Ciudad
del Vaticano, 18 de abril 2015 (VIS).-La Pontificia Academia de
Ciencias Sociales, presidida por Margaret Archer, ha celebrado su
sesión plenaria dedicada esta vez a la trata de personas. El Papa
recibió esta mañana en audiencia a los miembros de esa institución
y les dio las gracias por su labor para profundizar en el
conocimiento de las nuevas formas de esclavitud y erradicar el
tráfico de seres humanos, recordando que entre las personas
afectadas por esta plaga están también los que sufren a causa del
trabajo forzoso, de la prostitución, del comercio de órganos y de
la droga.
''San
Pedro Claver, en un momento histórico en el que la esclavitud era
generalizada y socialmente aceptada, por desgracia - y
sorprendentemente - incluso en el mundo cristiano, porque era un gran
negocio -señaló Francisco- sintiéndose interpelado por las
palabras del Señor, se consagró a ser "un esclavo de los
esclavos ". Y muchos otros santos y santas, como San Juan de
Mata, combatieron la esclavitud, siguiendo el mandato de Pablo: "Ya
no siervo o sierva, sino hermano y hermana en Cristo".
''Sabemos
que la abolición de la esclavitud como estructura social histórica
es consecuencia directa del mensaje de libertad que trajo al mundo
Cristo con su plenitud de gracia, verdad y amor, con su programa de
las Bienaventuranzas -prosiguió- La toma de conciencia gradual de
este mensaje en el curso de la historia es obra del Espíritu de
Cristo y de sus dones en los que participan sus santos y tantos
hombres y mujeres de buena voluntad que no se identifican con una fe
religiosa, pero que se comprometen para mejorar la condición
humana”.
''Por
desgracia, en un sistema económico mundial dominado por el lucro, se
han desarrollado nuevas formas de esclavitud en algunos aspectos
peores y más inhumanas que las del pasado -denunció el Pontífice-
Hoy, todavía más, siguiendo el mensaje de la redención del Señor,
estamos llamados a denunciarlas y combatirlas. En primer lugar,
tenemos que hacer que se tome más conciencia de este nuevo mal que,
en el mundo globalizado, se desea ocultar porque es escandaloso y
"políticamente incorrecto". A nadie le gusta admitir que
en su ciudad, en su barrio,
en su región o nación, hay nuevas formas de esclavitud, aunque
sabemos que esta plaga afecta a casi todos los países. Debemos
denunciar este terrible flagelo en toda su gravedad. Ya el Papa
Benedicto XVI condenó rotundamente cualquier violación de la igual
dignidad de los seres humanos y, por mi parte, he declarado varias
veces que estas nuevas formas de esclavitud - la trata de personas,
el trabajo forzado, la prostitución, el tráfico de órganos - "son
delitos muy graves, una herida en el cuerpo de la humanidad
contemporánea".
Francisco
lanzó al final un llamiento a la toma de conciencia de toda la
sociedad, ''especialmente por lo que se refiere a la legislación
nacional e internacional, con el fin de entregar a los traficantes a
la justicia y emplear sus injustas ganancias en la rehabilitación
de las víctimas. Habria que encontrar los mecanismos más adecuados
para penalizar a los que son cómplices de este mercado inhumano.
Estamos llamados a mejorar las formas de rescate e inclusión social
de las víctimas, también mediante la actualización de las normas
en materia de asilo. Las autoridades civiles deben ser más
conscientes de la gravedad de esta tragedia, que constituye una
regresión de la humanidad''.
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