Ciudad
del Vaticano,18 de abril 2015 (VIS).-''Os doy las gracias por vuestra
entrega generosa al servicio de las jóvenes que viven situaciones de
precariedad y sufrimiento'', dijo el Papa Francisco, recibiendo esta
mañana en la Sala Clementina a sesenta miembros de la Asociación
Católica Internacional al Servicio de la Joven (A.C.I.S.J.F) fundada
en Friburgo (Suiza) en 1897, bajo la iniciativa de Louise de
Reynold, para responder a las necesidades de las mujeres jóvenes
que, a causa de las transformaciones de la sociedad, vivían lejos de
su habitat familiar.
El
número de esas mujeres, como observó el Papa en su discurso,
aumenta y las múltiples formas de pobreza que las afectan ''nos
interpelan y deben suscitar una nueva creatividad para ofrecerles la
ayuda material y espiritual que necesitan''. ''Mediante las
actividades permanentes de acogida y a través de una reflexión para
hacer frente a los nuevos retos generados por el mundo de hoy, como
el fenómeno migratorio -añadió – vuestra acción quiere estar al
servicio de la vida y de la dignidad de la persona, testimoniando que
la auténtica fe en el Hijo de Dios hecho carne es inseparable del
don de sí... del servicio''.
Lo
que más necesitan esas jóvenes es ''atención y escucha'', y la
A.C.I.S.J.F debe ayudarlas a ''crecer en la confianza, a encontrar
puntos de referencia y a progresar en la madurez humana y espiritual,
nutrida por los valores evangélicos''. Para ellas los miembros de
esa asociación deben ser '' testigos creíbles para que experimenten
la alegría de saberse amadas por Dios, su Padre, y llamadas a la
felicidad'', dejándose al mismo tiempo ''instruir por ellas.. ya que
también en sus dificultades dan testimonio de esas virtudes
esenciales que son la fraternidad y la solidaridad. Y nos recuerdan,
además, que somos frágiles y dependemos de Dios y de los demás''.
''Que la mirada misericordiosa del Padre nos llegue y nos ayude
-exclamó el Papa- a acoger nuestras pobrezas para salir adelante con
confianza y a comprometernos en esa ''revolución de la ternura'' a
la que Jesús abrió el camino con su encarnación''.
''Os
deseo que crezca en vosotros el sentimiento de pertenencia a la
Iglesia, que es una gran familia. Os invito a seguir anunciando a
todos la alegría del Evangelio, teniendo en consideración la
diversidad de las culturas, de las tradiciones religiosas, de la
procedencia de las jóvenes a las que queréis servir, como también
de las riquezas que requieren ser acogidas con respeto'', finalizó.
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