Ciudad
del Vaticano, 13 de julio de 2015 (Vis).-El Papa se despidió de
Paraguay encontrándose con doscientos mil jóvenes en el paseo
marítimo de Costanera, donde en lugar de dirigirles el discurso que
tenía preparado departió con ellos, respondiendo a los testimonios
que habían presentado tres jóvénes, llamados Orlando, Liz y
Manuel. Un diálogo a varias voces del que damos una amplia síntesis.
''Después
de haber leído el Evangelio, Orlando se acercó a saludarme y me
dijo: “Te pido que reces por la libertad de cada uno de nosotros,
de todos”. Es la bendición que pedimos ahora todos juntos: la
libertad. Porque la libertad es un regalo que nos da Dios, pero hay
que saber recibirlo, hay que saber tener el corazón libre, porque
todos sabemos que en el mundo hay tantos lazos que nos atan el
corazón y no dejan que el corazón sea libre. La explotación, la
falta de medios para sobrevivir, la drogadicción, la tristeza, todas
esas cosas nos quitan la libertad. Así que, todos juntos,
agradeciéndole a Orlando que haya pedido esta bendición, tener el
corazón libre, un corazón que pueda decir lo que piensa, que pueda
decir lo que siente y que pueda hacer lo que piensa y lo que siente.
¡Ese es un corazón libre! Y eso es lo que vamos a pedir todos
juntos, esa bendición''
''Y
hemos escuchado dos testimonios: el de Liz y el de Manuel.... Liz
podía haber tranquilamente puesto a su mamá en un asilo, a su
abuela en otro asilo y vivir su vida de joven, divirtiéndose,
estudiando lo que quería. Y Liz dijo: “No”... Y ella quemó su
vida, hasta ahora, hasta los 25 años, sirviendo a su mamá y a su
abuela. ¿Sola? No...Ella habló de ...una tía que fue como un
ángel; y habló del encuentro con los amigos los fines de semana,
con la comunidad juvenil de evangelización, con el grupo juvenil que
alimentaba su fe. Y esos dos ángeles... le daban más fuerza para
seguir adelante. Y eso se llama solidaridad.
Primero:
libertad, corazón libre... Segundo: solidaridad para acompañar”.
Solidaridad. Eso es lo que nos enseña este testimonio. Y a Manuel no
le regalaron la vida.... Dijo palabras duras: “Fui explotado, fui
maltratado, a riesgo de caer en las adicciones, estuve solo”.
Explotación, maltrato y soledad. Y en vez de salir a hacer maldades,
en vez de salir a robar, se fue a trabajar. En vez de salir a
vengarse de la vida, miró adelante....Esperanza, trabajo, luchar por
la vida, salir adelante:; lo que nos decía Manuel. Como ven, la vida
no es fácil para muchos jóvenes. Y esto quiero que lo entiendan.,
quiero que se lo metan en la cabeza: “Si a mí la vida me es
relativamente fácil, hay otros chicos y chicas que no le es
relativamente fácil”. Más aún, que la desesperación los empuja
a la delincuencia, los empuja al delito, los empuja a colaborar con
la corrupción. A esos chicos, a esas chicas, les tenemos que decir
que nosotros les estamos cerca, queremos darles una mano, que
queremos ayudarlos, con solidaridad, con amor, con esperanza''.
''Hubo
dos frases que dijeron los dos que hablaron, Liz y Manuel. Dos
frases, son lindas. Escúchenlas. Liz dijo que empezó a conocer a
Jesús, conocer a Jesús, y eso es abrir la puerta a la esperanza. Y
Manuel dijo: “Conocí a Dios, mi fortaleza”.... O sea, conocer a
Dios, acercarse a Jesús, es esperanza y fortaleza. Y eso es lo que
necesitamos de los jóvenes hoy.: jóvenes con esperanza y jóvenes
con fortaleza. ..¿Por qué? Porque conocen a Jesús, porque conocen
a Dios. Corazón libre, Solidaridad. Trabajo. Esperanza. Esfuerzo.
Conocer a Jesús. Conocer a Dios, mi fortaleza. ¡Ese es el camino!
Pero para eso, hace falta sacrificio, hace falta andar
contracorriente. Las Bienaventuranzas que leímos hace un rato son el
plan de Jesús para nosotros. El plan... Es un plan contracorriente.
Jesús les dice: “Felices los que tienen alma de pobre”. No dice:
“Felices los ricos, los que acumulan plata”. No. Los que tienen
el alma de pobre, los
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