Ciudad
del Vaticano, 13 de julio de 2015 (Vis).-La última jornada del viaje
apostólico del Papa Francisco a Paraguay se abrió con su visita al
Bañado Norte, una zona pobre y paludosa de la ciudad de Asunción,
en la que están en curso varios proyectos de asistencia de la
Iglesia y del Estado. Más de dos mil personas esperaban al Santo
Padre en el campo de deportes de la zona al que apenas llegó
manifestó su alegría por la visita: ''No podía estar en Paraguay
sin estar con ustedes, sin estar en ésta ‘su’ tierra -dijo- Nos
encontramos aquí en esta Parroquia llamada Sagrada Familia y les
confieso que desde que comencé a pensar en esta visita, desde que
comencé a caminar desde Roma hacia acá, venía pensando en la
Sagrada Familia. Y, cuando pensaba en ustedes, me recordaba la
Sagrada Familia. Ver sus rostros, sus hijos, sus abuelos. Escuchar
sus historias y todo lo que han realizado para estar aquí, todo lo
que pelean para tener una vida digna, un techo. Todo lo que hacen
para superar la inclemencia del tiempo, las inundaciones de estas
últimas semanas, me trae al recuerdo todo esto, a la pequeña
familia de Belén. Una lucha que no les ha robado la sonrisa, la
alegría, la esperanza. Una pelea que no les ha sacado la
solidaridad, por el contrario, la ha estimulado, y la ha hecho
crecer''.
''Me
quiero detener con José y María en Belén – continuó- Ellos
tuvieron que dejar su lugar, los suyos, sus amigos. Tuvieron que
dejar lo propio e ir a otra tierra. Una tierra en la que no conocían
a nadie, no tenían casa, no tenían familia. En ese momento, esa
joven pareja tuvo a Jesús. En ese contexto, en una cueva preparada
como pudieron, esa joven pareja nos regaló a Jesús. Estaban solos,
en tierra extraña, ellos tres. De repente, empezó a aparecer gente:
pastores, personas igual que ellos, que tuvieron que dejar lo propio
en función de conseguir mejores oportunidades familiares. Vivían en
función también de las inclemencias del tiempo y de otro tipode
inclemencias… Cuando se enteraron del nacimiento de Jesús, se
acercaron, se hicieron prójimos, se hicieron vecinos. Se volvieron
de pronto la familia de María y José. La familia de Jesús''
''Esto
es lo que sucede cuando aparece Jesús en nuestra vida. Eso es lo que
despierta la fe. La fe nos hace prójimos... nos aproxima a la vida
de los demás. La fe despierta nuestro compromiso con los demás, la
fe despierta nuestra solidaridad.: una virtud, humana y cristiana,
que ustedes tienen y que muchos, muchos, tienen y tenemos que
aprender. El nacimiento de Jesús, despierta nuestra vida. Una fe que
no se hace solidaridad, es una fe muerta, o una fe mentirosa''.
“No,
yo soy muy católico, yo soy muy católica, voy a misa todos los
domingos”. Pero dígame, señor, señora, - ejemplificó Francisco-
“¿qué pasa allá en los Bañados? ‒“Ah, no sé, sí…, no…,
no sé, sí…, sé que hay gente ahí, pero no sé…”. Por más
misa de los domingos, si no tenés un corazón solidario, si no sabés
lo que pasa en tu pueblo, tu fe es muy débil, o es enferma, o está
muerta. Es una fe sin Cristo,. La fe sin solidaridad es una fe sin
Cristo, es una fe sin Dios, es una fe sin hermanos. Entonces viene
ese dicho, que espero recordarlo bien, pero que pinta este problema
de una fe sin solidaridad: “Un Dios sin pueblo, un pueblo sin
hermanos, un pueblo sin Jesús”. Esa es la fe sin solidaridad. Y
Dios se metió en medio del pueblo que Él eligió para acompañarlo,
y le mandó su Hijo...para salvarlo, para ayudarlo. Dios se hizo
solidario con ese pueblo, y Jesús no tuvo ningún problema de bajar,
humillarse, abajarse, hasta morir por cada uno de nosotros, por esa
solidaridad de hermano, solidaridad que nace del amor que tenía a su
Padre y del amor que tenía a nosotros''.
''Como
les decía, el primero en ser solidario fue el Señor, que eligió
vivir entre nosotros, eligió vivir en medio nuestro. Y yo vengo aquí
como esos pastores que fueron a Belén. Me quiero hacer prójimo.
Quiero bendecir la fe de ustedes, quiero bendecir sus manos, quiero
bendecir su comunidad. Vine a dar gracias con ustedes, porque la fe
se ha hecho esperanza y es una esperanza que estimula al amor. La fe
que despierta Jesús es una fe con capacidad de soñar futuro y de
luchar por eso en el presente. Precisamente por eso yo los quiero
estimular a que sigan siendo misioneros de esta fe, a seguir
contagiando esta fe por estas calles, por estos pasillos. Esta fe
que nos hace solidarios entre nosotros, con nuestro hermano mayor,
Jesús, y nuestra Madre, la Virgen. Haciéndose prójimos
especialmente de los más jóvenes y de los ancianos. Haciéndose
soporte de las jóvenes familias, y de todos aquellos que están
pasando por momentos de dificultad. Quizás el mensaje más fuerte
que ustedes pueden dar hacia afuera es esa fe “solidaria”. El
diablo quiere que se peleen entre ustedes, porque así divide y los
derrota y les roba la fe. ¡Solidaridad de hermanos para defender la
fe! ¡Solidaridad de hermanos para defender la fe! Y, además, que
esa fe solidaria sea mensaje para toda la ciudad''-
''Quiero
rezar por sus familias y rezar a la Sagrada Familia, para que su
modelo, su testimonio siga siendo luz en el camino, estimulo en los
momentos difíciles y que nos dé la gracia de un regalo, que lo
pedimos juntos, todos: que la Sagrada Familia nos regale “pastores”,
que nos regale curas, obispos, capaces de acompañar, y de sostener y
estimular, la vida de sus familias. Capaces de hacer crecer esa fe
solidaria que nunca es vencida''.
El
Papa invitó a todos rezar juntos el Padre nuestro, la '' oración a
nuestro Padre que nos hace hermanos, nos mandó a nuestro Hermano
mayor, su Hijo Jesús, y nos dio una Madre que nos acompañara'', y
después de pedir a los habitantes del Bañado que rezasen por él
les bendijo, los animó a seguir adelante y exclamó: ''¡Y no dejen
que el diablo los divida!''.
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