Ciudad
del Vaticano, 6 abril 2015 (VIS).-A mediodía, hoy Lunes de Pascua,
el Santo Padre se asomó a la ventana de su estudio para rezar con
los miles de fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro el
Regina Coeli, -la oración que en el tiempo pascual sustituye al
Ángelus-. Antes de la oración mariana, habló del Evangelio del
día, y mencionó cómo el ángel anuncia a las mujeres en el
sepulcro que Jesús ha resucitado y les pide que lleven a los
discípulos la noticia para que se desplacen a Galilea donde
encontrarán al Mesías. ''También hoy -dijo- Él está con
nosotros, aquí en la plaza''.
El
Papa recordó que este es el anuncio que la Iglesia repite desde sus
primeros días: ''Cristo ha resucitado... Esta es la buena nueva que
estamos llamados a llevar a los demás en cualquier ambiente,
animados por Espíritu Santo. La fe en la resurrección de Jesús y
la esperanza que Él nos ha traído es el mejor regalo que el
cristiano puede y debe ofrecer a los hermanos... Cristo ha
resucitado, repitámoslo con las palabras pero sobre todo con nuestro
testimonio de vida''.
''Proclamamos
la resurrección de Cristo, cuando su luz ilumina los momentos
oscuros de nuestras vidas y podemos compartirlo con los demás;
cuándo sabemos sonreír con los que sonríen y llorar con los que
lloran; cuando caminamos junto a los que están tristes y pueden
perder la esperanza; cuando contamos nuestra experiencia de fe a
aquellos que buscan sentido y felicidad. Con nuestro comportamiento,
con nuestro testimonio, con nuestra vida decimos: ¡Jesús ha
resucitado! Lo decimos con toda nuestro alma... La Pascua -añadió-
es el evento que aportó la novedad radical a todo ser humano, para
la historia y para el mundo: es el triunfo de la vida sobre la
muerte; es la fiesta del despertar y la regeneración. ¡Dejemos que
nuestras vidas sean conquistadas y transformadas por la
Resurrección!''.
El
Papa animó a los presentes a pedir a la Virgen María que ''aumente
en nosotros la alegría pascual'', y tras el rezo del Regina Caeli,
les saludó deseándoles una buena Pascua y animándoles a leer todos
los días una parte del Evangelio. Además dedicó unas palabras a la
delegación del Movimiento Shalom que ha finalizado la última etapa
de su acción de solidaridad para crear conciencia sobre la
persecución de los cristianos en el mundo. ''Vuestro itinerario por
las calles ha terminado -les ha dicho- pero debe continuar por el
camino espiritual de oración intensa, de participación concreta y
ayuda tangible en la defensa y protección de nuestros hermanos y
hermanas perseguidos, exiliados, asesinados, decapitados sólo por el
hecho de ser cristianos. Ellos son nuestros mártires hoy, y hay
muchos; podemos decir que son más numerosos que en los primeros
siglos''.
Junto
a estas palabras, Francisco lanzó un llamamiento a la comunidad
internacional para que ''no asista muda e inerte a este crimen
inaceptable, que es una deriva preocupante de los derechos humanos
más básicos. Espero sinceramente que la comunidad internacional no
dirija la mirada hacia otro lado''.
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