CIUDAD DEL VATICANO, 24 FEB 2008 (VIS).-Al mediodía, el Papa se asomó a la ventana de su estudio que da a la Plaza de San Pedro para rezar el Angelus con miles de personas que le acompañaban.
El Santo Padre afirmó que en este tercer domingo de Cuaresma "la liturgia vuelve a proponer este año uno de los textos más bellos y profundos de la Biblia: el diálogo entre Jesús y la Samaritana".
En el diálogo con esta mujer, continúo, "Jesús habló de un "agua viva" capaz de extinguir la sed y convertirse en ella "en fuente de agua que brota para la vida eterna; demostró además que conocía su vida personal; reveló que había llegado la hora de adorar al único y verdadero Dios en espíritu y en verdad; y al final le confió -algo rarísimo- que era el Mesías".
Tras poner de relieve que el tema de la sed "recorre todo el Evangelio de Juan: desde el encuentro con la Samaritana, a la gran profecía durante la fiesta de las Tiendas, hasta la Cruz, cuando Jesús, antes de morir, dijo, para que se cumpliera la Escritura: "Tengo sed"", el Papa dijo: "Sí, Dios tiene sed de nuestra fe y de nuestro amor. Como un padre bueno y misericordioso desea para nosotros todo el bien posible, y este bien es Él mismo".
"La mujer de Samaria -continuó- representa en cambio la insatisfacción existencial de quien no ha encontrado lo que busca: ha tenido "cinco maridos" y ahora convive con otro hombre; su ir y venir al pozo para sacar agua expresa una existencia repetitiva y resignada. Sin embargo, aquel día todo cambió para ella gracias a la conversación con el Señor Jesús, que le estremeció hasta el punto de hacer que abandonara el cántaro de agua y corriera para decir a la gente de la ciudad: "Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será el Mesías?".
Benedicto XVI invitó a los fieles "a abrir el corazón a la escucha confiada de la Palabra de Dios para encontrar, como la Samaritana, a Jesús que nos revela su amor y nos dice: el Mesías, tu salvador, "soy yo, el que te está hablando". Que nos obtenga este don María, la primera y perfecta discípula del Verbo hecho carne".
Después del Angelus, el Papa se refirió a las "recientes inundaciones que han devastado amplias zonas costeras de Ecuador, provocando gravísimos daños, que se añaden a los que ya había ocasionado la erupción del volcán Tungurahua. Mientras confío al Señor a las víctimas de esta catástrofe, expreso mi cercanía personal a cuantos están viviendo horas de angustia y de tribulación e invito a todos a una solidaridad fraterna, para que las poblaciones de esas zonas pueden regresar, cuanto antes, a la normalidad de la vida cotidiana", concluyó.
ANG/SAMARITANA:ECUADOR/... VIS 20080225 (490)
El Santo Padre afirmó que en este tercer domingo de Cuaresma "la liturgia vuelve a proponer este año uno de los textos más bellos y profundos de la Biblia: el diálogo entre Jesús y la Samaritana".
En el diálogo con esta mujer, continúo, "Jesús habló de un "agua viva" capaz de extinguir la sed y convertirse en ella "en fuente de agua que brota para la vida eterna; demostró además que conocía su vida personal; reveló que había llegado la hora de adorar al único y verdadero Dios en espíritu y en verdad; y al final le confió -algo rarísimo- que era el Mesías".
Tras poner de relieve que el tema de la sed "recorre todo el Evangelio de Juan: desde el encuentro con la Samaritana, a la gran profecía durante la fiesta de las Tiendas, hasta la Cruz, cuando Jesús, antes de morir, dijo, para que se cumpliera la Escritura: "Tengo sed"", el Papa dijo: "Sí, Dios tiene sed de nuestra fe y de nuestro amor. Como un padre bueno y misericordioso desea para nosotros todo el bien posible, y este bien es Él mismo".
"La mujer de Samaria -continuó- representa en cambio la insatisfacción existencial de quien no ha encontrado lo que busca: ha tenido "cinco maridos" y ahora convive con otro hombre; su ir y venir al pozo para sacar agua expresa una existencia repetitiva y resignada. Sin embargo, aquel día todo cambió para ella gracias a la conversación con el Señor Jesús, que le estremeció hasta el punto de hacer que abandonara el cántaro de agua y corriera para decir a la gente de la ciudad: "Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será el Mesías?".
Benedicto XVI invitó a los fieles "a abrir el corazón a la escucha confiada de la Palabra de Dios para encontrar, como la Samaritana, a Jesús que nos revela su amor y nos dice: el Mesías, tu salvador, "soy yo, el que te está hablando". Que nos obtenga este don María, la primera y perfecta discípula del Verbo hecho carne".
Después del Angelus, el Papa se refirió a las "recientes inundaciones que han devastado amplias zonas costeras de Ecuador, provocando gravísimos daños, que se añaden a los que ya había ocasionado la erupción del volcán Tungurahua. Mientras confío al Señor a las víctimas de esta catástrofe, expreso mi cercanía personal a cuantos están viviendo horas de angustia y de tribulación e invito a todos a una solidaridad fraterna, para que las poblaciones de esas zonas pueden regresar, cuanto antes, a la normalidad de la vida cotidiana", concluyó.
ANG/SAMARITANA:ECUADOR/... VIS 20080225 (490)
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