Ciudad
del Vaticano, 2 de mayo de 2015 (VIS).- Hoy el Pontificio Colegio
Norteamericano celebra una jornada de reflexión dedicada a ''Fray
Junípero Serra, apóstol de California, testigo de santidad'', con
el objetivo de difundir el conocimiento de la vida, la misión y el
testimonio de santidad de ese beato que será canonizado en
Washington el 23 de septiembre durante el viaje apostólico del Santo
Padre a Estados Unidos. La jornada organizada po la Comisión
Pontificia para América Latina y el Pontificio Colegio
Norteamericano con el patrocinio de la archidiócesis de Los Angeles,
ha tenido su punto culminante con la celebración de la Santa Misa
presidida por el Papa Francisco en esa sede esta mañana a las doce.
En
su homilía, el Papa destacó tres aspectos de la vida del futuro
santo: su impulso misionero, su devoción mariana y su testimonio de
santidad.
''En
primer lugar -afirmó el Pontífice- fue un incansable misionero.
¿Qué fue lo que llevó a Fray Junípero a abandonar su patria, su
tierra, su familia, la cátedra universitaria y su comunidad
franciscana en Mallorca, para ir hacia los extremos confines de la
tierra? Sin duda, la pasión por anunciar el Evangelio ad gentes, o
sea el ímpetu del corazón que quiere compartir con los más lejanos
el don del encuentro con Cristo: el don que él mismo había recibido
primero y que había experimentado en su plenitud de verdad y de
belleza. Como Pablo y Bernabé, como los discípulos en Antioquía y
en toda Judea.. Estos discípulos misioneros, que han encontrado a
Jesús, Hijo de Dios, que a través de él han conocido al Padre
misericordioso y, movidos por la gracia del Espíritu Santo, se han
proyectado hacia todas las periferias geográficas, sociales y
existenciales, para dar testimonio a la caridad, ¡nos desafían! A
veces nos detenemos a examinar escrupulosamente sus virtudes y, sobre
todo, sus límites y sus miserias. Sin embargo, me pregunto, si hoy
somos capaces de responder con la misma generosidad y con el mismo
coraje a la llamada de Dios, que nos invita a dejarlo todo para
adorarlo, para seguirlo, para encontrarlo en el rostro de los pobres,
para anunciarlo a aquellos que no han conocido a Cristo, y por esto,
no se sienten abrazados por su misericordia. El testimonio de Fray
Junípero nos llama a dejarnos implicar, en primera persona, en la
misión continental, que encuentra sus propias raíces en el
“Evangelii gaudium”.
En
segundo lugar, ''Fray Junípero encomendó su compromiso misionero a
la Santísima Virgen María. Sabemos que antes de regresar a
California quiso ir a consagrar su vida a Nuestra Señora de
Guadalupe, y a pedirle, para la misión que estaba por iniciar, la
gracia de abrir el corazón de los colonizadores y de los
indígenas... Desde entonces, Nuestra Señora de Guadalupe se
convirtió, de hecho, en la Patrona de todo el continente americano.
No es posible separarla del corazón del pueblo americano. En efecto,
Ella constituye la raíz común de este continente. Es más, la
actual misión continental es confiada a aquella que es la primera y
santa discípula misionera, presencia y compañía, fuente de
consolación y de esperanza. A ella que está siempre a la escucha
para cuidar a sus hijos americanos''
En
tercer lugar el Papa invitó a contemplar el testimonio de santidad
de Fray Junípero – ''uno de los padres fundadores de los Estados
Unidos, santo de la catolicidad y especial protector de los hispanos
del país –, para que todo el pueblo americano descubra la propia
dignidad, consolidando cada vez más la propia pertenencia a Cristo y
a su Iglesia'' y citó a los numerosos santos americanos, que se han
distinguido por sus carismas: '' Contemplativas como Rosa de Lima,
Mariana de Quito y Teresita de los Andes; Pastores que emanaban el
perfume de Cristo y el olor de las ovejas, como Toribio de Mogrovejo,
Francois de Laval, Rafael Guizar Valencia;Humildes obreros de la Viña
del Señor, como Juan Diego y Kateri Tekakwhita;Servidores de los que
sufren y de los marginados, como Pedro Claver, Martín de Porres,
Damián de Molokai, Alberto Hurtado y Rose Philippine
Duchesne;Fundadoras de comunidades consagradas al servicio de Dios y
de los más pobres, como Francisca Cabrini, Elizabeth Ann Seaton y
Catalina Drexel;Misioneros incansables como Fray Francisco Solano,
José de Anchieta, Alonso de Barzana, María Antonia de la Paz y
Figueroa, José Gabriel de Rosario Brochero; Mártires como Roque
González, Miguel Pro y Oscar Arnulfo Romero y tantos otros santos y
mártires que no nombro ahora, pero que rezan delante del Señor por
sus hermanos y hermanas que son todavía peregrinos en aquellas
tierras''.
''¡Que
un impetuoso viento de santidad recorra el próximo Jubileo
extraordinario de la Misericordia en todas las Américas -exclamó el
Santo Padre Pedimos a Jesús Resucitado, Señor de la historia, que
la vida de nuestro continente americano se arraigue más y más en el
Evangelio que ha recibido; que Cristo esté cada vez más presente en
la vida de las personas, de las familias, de los pueblos y de las
naciones, para la mayor gloria de Dios. Y que esta gloria se
manifieste en la cultura de la vida, en la fraternidad, en la
solidaridad, en la paz, en la justicia, con amor preferencial y
comprometido por los más pobres, a través del testimonio de los
cristianos de las diversas comunidades y confesiones, de los
creyentes de otras tradiciones religiosas y de los hombres de recta
conciencia y de buena voluntad. ¡Oh Señor Jesús, nosotros somos
solamente tus discípulos misioneros, tus humildes cooperadores para
que venga tu Reino!''
''Llevando
esta invocación en el corazón -concluyó- pido la intercesión de
Nuestra Señora de Guadalupe, y también aquella de Fray Junípero y
de los otros santos y santas americanos, para que me conduzcan y me
guíen en mis próximos viajes apostólicos en América del Sur y en
América del Norte. Por esto les pido a todos ustedes que continúen
rezando por mí''.
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