CIUDAD DEL VATICANO, 30 ENE 2003 (VIS) - Esta mañana, tras haber celebrado misa en la Capilla Paolina del Vaticano con motivo del comienzo del año judicial, el decano, los jueces, los promotores de justicia, los defensores del vínculo, oficiales y abogados de la Rota Romana, fueron recibidos por el Papa que se dirigió a ellos, como establece el canon 1442 "como juez supremo de todo el mundo católico".
En su discurso, Juan Pablo recordó que las peticiones de anulación matrimonial, comprendido el gran número de casos que este tribunal recibe atestiguan "la profunda crisis que afecta en nuestros días al matrimonio y a la familia", refiriéndose a las palabras que había pronunciado en la apertura del acto el decano de la Rota Romana, monseñor Raffaello Funghini.
El Papa dijo que en la actualidad parecía existir cierta "ofuscación" entre los contrayentes sobre "el car cter sacramental del matrimonio (...) en su significado íntimo, en su intrínseco valor sobrenatural". El Santo Padre afirmó a continuación que deseaba llamar la atención sobre "la relación especial que tiene el matrimonio de los bautizados con el misterio de Dios, una relación que (...) asume la dignidad del sacramento".
"El lazo entre la secularización y la crisis del matrimonio y la familia es bien evidente -prosiguió- como lo es la crisis sobre el sentido de Dios y sobre el sentido del bien y del mal moral (...) Es necesario volverá a descubrir la dimensión trascendental que es intrínseca a la verdad plena sobre el matrimonio y sobre la familia superando cualquier dicotomía que tienda a separar los aspectos profanos de los religiosos, como si existieran dos matrimonios: uno profano y uno sacro". Después, subrayó que "la trascendencia forma parte de la esencia misma del matrimonio ya desde el principio".
"Desgraciadamente, -añadió- a consecuencia del pecado original, lo que es natural en la relación entre el hombre y la mujer corre el peligro de vivirse en una forma que no está de acuerdo con el plan y con la voluntad de Dios y, el distanciamiento de Dios implica de por sí, una deshumanización proporcional de todas las relaciones familiares". Sin embargo, dijo el Papa Jesús ha redimido a la humanidad y, mediante su redención, "la unión entre el hombre y la mujer (...) se inserta verdaderamente en el mismo misterio de la alianza de Cristo con la Iglesia (...) El nexo intrínseco entre el matrimonio (...) y la unión del Verbo encarnado con la Iglesia se muestra en toda su eficacia salvífica mediante el concepto de sacramento". Juan Pablo II recalcó que "lo humano y lo divino se entrelazan de forma admirable".
"La mentalidad actual, tan secularizada, tiende a afirmar -explicó el Santo Padre- los valores humanos de la institución familiar separándolos de los valores religiosos y proclamándolos completamente autónomos de Dios". Después, dijo que la pregunta que tan a menudo se plantea hoy: "¿Por qué hay que ser siempre fiel al otro cónyuge? se transforma a menudo en una duda existencial en las situaciones críticas". Recordando que las dificultades conyugales son "al final un problema de amor", afirmó que "la interrogación anterior se puede replantear así: ¿Por qué hay que amar siempre al otro, aún cuando tantos motivos, aparentemente justificados, llevarían a dejarlo?".
Se pueden dar muchas buenas respuestas a esta cuestión, agregó el Papa, pero si las parejas recordasen que el matrimonio es "un don recíproco" concedido por Dios, deberían acordarse de dirigirse a Dios en sus dificultades y reconocer que "Dios es fiel". Deben recordar que "incluso en los casos más duros, hay que recurrir a Dios, con la certeza de recibir ayuda".
El Santo Padre dijo a los miembros de la Rota Romana que "la consideración del car cter sacramental resalta la trascendencia de vuestra función, (...) el sentido religioso debe empapar todo vuestro trabajo (...) No hay lugar en la Iglesia para una visión meramente inmanente y profana del matrimonio, sencillamente porque una visión de ese tipo no es ni teológica ni jurídicamente verdadera".
El Papa invitó a los presentes a "tomar muy en serio la obligación impuesta formalmente a los jueces de favorecer y buscar activamente la convalidación posible del matrimonio y la reconciliación". Es necesaria "una sinergia que implique a todos en la Iglesia: los pastores de almas, los juristas, los expertos en las ciencias psicológicas y psiqui tricas, los otros fieles".
Al final, el Papa centró su atención en "algunos equívocos, tanto en sede de admisión al matrimonio como de juicio sobre su validez. La Iglesia no rechaza -dijo- la celebración del matrimonio a quien está 'bien dispuesto' aunque si preparado de forma imperfecta desde el punto de vista sobrenatural, siempre que tenga la recta intención de casarse según la realidad natural de la conyugalidad".
Reafirmando que el matrimonio es a la vez una realidad sacramental y natural dijo: "Esta verdad no debe olvidarse en el momento de delimitar la exclusión de la sacramentalidad y el error determinante acerca de la dignidad sacramental como motivos eventuales de nulidad. Para las dos figuras es decisivo tener presente que una actitud de los contrayentes que no tenga en cuenta la dimensión sobrenatural en el matrimonio, puede hacerlo nulo solo si daña la validez en el plano natural en el cual se coloca el mismo signo sacramental".
AC;ROTA ROMANA; MATRIMONIO;...;...;VIS;20030130;870;
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