Ciudad
del Vaticano, 30 marzo 2013
(VIS).- Ayer, Viernes Santo, el Santo Padre presidió, a las cinco de
la tarde, en la basílica de San Pedro, la celebración de la Pasión
del Señor. Después de la liturgia de la Palabra -en la que se
escuchó el relato de la Pasión según San Juan- y la homilía, se
rezó la Oración universal. El rito prosiguió con la adoración de
la Santa Cruz y concluyó con la comunión.
Horas
más tarde, a las nueva y cuarto de la noche, el Papa Francisco
presidió por primera vez el Vía Crucis en el Coliseo de Roma. Este
año los textos de las meditaciones y las oraciones que acompañan
las estaciones habían sido escritos por dos jóvenes libaneses,
guiados por el cardenal Bechara Boutros Raï, OMM, Patriarca de
Antioquía de los Maronitas (Líbano). Las imágenes del libro de los
fieles reproducían las realizadas por un anónimo franciscano de
Belén del siglo XIX. Más de cien mil personas, muchísimas de ellas
jóvenes, y un nutrido grupo procedente del Líbano asistieron al
acto.
El
Santo Padre siguió la ceremonia, que fue retransmitida en
mundovisión, desde un pequeño palco en la ladera del Palatino. Dos
jóvenes de la diócesis de Roma y dos libaneses sostenían las
antorchas al lado de la cruz, que fue llevada por el cardenal
Agostino Vallini, vicario de Su Santidad para la diócesis de Roma,
dos seminaristas chinos, dos frailes franciscanos de la Custodia de
Tierra Santa, dos religiosas nigerianas y dos del Líbano, dos
jóvenes de Brasil, dos familias de Italia y la India y una enferma
en silla de ruedas.
Al
final del Vía Crucis, el Papa pronunció las siguientes palabras:
"Queridos
hermanos y hermanas:
Os
doy las gracias por haber participado tan numerosos en este momento
de intensa oración. Y doy las gracias también a todos los que se
han unido a nosotros a través de los medios de comunicación social,
especialmente a las personas enfermas o ancianas. No quiero añadir
muchas palabras. En esta noche debe permanecer sólo una palabra, que
es la Cruz misma. La Cruz de Jesús es la Palabra con la que Dios ha
respondido al mal del mundo.
A
veces nos parece que Dios no responde al mal, que permanece en
silencio. En realidad Dios ha hablado, ha respondido, y su respuesta
es la Cruz de Cristo: una palabra que es amor, misericordia, perdón.
Y también juicio: Dios nos juzga amándonos. Recordemos esto: Dios nos juzga amándonos. Si acojo su amor estoy
salvado, si lo rechazo me condeno, no por él, sino por mí mismo,
porque Dios no condena, Él sólo ama y salva.
Queridos
hermanos, la palabra de la Cruz es también la respuesta de los
cristianos al mal que sigue actuando en nosotros y a nuestro
alrededor. Los cristianos deben responder al mal con el bien, tomando
sobre sí la Cruz, como Jesús. Esta noche hemos escuchado el
testimonio de nuestros hermanos del Líbano: son ellos que han
compuesto estas hermosas meditaciones y oraciones. Les agradecemos de
corazón este servicio y sobre todo el testimonio que nos dan. Lo
hemos visto cuando el Papa Benedicto fue al Líbano: hemos visto la
belleza y la fuerza de la comunión de los cristianos de aquella
Tierra y de la amistad de tantos hermanos musulmanes y muchos otros.
Ha sido un signo para Oriente Medio y para el mundo entero: un signo
de esperanza.
Continuemos
este Vía Crucis en la vida de cada día. Caminemos juntos por la vía
de la Cruz, caminemos llevando en el corazón esta palabra de amor y
de perdón. Caminemos esperando la resurrección de Jesús, que nos ama tanto. Es todo amor."
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