Ciudad
del Vaticano, 3 de mayo de 2015 (VIS).-La unión de Jesús con los
que le siguen, explicada a través de la imagen de la vid y los
sarmientos que Cristo presentó a los discípulos en la Última Cena,
fue este domingo el tema central del Regina Coeli del Papa.
''Todos
podemos estar unidos a Jesús de manera nueva. Si, al contrario uno
perdiese esta unión con Él, se volvería estéril, es más, dañino
para la comunidad. Y para expresar esta realidad -dijo Francisco-
Jesús usa la imagen de la vid y de los sarmientos y dice ''Así como
el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco
vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los
sarmientos''... A través de El, como de la linfa en el árbol, pasa
a los sarmientos el amor mismo de Dios, el Espíritu Santo.
Nosotros somos los sarmientos y a través de esta parábola Jesús
quiere que entendamos la importancia de permanecer unidos a Él. Los
sarmientos no son autosuficientes, dependen totalmente de la vid,
donde se encuentra la fuente de su vida''.
Lo
mismo es para los cristianos que injertados con el Bautismo en
Cristo, han recibido el don de la vida nueva y pueden permanecer en
comunión vital con El. Pero, para ello es necesario, subrayó el
Pontífice ''mantenerse fieles al Bautismo, y crecer en la amistad
con el Señor mediante la oración, la oración de todos los días,
la escucha y la docilidad a su Palabra, -leer el Evangelio- y la
participación en los Sacramentos, especialmente en la Eucaristía y
en la Reconciliación'' porque ''si uno está íntimamente unido a
Jesús, disfruta de los dones del Espíritu Santo, que son ''amor,
alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza,
mansedumbre y templanza'', y en consecuencia hace tanto bien al
prójimo y a la sociedad, como una persona cristiana''.
''De
estas actitudes -explicó- se reconoce a un verdadero cristiano, así
como por los frutos se conoce al árbol. Los frutos de esta unión
profunda con Jesús son maravillosos: Recibimos un nuevo modo de ser,
la vida de Cristo se convierte también en la nuestra: podemos pensar
como Él, actuar como Él, ver el mundo y las cosas con los ojos de
Jesús. En consecuencia, podemos amar a nuestros hermanos, a partir
de los más pobres y sufrientes,... y dar al mundo frutos de bondad,
de caridad y de paz...Confiémonos a la intercesión de la Virgen
María, para que podamos ser sarmientos vivos en la Iglesia y
testimoniar de manera coherente nuestra fe, coherencia de vida y de
pensamiento, de vida y de fe. Conscientes que todos, según nuestras
vocaciones particulares, participamos de la única misión salvífica
de Cristo''.
Después
del Regina Coeli el Papa recordó que ayer en Turín fue proclamado
beato el italiano Luigi Bordino, laico consagrado de la Congregación
de los Hermanos de San José Benito Cottolengo. El nuevo beato
''dedicó su vida a las personas enfermas y a los que sufren, y se
entregó sin descanso a más pobres, medicando y lavando sus
llagas''.
El
Obispo de Roma dirigió, por último, un saludo especial a la
asociación Méter, en la Jornada de los niños víctimas de la
violencia, agradeciéndoles su empeño ''para prevenir estos
crímenes. Todos debemos empeñarnos para que cada ser humano -y
especialmente los niños- esté siempre defendido y protegido''.
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