Ciudad
del Vaticano, 29 de febrero de 2016 (Vis).-Cientocincuenta miembros
de la Compañía de Carabineros de Roma San Pedro que colabora con
los organismos competentes de la Santa Sede para regular el
desarrollo de los acontecimientos que a lo largo del año tienen
lugar en la Plaza de San Pedro y sus alrededores han sido recibidos
esta mañana por el Papa en la Sala Clementina. El Pontífice ha
agradecido su labor al servicio de los peregrinos y turistas
recordando que se trata de una actividad que requiere profesionalismo
y sentido de responsabilidad en la misma medida que atención a las
personas, muchas de la cuales son ancianas, así como paciencia y
disponibilidad para con todos. ''No son cualidades fáciles- ha
destacado- y por ello es importante contar con la ayuda de Dios''.
''El
Año Santo de la Misericordia -ha continuado- abre a todos una
posibilidad de renovación, partiendo de una purificación interior
que se refleja en el comportamiento y también en el ejercicio de las
actividades diarias. Esta dimensión espiritual del evento jubilar
nos empuja a interrogarnos acerca de nuestro compromiso para
responder a las exigencias de fidelidad al Evangelio al que el Señor
nos llama a partir de nuestro estado de vida. El Jubileo se convierte
así en una ocasión propicia de verificación personal y
comunitaria: y el paradigma para ello son las obras de misericordia
tanto corporales como espirituales. El Señor nos recuerda que todo
lo que hacemos con uno solo de nuestros hermanos más pequeños a El
se lo hacemos''.
''Esta
enseñanza de Jesús os guíe también a vosotros, responsables de la
defensa del orden público, y os ayude a ser, en todas las
circunstancias, promotores de solidaridad, especialmente para los más
pequeños e indefensos; a ser defensores del derecho a la vida a
través del compromiso por la seguridad y la incolumidad de las
personas. Tened siempre presente en el desarrollo de esta misión
que toda persona es amada por Dios, es una criatura suya y merece
acogida y respeto. ¡Que la gracia del Jubileo extraordinari de la
Misericordia -dijo Francisco al final de su breve discurso- renueve
el espíritu con que os dedicáis a vuestra profesión, llevándoos a
vivirla todavía con más atención, dedicación y generosidad!''.
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