pasión se escandaliza y protesta".
"Pedro quiere un Mesías que sea "un hombre divino", que cumpla las expectativas de la gente imponiendo a todos su potencia. Jesús se presenta como el "Dios humano" que desbarata las expectativas de la multitud tomando un camino de humildad y sufrimiento. (...) Pedro aprende lo que significa verdaderamente seguir a Jesús, (...) aunque acoge con dificultad la invitación y prosigue su camino tras las huellas del Maestro".
AG/APOSTOLES/PEDRO VIS 20060517 (530)
"Pedro -dijo el Papa-, es el personaje más conocido y más citado en el Nuevo Testamento. (...) Tenía una pequeña empresa de pesca en el lago de Genesaret (...) y estaba animado por un sincero interés religioso que le llevó a desplazarse con su hermano Andrés a Judea para seguir la predicación de Juan Bautista".
"Era un judío creyente, confiado en la presencia activa de Dios en la historia de su pueblo y apenado por no ver su acción poderosa en los acontecimientos de aquellos años de los que era testigo. (...) Los evangelios nos cuentan que Pedro es uno de los cuatro primeros discípulos del Nazareno, a los que se añade un quinto, siguiendo la costumbre de todo rabí de tener cinco discípulos. Cuando Jesús pase de cinco a doce discípulos estará clara la novedad de su misión: viene a reunir el Israel escatológico, simbolizado por el número doce, como eran las tribus de Israel".
"Simón aparece en el Evangelio -prosiguió el Santo Padre- con un carácter decidido e impulsivo; está dispuesto a imponer sus razones incluso con la fuerza" y "al mismo tiempo a veces es ingenuo y miedoso, también honrado y capaz de arrepentirse sinceramente".
"Los Evangelios permiten seguir paso tras paso su itinerario espiritual. El punto de partida es la llamada de Jesús. Sucede un día cualquiera mientras Pedro está trabajando. (...) Jesús le dice: "echad las redes". (...) Simón, el pescador, se fía de este rabí, que no le explica las cosas, pero le invita a confiar en El. (...) Pedro se deja involucrar en esta gran aventura, es generoso, conoce sus límites, pero cree en aquel que lo llama y sigue el dictado de su corazón. Dice que sí y se convierte en discípulo de Jesús".
"Otro momento significativo en su camino espiritual lo vivirá cerca de Cesarea de Filipo, cuando Jesús pregunta a los discípulos: "¿Quien dice la gente que soy?" (...) y Pedro responde, también en nombre de los demás: "Tú eres Cristo".
"Esa respuesta de Pedro -subrayó el Papa- es como si llevase en sí el germen de la futura confesión de fe de la Iglesia. Sin embargo, Pedro no había entendido el contenido profundo de la misión mesiánica de Jesús y lo demuestra poco después, dejando entender que el Mesías que está siguiendo en sus sueños es muy distinto de aquel del proyecto de Dios. Frente al anuncio de la pasión se escandaliza y protesta".
"Pedro quiere un Mesías que sea "un hombre divino", que cumpla las expectativas de la gente imponiendo a todos su potencia. Jesús se presenta como el "Dios humano" que desbarata las expectativas de la multitud tomando un camino de humildad y sufrimiento. (...) Pedro aprende lo que significa verdaderamente seguir a Jesús, (...) aunque acoge con dificultad la invitación y prosigue su camino tras las huellas del Maestro".
AG/APOSTOLES/PEDRO VIS 20060517 (530)