CIUDAD DEL VATICANO, 29 FEB 2008 (VIS).-Benedicto XVI recibió hoy en el Vaticano las cartas credenciales de Mary Ann Glendon, nueva embajadora de Estados Unidos ante la Santa Sede y ex presidenta de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales.
En su discurso el Papa, recordando este hecho, afirmó su convicción de que "el conocimiento y la experiencia" nacidos de la colaboración de la embajadora con la Santa Sede "serán beneficiosos en el cumplimiento de su tarea y enriquecerán la actividad de la comunidad diplomática a la que ahora pertenece".
"Desde el alba de la República, América ha sido siempre una nación que valora el papel de las creencias religiosas para garantizar un orden democrático ético y sólido", prosiguió el Santo Padre, subrayando la característica americana de "unir personas de buena voluntad independientemente de su raza, nacionalidad o credo (...) en la búsqueda del bien común".
"Esta tarea de reconciliar la unidad y la diversidad para perfilar un objetivo común y hacer acopio de la energía moral necesaria para alcanzarlo se ha convertido hoy en una tarea urgente para toda la familia humana, que cada vez es más consciente de la necesidad de interdependencia y solidaridad para hacer frente a los desafíos mundiales y construir un futuro de paz".
"La experiencia del siglo pasado, con su gravoso patrimonio de guerra y de violencia, que culminó en la exterminación planificada de enteros pueblos, ha dejado claro que el futuro de la humanidad no puede depender del simple compromiso político, (...) sino más bien es fruto de un acuerdo general más profundo basado en el reconocimiento de verdades universales". Por eso, "la construcción de una cultura jurídica mundial inspirada por los más altos ideales de justicia, solidaridad y paz exige el compromiso decidido, la esperanza y la generosidad de cada nueva generación".
"Ofrecer un futuro más seguro a la familia humana significa, ante todo -subrayó-, trabajar por el desarrollo integral de los pueblos y (...) poner barreras a la corrupción y a la militarización, que desvían recursos preciosos para muchos de nuestros hermanos y hermanas en los países más pobres".
"El progreso de la familia humana es amenazado no sólo por la plaga del terrorismo internacional, sino también por atentados a la paz como la aceleración de la carrera de armamentos o las continuas tensiones en Oriente Medio", recordó el Papa, aprovechando la ocasión para manifestar su esperanza de que "las negociaciones pacientes y transparentes lleven a la reducción y la eliminación de armas nucleares y de que la reciente conferencia de Anápolis sea el primero de una serie de pasos hacia la paz duradera en la región".
El Santo Padre recordó después el papel de las Naciones Unidas en la resolución de estos y otros problemas y subrayó que organismos internacionales como ese, por su naturaleza "son capaces de promover el diálogo sincero y el entendimiento y de reconciliar opiniones divergentes, así como de poner a punto políticas multilaterales y estrategias capaces de responder a los numerosos retos de este mundo complejo".
Benedicto XVI manifestó su gratitud por "la importancia atribuida por Estados Unidos al diálogo interreligioso e intercultural como una fuerza positiva para la pacificación". "La Santa Sede -añadió- está convencida del gran potencial espiritual de ese diálogo, en particular de cara a la promoción de no violencia y al rechazo de las ideologías que manipulan y desfiguran la religión para objetivos políticos, y justifican la violencia en nombre de Dios".
Por último, el Papa aludió al "aprecio histórico de los americanos por el papel de la religión a la hora de modular las materias públicas y de iluminar la dimensión moral inherente a las cuestiones sociales. Un papel -observó-, a menudo contestado en nombre de una comprensión limitada de la vida política y del debate público".
Ese aprecio, concluyó el Santo Padre, "se refleja en los esfuerzos de tantos compatriotas suyos y líderes de gobierno para garantizar protección jurídica al don divino de la vida desde el momento de la concepción hasta el de su muerte natural y salvaguardar la institución del matrimonio, reconocido como unión estable entre un hombre y una mujer, así como la institución familiar".
CD/CREDENCIALES/ESTADOS UNIDOS:GLENDON VIS 20080229 (690)
En su discurso el Papa, recordando este hecho, afirmó su convicción de que "el conocimiento y la experiencia" nacidos de la colaboración de la embajadora con la Santa Sede "serán beneficiosos en el cumplimiento de su tarea y enriquecerán la actividad de la comunidad diplomática a la que ahora pertenece".
"Desde el alba de la República, América ha sido siempre una nación que valora el papel de las creencias religiosas para garantizar un orden democrático ético y sólido", prosiguió el Santo Padre, subrayando la característica americana de "unir personas de buena voluntad independientemente de su raza, nacionalidad o credo (...) en la búsqueda del bien común".
"Esta tarea de reconciliar la unidad y la diversidad para perfilar un objetivo común y hacer acopio de la energía moral necesaria para alcanzarlo se ha convertido hoy en una tarea urgente para toda la familia humana, que cada vez es más consciente de la necesidad de interdependencia y solidaridad para hacer frente a los desafíos mundiales y construir un futuro de paz".
"La experiencia del siglo pasado, con su gravoso patrimonio de guerra y de violencia, que culminó en la exterminación planificada de enteros pueblos, ha dejado claro que el futuro de la humanidad no puede depender del simple compromiso político, (...) sino más bien es fruto de un acuerdo general más profundo basado en el reconocimiento de verdades universales". Por eso, "la construcción de una cultura jurídica mundial inspirada por los más altos ideales de justicia, solidaridad y paz exige el compromiso decidido, la esperanza y la generosidad de cada nueva generación".
"Ofrecer un futuro más seguro a la familia humana significa, ante todo -subrayó-, trabajar por el desarrollo integral de los pueblos y (...) poner barreras a la corrupción y a la militarización, que desvían recursos preciosos para muchos de nuestros hermanos y hermanas en los países más pobres".
"El progreso de la familia humana es amenazado no sólo por la plaga del terrorismo internacional, sino también por atentados a la paz como la aceleración de la carrera de armamentos o las continuas tensiones en Oriente Medio", recordó el Papa, aprovechando la ocasión para manifestar su esperanza de que "las negociaciones pacientes y transparentes lleven a la reducción y la eliminación de armas nucleares y de que la reciente conferencia de Anápolis sea el primero de una serie de pasos hacia la paz duradera en la región".
El Santo Padre recordó después el papel de las Naciones Unidas en la resolución de estos y otros problemas y subrayó que organismos internacionales como ese, por su naturaleza "son capaces de promover el diálogo sincero y el entendimiento y de reconciliar opiniones divergentes, así como de poner a punto políticas multilaterales y estrategias capaces de responder a los numerosos retos de este mundo complejo".
Benedicto XVI manifestó su gratitud por "la importancia atribuida por Estados Unidos al diálogo interreligioso e intercultural como una fuerza positiva para la pacificación". "La Santa Sede -añadió- está convencida del gran potencial espiritual de ese diálogo, en particular de cara a la promoción de no violencia y al rechazo de las ideologías que manipulan y desfiguran la religión para objetivos políticos, y justifican la violencia en nombre de Dios".
Por último, el Papa aludió al "aprecio histórico de los americanos por el papel de la religión a la hora de modular las materias públicas y de iluminar la dimensión moral inherente a las cuestiones sociales. Un papel -observó-, a menudo contestado en nombre de una comprensión limitada de la vida política y del debate público".
Ese aprecio, concluyó el Santo Padre, "se refleja en los esfuerzos de tantos compatriotas suyos y líderes de gobierno para garantizar protección jurídica al don divino de la vida desde el momento de la concepción hasta el de su muerte natural y salvaguardar la institución del matrimonio, reconocido como unión estable entre un hombre y una mujer, así como la institución familiar".
CD/CREDENCIALES/ESTADOS UNIDOS:GLENDON VIS 20080229 (690)