EL PAPA BEATIFICA A CINCO SIERVOS DE DIOS

CIUDAD DEL VATICANO, 9 NOV 2003 (VIS).- Hoy, fiesta de la Dedicación de la patriarcal basílica de San Juan de Letrán, el Santo Padre presidió la Eucaristía a las 10,00 en la Plaza de San Pedro y proclamó beatos a los Siervos de Dios Juan Nepomuceno Zegrí y Moreno (1831-1905), Valentín Paquay (1828-1905), Luigi Maria Monti (1825-1900), Bonifacia Rodríguez Castro (1837-1905) y Rosalie Rendu (1786-1856).

En la homilía, hablando de los nuevos beatos, el Papa dijo que "Juan Nepomuceno Zegrí y Moreno, sacerdote íntegro, de profunda piedad eucarística, entendió muy bien como el anuncio del Evangelio ha de convertirse en una realidad dinámica, capaz de transformar la vida del apóstol. (…) Con ese propósito desarrolló su espiritualidad redentora, nacida de la intimidad con Cristo y orientada a la caridad con los más necesitados. En la advocación de la Virgen de las Mercedes, Madre del Redentor, se inspiró para la fundación de las Hermanas Mercedarias de la Caridad, con el fin de hacer siempre presente el amor de Dios".

El padre Valentín Paquay , de la Orden de los Frailes Menores, fue, afirmó, "un discípulo de Cristo y un sacerdote según el corazón de Dios. Apóstol de la misericordia, pasó muchas horas en el confesionario con un don particular para encaminar a los pecadores por la vía justa, recordando a los seres humanos la grandeza del perdón divino. Poniendo en el centro de su vida de sacerdote la celebración del misterio eucarístico, invita a los fieles a acercarse con frecuencia a la comunión del Pan de Vida".

Juan Pablo II señaló que el beato Luigi Maria Monti, fundador de los Hijos de la Inmaculada Concepción, "dedicó totalmente su vida a sanar las llagas del cuerpo y del alma de los enfermos y de los huérfanos. Le gustaba llamarlos los 'pobrecitos de Cristo' y los servía animado por una fe viva, sostenida por una oración intensa y constante. (…) ¡Qué actual -exclamó- es el mensaje de este nuevo beato! Es un ejemplo de fidelidad a la llamada de Dios y de anuncio del Evangelio de la caridad para sus hijos espirituales y para todos los creyentes; un modelo de solidaridad con los necesitados y de tierna confianza en la Virgen Inmaculada".

"Las palabras de Jesús en el Evangelio proclamado hoy: 'No hagáis de la Casa de mi Padre una casa de mercado', interpelan a la sociedad actual, tentada a veces a convertir todo en mercancía y ganancia dejando de lado los valores y la dignidad que no tienen precio. Siendo la persona imagen y morada de Dios, hace falta una purificación que la defienda, sea cual fuere su condición social o su actividad laboral. A esto se consagró enteramente la beata Bonifacia Rodríguez de Castro, fundadora de la Congregación de las Religiosas Siervas de San José, que siendo ella misma trabajadora, percibió los riesgos de esta condición social en su época. En la vida sencilla y oculta de la Sagrada Familia de Nazaret encontró un modelo de espiritualidad del trabajo".

El Papa terminó refiriéndose a la beata Rosalie Rendu, de la Compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. "En una época turbada por conflictos sociales, se hizo con alegría sierva de los más pobres, para devolver a cada uno su dignidad, mediante la ayuda material, la educación y la enseñanza del misterio cristiano". El secreto para hacer tantas cosas, concluyó, "estaba en su intensa vida de oración y en su oración incesante del rosario, que no lo dejaba nunca".
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