CIUDAD DEL VATICANO, 10 NOV 2003 (VIS).-Juan Pablo II recibió esta mañana a los participantes en un encuentro para celebrar el cuatrocientos aniversario de la Academia Pontificia de las Ciencias. El Papa trazó brevemente la historia de la institución, cuya antecesora, la Accademia dei Lincei, fue fundada en 1603 en Roma por Federico Cesi gracias al impulso del Papa Clemente VIII, restaurada en 1847 por Pío IX y restablecida en 1936 por Pío XI.
"Nos une -dijo el Papa al principio de su discurso- el deseo común de corregir las interpretaciones erróneas, pero más aún el de hacer que nos ilumine la única Verdad que gobierna el mundo y guía la vida de todos los hombres y las mujeres".
Juan Pablo II observó que el primer tema de la reunión, "Mente, Cerebro y Educación" dirige nuestra atención "a la complejidad de la vida humana y a su predominio sobre otras formas de vida. (…) En la actualidad, los científicos reconocen a menudo la necesidad de efectuar una distinción entre mente y cerebro, o entre la actuación de la persona con su libre voluntad y los factores biológicos que están en la base de su intelecto y su capacidad de aprender. En esta distinción que no tiene por qué ser una separación, podemos ver el fundamento de esa dimensión espiritual propia de la persona humana que la revelación bíblica explica como una relación especial con Dios creador".
Refiriéndose después al segundo tema, "Tecnología de la célula estaminal y otras terapias innovadoras", el Papa recordó que "en los últimos años la investigación en este campo ha aumentado debido a la esperanza que ofrece para la cura de enfermedades que afectan a tantas personas".
"He afirmado en otras ocasiones -concluyó- que las células estaminales utilizadas para la experimentación o el tratamiento no pueden proceder de tejido embrional humano, como he alentado en cambio la investigación sobre tejido humano adulto o sobre tejido superfluo en el desarrollo normal del feto. Cualquier tratamiento que proclame que salva vidas humanas y se base en cambio en la destrucción de la vida humana en su estado embrional es lógica y moralmente contradictorio, como lo es la producción de embriones humanos con el propósito directo o indirecto de la experimentación o incluso la destrucción eventual".
AC/ANIVERSARIO/ACAD VIS20031110 (390)
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