CIUDAD DEL VATICANO, 4 ENE 2008 (VIS).-Benedicto XVI visitó esta mañana la Casa de acogida "Dono di María", situada en la Ciudad del Vaticano, que el Siervo de Dios Juan Pablo II confió a la beata Madre Teresa de Calcuta en 1988.
Tras un breve saludo de la superiora de la Casa, sor Mark Poustani, el Papa dijo unas palabras. "He venido aquí -afirmó- para renovar mi gratitud a las religiosas, voluntarios y colaboradores, pero sobre todo para manifestar mi cercanía espiritual a vosotros, queridos amigos, que en esta casa recibís una cariñosa acogida, escucha, comprensión y un cotidiano apoyo, tanto material como espiritual. Estoy aquí para deciros que el Papa os quiere y os acompaña de cerca".
El Santo Padre recordó que la beata Madre Teresa quiso llamar "Dono di María" a esta Casa porque "deseaba que aquí se pudiera experimentar siempre el amor de la Santísima Virgen. Para quien llame a la puerta supone un don de María sentirse acogido por los brazos de las religiosas y de los voluntarios. También es un don de María la presencia de los que escuchan a las personas que se hallan en dificultad y les sirven con la misma actitud que llevó prontamente a la Madre del Señor hacia santa Isabel".
"Que este estilo de amor evangélico -continuó- caracterice siempre vuestra vocación, para que además de la ayuda material, podáis comunicar a cuantos encontréis cotidianamente aquella misma pasión por Cristo y aquella luminosa "sonrisa de Dios" que animaron la existencia de Madre Teresa".
Refiriéndose a la Navidad, el Papa subrayó que en este tiempo "se nos muestra la infinita bondad de Dios, que haciéndose Niño, quiso salir al encuentro de la pobreza y de la soledad de los seres humanos; aceptó habitar entre nosotros, compartiendo nuestras dificultades cotidianas; no dudó en llevar con nosotros el peso de la existencia, con sus fatigas y sus preocupaciones. Ha nacido para nosotros, para quedarse con nosotros y ofrecer a todos los que le abren la puerta del propio corazón el don de su alegría, de su paz, de su amor. Naciendo en una gruta, porque no había otro lugar para El, Jesús conoció las incomodidades que experimentan muchos de vosotros".
"La Navidad -añadió- nos ayuda a comprender que Dios no nos abandona nunca y viene siempre a nuestro encuentro, nos protege y se preocupa de cada uno, porque cada persona, sobre todo la más pequeña e indefensa, es preciosa a sus ojos de Padre rico de ternura y misericordia".
Después de visitar el comedor de las mujeres y el de los hombres y el reparto de las mujeres enfermas, Benedicto XVI se dirigió a la Iglesia de San Salvatore in Ossibus, contigua a la Casa.
El Santo Padre saludó a las misioneras de la Caridad, a un grupo de colaboradores laicos y a los superiores generales de las dos ramas masculinas de la familia fundada por la beata Madre Teresa: los Misioneros de la Caridad y los Hermanos Contemplativos Misioneros de la Caridad.
Esta visita, dijo el Papa, "es la continuación de las numerosas visitas realizadas por el Siervo de Dios Juan Pablo II, que deseó ardientemente esta Casa de acogida para los más pobres, precisamente aquí, en el centro mismo de la Iglesia, junto a Pedro, que sirvió, siguió y amó a Jesús, el Señor".
Tras recordar que Juan Pablo II inauguró esta Casa el 21 de mayo de 1988, Benedicto XVI dijo: "¡Cuántos gestos de caridad concreta se han realizado en estos años entre estos muros! Se trata de signos y ejemplos para las comunidades cristianas, de modo que se comprometan a ser siempre comunidades acogedoras y abiertas".
El Papa terminó pidiendo que la Virgen María, "que se ofreció toda Ella al Omnipotente y fue llena de toda gracia y bendición con la venida del Hijo de Dios, nos enseñe a hacer de nuestra existencia un don cotidiano a Dios Padre, en el servicio a los hermanos y en la escucha de su palabra y de su voluntad".
BXVI-VISITA/.../CASA DONO DI MARIA VIS 20080104 (700)
Tras un breve saludo de la superiora de la Casa, sor Mark Poustani, el Papa dijo unas palabras. "He venido aquí -afirmó- para renovar mi gratitud a las religiosas, voluntarios y colaboradores, pero sobre todo para manifestar mi cercanía espiritual a vosotros, queridos amigos, que en esta casa recibís una cariñosa acogida, escucha, comprensión y un cotidiano apoyo, tanto material como espiritual. Estoy aquí para deciros que el Papa os quiere y os acompaña de cerca".
El Santo Padre recordó que la beata Madre Teresa quiso llamar "Dono di María" a esta Casa porque "deseaba que aquí se pudiera experimentar siempre el amor de la Santísima Virgen. Para quien llame a la puerta supone un don de María sentirse acogido por los brazos de las religiosas y de los voluntarios. También es un don de María la presencia de los que escuchan a las personas que se hallan en dificultad y les sirven con la misma actitud que llevó prontamente a la Madre del Señor hacia santa Isabel".
"Que este estilo de amor evangélico -continuó- caracterice siempre vuestra vocación, para que además de la ayuda material, podáis comunicar a cuantos encontréis cotidianamente aquella misma pasión por Cristo y aquella luminosa "sonrisa de Dios" que animaron la existencia de Madre Teresa".
Refiriéndose a la Navidad, el Papa subrayó que en este tiempo "se nos muestra la infinita bondad de Dios, que haciéndose Niño, quiso salir al encuentro de la pobreza y de la soledad de los seres humanos; aceptó habitar entre nosotros, compartiendo nuestras dificultades cotidianas; no dudó en llevar con nosotros el peso de la existencia, con sus fatigas y sus preocupaciones. Ha nacido para nosotros, para quedarse con nosotros y ofrecer a todos los que le abren la puerta del propio corazón el don de su alegría, de su paz, de su amor. Naciendo en una gruta, porque no había otro lugar para El, Jesús conoció las incomodidades que experimentan muchos de vosotros".
"La Navidad -añadió- nos ayuda a comprender que Dios no nos abandona nunca y viene siempre a nuestro encuentro, nos protege y se preocupa de cada uno, porque cada persona, sobre todo la más pequeña e indefensa, es preciosa a sus ojos de Padre rico de ternura y misericordia".
Después de visitar el comedor de las mujeres y el de los hombres y el reparto de las mujeres enfermas, Benedicto XVI se dirigió a la Iglesia de San Salvatore in Ossibus, contigua a la Casa.
El Santo Padre saludó a las misioneras de la Caridad, a un grupo de colaboradores laicos y a los superiores generales de las dos ramas masculinas de la familia fundada por la beata Madre Teresa: los Misioneros de la Caridad y los Hermanos Contemplativos Misioneros de la Caridad.
Esta visita, dijo el Papa, "es la continuación de las numerosas visitas realizadas por el Siervo de Dios Juan Pablo II, que deseó ardientemente esta Casa de acogida para los más pobres, precisamente aquí, en el centro mismo de la Iglesia, junto a Pedro, que sirvió, siguió y amó a Jesús, el Señor".
Tras recordar que Juan Pablo II inauguró esta Casa el 21 de mayo de 1988, Benedicto XVI dijo: "¡Cuántos gestos de caridad concreta se han realizado en estos años entre estos muros! Se trata de signos y ejemplos para las comunidades cristianas, de modo que se comprometan a ser siempre comunidades acogedoras y abiertas".
El Papa terminó pidiendo que la Virgen María, "que se ofreció toda Ella al Omnipotente y fue llena de toda gracia y bendición con la venida del Hijo de Dios, nos enseñe a hacer de nuestra existencia un don cotidiano a Dios Padre, en el servicio a los hermanos y en la escucha de su palabra y de su voluntad".
BXVI-VISITA/.../CASA DONO DI MARIA VIS 20080104 (700)