Ciudad
del Vaticano, 8 noviembre 2014
(VIS).-Abrir camino en la familia, en la creación, en la ciudad, fue
la exhortación que el Papa dirigió esta mañana a siete mil
miembros de los scouts adultos italianos reunidos en el Aula Pablo VI
con motivo del sesenta aniversario de la fundación de ese ramo del
movimiento.
Sobre
el primer camino para abrir, la familia, Francisco recordó que en
esa comunidad de vida y de amor es donde se aprende a relacionarse
con los demás y con el mundo. ''Gracias a la base adquirida en la
familia -dijo- la persona es capaz de proyectarse en la sociedad, de
frecuentar con positividad otros entornos formativos como la
escuela, la parroquia, las asociaciones ... Así, en esta integración
entre las experiencias asimiladas en la familia y las externas
aprendemos a encontrar nuestro camino en el mundo. Para un
movimiento como el vuestro basado en el aprendizaje permanente y en
la elección educativa, es importante reafirmar que la educación en
la familia es una opción prioritaria. ... El diálogo entre los
cónyuges, la escucha y el intercambio mutuo son cruciales para que
una familia sea serena y fecunda''.
Tocando
el segundo punto, abrir camino en la creación, el Santo Padre
reiteró que nuestro tiempo ''no puede ignorar la cuestión
ecológica, que es vital para la supervivencia humana, ni reducirla a
una mera cuestión política; de hecho, tiene una dimensión moral
que afecta a todos, por lo que nadie puede desinteresarse. Como
discípulos de Cristo, tenemos una razón más para unirnos a todas
las personas de buena voluntad para la protección y la defensa de la
naturaleza y el medio ambiente. La creación es un don que nos ha
confiado las manos del Creador... Esta doctrina de nuestra fe es para
nosotros un incentivo todavía más fuerte para una relación
responsable y respetuosa con la creación: en la naturaleza
inanimada, en las plantas y los animales reconocemos la impronta del
Creador, y en nuestros semejantes su propia imagen''. Además
''vivir en estrecho contacto con la naturaleza.. no sólo implica
respetarla, sino también comprometerse a contribuir a eliminar el
derroche en una sociedad que tiende cada vez más a rechazar los
bienes que son todavía utilizables y que se pueden pasar a los que
pasan necesidades''.
Para
abrir camino en la ciudad es importante llevar la alegría de los
valores del Evangelio a las calles y barrios y ofrecer la propia
aportación para la realización del bien común. en un diálogo
justo y abierto con los diversos temas sociales y culturales. ''En
una sociedad compleja y multicultural - concluyó Francisco- se puede
testimoniar con sencillez y humildad el amor de Jesús por todas las
personas, experimentando también nuevas formas de evangelización,
fieles a Cristo y fieles a las personas, que en la ciudad viven a
menudo situaciones fatigosas, y a veces corren el peligro de
extraviarse, de perder la capacidad de ver el horizonte, de sentir
la presencia de Dios. Entonces, la verdadera brújula que ofrecer a
estos hermanos y hermanas es un corazón cercano, un corazón
"orientado", es decir, con el sentido de Dios''.
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