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El 'Vatican Information Service' (VIS) es un boletín informativo de la Oficina de Prensa Santa Sede. Transmite diariamente información sobre la actividad magisterial y pastoral del Santo Padre y de la Curia Romana... []

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miércoles, 27 de abril de 2011

CRISTIANOS: TESTIGOS DEL CAMINO NUEVO DE PASCUA

CIUDAD DEL VATICANO, 27 ABR 2011 (VIS).-El Papa se trasladó esta mañana desde Castelgandolfo al Vaticano para la audiencia general, que se celebró en la Plaza de San Pedro y en la que participaron más de 20.000 personas.

“Cristo resucitado de entre los muertos -afirmó el Santo Padre- es el fundamento de nuestra fe, que se irradia en toda la liturgia de la Iglesia, dándole contenido y significado. (...) La resurrección de Cristo es la puerta a una nueva vida que ya no está sometida a la caducidad del tiempo, una vida inmersa en la eternidad de Dios. En la resurrección de Jesús comienza una nueva condición de los seres humanos, que ilumina y transforma nuestro camino cotidiano y abre un futuro cualitativamente nuevo y diferente para toda la humanidad”.

“En la Epístola a los Colosenses, San Pablo dice: “Si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; sentid las cosas de arriba, no las de la tierra”. Pero el apóstol, subrayó Benedicto XVI, “está lejos de invitar a los cristianos, a cada uno de nosotros, a evadirse del mundo en el que Dios nos ha puesto. Es cierto que somos ciudadanos de otra “ciudad”, dónde está nuestra verdadera patria, pero el camino hacia esta meta debemos recorrerlo todos los días en esta tierra. Al participar desde ahora en la vida de Cristo resucitado, debemos vivir como hombres nuevos en este mundo, en el corazón de la ciudad terrenal”.

“Este es el camino -prosiguió el Santo Padre-, para transformarnos no solamente nosotros, sino para transformar al mundo, para dar a la ciudad un nuevo rostro que favorezca el desarrollo del hombre y de la sociedad, según la lógica de la solidaridad, la bondad, el respeto profundo por la dignidad propia de cada uno. (...) La Pascua aporta la novedad de un pasaje profundo y total de una vida sujeta a la esclavitud del pecado a una vida de libertad, inspirada por el amor, la fuerza que derriba todas las barreras y construye una nueva armonía en nuestro corazón y en la relación con los demás y con las cosas”.

Todo cristiano, así como toda comunidad, “si vive la experiencia de este pasaje de la Resurrección, no puede por menos que ser fermento nuevo en el mundo, entregándose sin reservas a las causas más urgentes y justas, como lo demuestran los testimonios de los santos en todas las edades y en todas partes. También son muchas las expectativas de nuestro tiempo: los cristianos, creyendo firmemente que la resurrección de Cristo ha renovado al hombre sin separarlo del mundo en el que construye su historia, tenemos que ser los testigos luminosos de este camino nuevo de Pascua”.

“La Pascua es, por lo tanto, un don que hay que acoger cada vez más profundamente en la fe, para obrar en cualquier situación, con la gracia de Cristo, según la lógica de Dios, la lógica del amor”, concluyó el pontífice.
AG/ VIS 20110427 (510)

JUEVES SANTO: MISA DEL CRISMA Y EN LA CENA DEL SEÑOR

CIUDAD DEL VATICANO, 21 ABR 2011 (VIS).-Hoy, Jueves Santo, el Papa presidió a las 9,30 en la basílica vaticana la Misa del Crisma, que se celebra en este día en todas las iglesias catedrales del mundo. Concelebraron con el Santo Padre los cardenales, obispos y sacerdotes que se encuentran en Roma. Tras la homilía tuvo lugar la renovación de las promesas sacerdotales y la bendición del óleo de los catecúmenos, de los enfermos y el crisma.

En la homilía, el Santo Padre explicó que en la liturgia de este día se bendicen tres óleos. “El óleo de los catecúmenos muestra como un primer modo de ser tocados por Cristo y por su Espíritu, un toque interior con el cual el Señor atrae a las personas junto a Él. (…) Dios ama a los hombres. Sale al encuentro de la inquietud de nuestro corazón. (…) El conocer a Dios no se acaba nunca. (…) Permanezcamos continuamente en camino hacia Él, en su añoranza, en la acogida siempre nueva de conocimiento y de amor”.

Refiriéndose posteriormente al óleo de los enfermos, Benedicto XVI señaló que “el curar es un encargo primordial que Jesús ha confiado a la Iglesia. (…) La primera y fundamental curación sucede en el encuentro con Cristo que nos reconcilia con Dios y sana nuestro corazón desgarrado. Pero además de esta tarea central, también forma parte de la misión esencial de la Iglesia la curación concreta de la enfermedad y del sufrimiento”.

”En tercer lugar –continuó-, tenemos el más noble de los óleos eclesiales, el crisma”, que “sirve sobre todo para la unción en la Confirmación y en las sagradas Órdenes. (…) El Bautismo y la Confirmación constituyen el ingreso en el Pueblo de Dios, que abraza todo el mundo; la unción en el Bautismo y en la Confirmación es una unción que introduce en ese ministerio sacerdotal para la humanidad. Los cristianos son un pueblo sacerdotal para el mundo. Deberían hacer visible en el mundo al Dios vivo, testimoniarlo y llevarle a Él”. En este contexto, preguntó: “¿Abrimos a los hombres el acceso a Dios o, por el contrario, se lo escondemos? (…) ¿No es verdad que el Occidente, que los países centrales del cristianismo están cansados de su fe y, aburridos de su propia historia y cultura, ya no quieren conocer la fe en Jesucristo?”.

“No obstante toda la vergüenza por nuestros errores, no debemos olvidar –terminó- que también hoy existen ejemplos luminosos de fe; que también hoy hay personas que, mediante su fe y su amor, dan esperanza al mundo. Cuando sea beatificado, el próximo uno de mayo, el Papa Juan Pablo II, pensaremos en él llenos de gratitud como un gran testigo de Dios y de Jesucristo en nuestro tiempo, como un hombre lleno del Espíritu Santo”.

A las 17,30, Benedicto XVI presidió en la basílica de San Juan de Letrán la concelebración de la Misa en la Cena del Señor. A imitación del gesto del Señor con los Apóstoles, el Papa lavó los pies a doce sacerdotes. Durante la presentación de los dones, se entregó al Santo Padre una oferta por las víctimas del terremoto y del tsunami en Japón.

Comentando en la homilía las palabras de Jesús en la Ultima Cena, el Papa dijo: “Anhelaba en su interior ese momento en el que se iba a dar a los suyos bajo las especies del pan y del vino. (…) Jesús nos desea, nos espera. Y nosotros –preguntó-, ¿tenemos verdaderamente deseo de él? (…) ¿Anhelamos su cercanía, ese ser uno con él, que se nos regala en la Eucaristía? ¿O somos, más bien, indiferentes, distraídos, ocupados totalmente en otras cosas?”.

El Santo Padre comentó una de las súplicas que Jesús dirigió al Padre durante la Ultima Cena: “es la plegaria por la unidad. (…) La unidad de los cristianos sólo se da si los cristianos están íntimamente unidos a él, a Jesús”.

Tras poner de relieve que “la Iglesia nace con la Eucaristía”, el Papa señaló que “la Eucaristía es sacramento de la unidad. Llega hasta el misterio trinitario, y crea así a la vez la unidad visible”.

Benedicto XVI recordó que “Jesús ora por la fe de Pedro y de sus sucesores. (…) Predice la caída de Pedro y su conversión”. En este sentido subrayó que “todos debemos aprender siempre a aceptar a Dios y a Jesucristo como él es, y no como nos gustaría que fuese. También nosotros tenemos dificultad en aceptar que él se haya unido a las limitaciones de su Iglesia y de sus ministros”.

“Todos tenemos necesidad de una conversión que acoja a Jesús en su ser-Dios y ser-Hombre. Tenemos necesidad de la humildad del discípulo que cumple la voluntad del Maestro. En este momento queremos pedirle que nos mire también a nosotros como miró a Pedro, en el momento oportuno, con sus ojos benévolos, y que nos convierta”.

“El servicio de la unidad tiene su lugar visible en la celebración de la santa Eucaristía. Queridos amigos, es un gran consuelo para el Papa saber que en cada celebración eucarística todos rezan por él; que nuestra oración se une a la oración del Señor por Pedro. Sólo gracias a la oración del Señor y de la Iglesia –terminó-, el Papa puede corresponder a su misión de confirmar a los hermanos, de apacentar el rebaño de Jesús y de garantizar aquella unidad que se hace testimonio visible de la misión de Jesús de parte del Padre”.
BXVI-SEMANA SANTA/ VIS 20110427 (920)

VIERNES SANTO: PASION DEL SEÑOR Y VIA CRUCIS EN EL COLISEO

CIUDAD DEL VATICANO, 22 ABR 2011 (VIS).-A las 17,00 de hoy, Viernes Santo, el Papa presidió en la basílica vaticana la celebración de la Pasión del Señor. Como es tradicional, tras la lectura de la Pasión según San Juan, el padre Raniero Cantalamessa, O.F.M. Cap., predicador de la Casa Pontificia, pronunció la homilía. A continuación, tuvo lugar la oración universal, la adoración de la Santa Cruz y la Sagrada Comunión.

A las 21,00, el Santo Padre se desplazó al Coliseo para presidir el Vía Crucis. Los textos de las meditaciones de este año han sido compuestos por sor Maria Rita Piccione, del la Orden de San Agustín, del Monasterio de los Santos Quattro Coronati en Roma.

Benedicto XVI siguió la ceremonia desde la colina del Palatino. La cruz fue llevada en las diferentes estaciones por el cardenal Agostino Vallini, vicario del Papa para la diócesis de Roma, una familia romana con cinco hijos (trillizos y gemelos), una familia de Etiopía, dos monjas agustinas, un franciscano de Egipto y una joven de ese mismo país, un enfermo en silla de ruedas empujado por un voluntario, y dos frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa.

Al terminar la ceremonia, el Santo Padre pronunció unas palabras.

“Esta noche –dijo- hemos revivido, en el profundo de nuestro corazón, el drama de Jesús, cargado del dolor, del mal y del pecado del hombre”.

“Miremos bien a este hombre crucificado entre la tierra y el cielo, contemplémosle con una mirada más profunda, y descubriremos que la Cruz no es el signo de la victoria de la muerte, del pecado y del mal, sino el signo luminoso del amor, más aún, de la inmensidad del amor de Dios, de aquello que jamás habríamos podido pedir, imaginar o esperar: Dios se ha inclinado sobre nosotros, se ha abajado hasta llegar al rincón más oscuro de nuestra vida para tendernos la mano y alzarnos hacia él, para llevarnos hasta él. La Cruz nos habla de la fe en el poder de este amor, a creer que en cada situación de nuestra vida, de la historia, del mundo, Dios es capaz de vencer la muerte, el pecado, el mal, y darnos una vida nueva, resucitada. En la muerte en cruz del Hijo de Dios, está el germen de una nueva esperanza de vida, como el grano que muere dentro de la tierra”.

El Papa invitó finalmente a fijar “nuestra mirada en Jesús crucificado” y a pedirle “en la oración: Ilumina, Señor, nuestro corazón, para que podamos seguirte por el camino de la Cruz; haz morir en nosotros el “hombre viejo”, atado al egoísmo, al mal, al pecado, y haznos “hombres nuevos”, hombres y mujeres santos, transformados y animados por tu amor”.
BXVI-SEMANA SANTA/ VIS 20110427 (470)

SÁBADO SANTO: LA RAZON CREADORA, PRINCIPIO DE TODAS LAS COSAS

CIUDAD DEL VATICANO, 23 ABR 2010 (VIS).-Esta noche a las 21,00, Benedicto XVI presidió la solemne vigilia pascual, que comenzó con la bendición del fuego nuevo en el atrio de la basílica vaticana, la entrada en procesión en San Pedro con el cirio pascual y el canto del Exsultet. En el curso de la liturgia bautismal, el Santo Padre administró los sacramentos de la iniciación cristiana a seis catecúmenos procedentes de diversos países.

“Dos grandes signos –dijo el Papa en la homilía-caracterizan la celebración litúrgica de la Vigilia pascual. En primer lugar, el fuego que se hace luz. (…) El segundo signo es el agua. (…) Característica esencial de la Vigilia es también el que ésta nos conduce a un encuentro profundo con la palabra de la Sagrada Escritura”.

El Santo Padre explicó que “la Iglesia quiere llevarnos, a través de una gran visión panorámica por el camino de la historia de la salvación, desde la creación, pasando por la elección y la liberación de Israel, hasta el testimonio de los profetas, con el que toda esta historia se orienta cada vez más claramente hacia Jesucristo”.

“En la Vigilia Pascual –prosiguió-, el camino a través de los sendas de la Sagrada Escritura comienza con el relato de la creación. De esta manera, la liturgia nos indica que también el relato de la creación es una profecía. No es una información sobre el desarrollo exterior del devenir del cosmos y del hombre. (…) Podemos preguntarnos ahora: Pero, ¿es verdaderamente importante en la Vigilia Pascual hablar también de la creación? (…) Omitir la creación significaría malinterpretar la historia misma de Dios con los hombres, disminuirla, no ver su verdadero orden de grandeza”.

Benedicto XVI hizo hincapié en que “la Iglesia no es una asociación cualquiera que se ocupa de las necesidades religiosas de los hombres y, por eso mismo, no limita su cometido sólo a dicha asociación. No, ella conduce al hombre al encuentro con Dios y, por tanto, con el principio de todas las cosas. Dios se nos muestra como Creador, y por esto tenemos una responsabilidad con la creación”.

“El relato de la creación nos dice, por tanto, que el mundo es un producto de la Razón creadora. Y con eso nos dice que en el origen de todas las cosas estaba no lo que carece de razón o libertad, sino que el principio de todas las cosas es la Razón creadora, es el amor, es la libertad”.

El Papa señaló que “si el hombre fuese solamente un producto casual de la evolución en algún lugar al margen del universo, su vida estaría privada de sentido o sería incluso una molestia de la naturaleza. Pero no es así: la Razón estaba en el principio, la Razón creadora, divina”.

Hablando del sábado, recordó que “es el séptimo día de la semana. (…) Pero en la Iglesia naciente sucedió algo inaudito: (…) es sustituido ahora por el primer día. Como día de la asamblea litúrgica, es el día del encuentro con Dios mediante Jesucristo, el cual en el primer día, el Domingo, se encontró con los suyos como Resucitado, después de que hallaran vacío el sepulcro”.

“Este encuentro –añadió- ocurre siempre nuevamente en la celebración de la Eucaristía, donde el Señor se presenta de nuevo en medio de los suyos y se les entrega, se deja, por así decir, tocar por ellos, se sienta a la mesa con ellos. Este cambio es un hecho extraordinario, si se considera que el sábado, el séptimo día como día del encuentro con Dios, está profundamente enraizado en el Antiguo Testamento”.

Benedicto XVI afirmó que “el primer día, según el relato del Génesis, es el día en que comienza la creación. Ahora, se ha convertido de un modo nuevo en el día de la creación, se ha convertido en el día de la nueva creación. Nosotros celebramos el primer día. Con ello celebramos a Dios, el Creador, y a su creación. Sí, creo en Dios, Creador del cielo y de la tierra. Y celebramos al Dios que se ha hecho hombre, que padeció, murió, fue sepultado y resucitó”.

“Celebramos –terminó- la victoria definitiva del Creador y de su creación. Celebramos este día como origen y, al mismo tiempo, como meta de nuestra vida. Lo celebramos porque ahora, gracias al Resucitado, se manifiesta definitivamente que la razón es más fuerte que la irracionalidad, la verdad más fuerte que la mentira, el amor más fuerte que la muerte. Celebramos el primer día, porque sabemos que la línea oscura que atraviesa la creación no permanece para siempre”.
BXVI-SEMANA SANTA/ VIS 20110427 (770)

PASCUA: LA RESURRECCION DA FUERZA A LA ESPERANZA HUMANA

CIUDAD DEL VATICANO, 24 ABR 2011 (VIS).-Esta mañana, Benedicto XVI celebró la Santa Misa del domingo de Pascua de Resurrección en la Plaza de San Pedro. Finalizada la Eucaristía, el Papa se asomó a las 12,00 al balcón central de la basílica vaticana para dirigir a todos los presentes y a cuantos lo escuchaban a través de los medios de comunicación, el tradicional Mensaje de Pascua, del que ofrecemos amplios extractos:

“¡Cristo ha resucitado! El eco de este acontecimiento, que surgió en Jerusalén hace veinte siglos, continúa resonando en la Iglesia, que lleva en el corazón la fe vibrante de María, la Madre de Jesús, la fe de la Magdalena y las otras mujeres que fueron las primeras en ver el sepulcro vacío, la fe de Pedro y de los otros Apóstoles.

“Así como en primavera los rayos del sol hacen brotar y abrir las yemas en las ramas de los árboles, así también la irradiación que surge de la resurrección de Cristo da fuerza y significado a toda esperanza humana, a toda expectativa, deseo, proyecto (...) El aleluya pascual, que resuena en la Iglesia peregrina en el mundo, expresa la exultación silenciosa del universo y, sobre todo, el anhelo de toda alma humana sinceramente abierta a Dios, más aún, agradecida por su infinita bondad, belleza y verdad.

“En tu resurrección, Señor, se alegren los cielos y la tierra”. A esta invitación de alabanza que sube hoy del corazón de la Iglesia, los “cielos” responden al completo. (...) Pero en la tierra, lamentablemente, no es así. Aquí, en nuestro mundo, el aleluya pascual contrasta todavía con los lamentos y el clamor que provienen de tantas situaciones dolorosas: miseria, hambre, enfermedades, guerras, violencias. Y, sin embargo, Cristo ha muerto y resucitado precisamente por esto. Ha muerto a causa de nuestros pecados de hoy, y ha resucitado también para redimir nuestra historia de hoy. Por eso, mi mensaje quiere llegar a todos y, como anuncio profético, especialmente a los pueblos y las comunidades que están sufriendo un tiempo de pasión, para que Cristo resucitado les abra el camino de la libertad, la justicia y la paz.

“Que pueda alegrarse la Tierra que fue la primera a quedar inundada por la luz del Resucitado. Que el fulgor de Cristo llegue también a los pueblos de Oriente Medio, para que la luz de la paz y de la dignidad humana venza a las tinieblas de la división, del odio y la violencia. Que, en Libia, la diplomacia y el diálogo ocupen el lugar de las armas y, en la actual situación de conflicto, se favorezca el acceso a las ayudas humanitarias a cuantos sufren las consecuencias de la contienda. Que, en los países de África septentrional y de Oriente Medio, todos los ciudadanos, y particularmente los jóvenes, se esfuercen en promover el bien común y construir una sociedad en la que la pobreza sea derrotada y toda decisión política se inspire en el respeto a la persona humana.

“Que llegue la solidaridad de todos a los numerosos prófugos y refugiados que provienen de diversos países africanos y se han viso obligados a dejar sus afectos más entrañables; que los hombres de buena voluntad se vean iluminados y abran el corazón a la acogida, para que, de manera solidaria y concertada se puedan aliviar las necesidades urgentes de tantos hermanos; y que a todos los que prodigan sus esfuerzos generosos y dan testimonio en este sentido, llegue nuestro aliento y gratitud.

“Que se recomponga la convivencia civil entre las poblaciones de Costa de Marfil, donde urge emprender un camino de reconciliación y perdón para curar las profundas heridas provocadas por las recientes violencias. Y que Japón, en estos momentos en que afronta las dramáticas consecuencias del reciente terremoto, encuentre alivio y esperanza, y lo encuentren también aquellos países que en los últimos meses han sido probados por calamidades naturales que han sembrado dolor y angustia.

“Se alegren los cielos y la tierra por el testimonio de quienes sufren contrariedades, e incluso persecuciones a causa de la propia fe en el Señor Jesús. Que el anuncio de su resurrección victoriosa les infunda valor y confianza”.

Al final del Mensaje y antes de impartir la bendición Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo), el Santo Padre felicitó la Pascua en 65 idiomas.
BXVI-SEMANA SANTA/ VIS 20110427 (730)

REGINA COELI: APRENDER A SER TESTIGOS DEL SEÑOR RESUCITADO

CIUDAD DEL VATICANO, 25 ABR 2010 (VIS).-Benedicto XVI, que desde ayer por la tarde se encuentra en la residencia pontificia de Castelgandolfo, salió hoy a mediodía al balcón del patio central del palacio apostólico de esa localidad para rezar el Regina Coeli con los fieles allí reunidos. La oración fue televisada en directo para los peregrinos que se encontraban en la Plaza de San Pedro.

“Cristo ha vencido la muerte, causada por nuestro pecado, y nos lleva de nuevo a la vida inmortal. De este acontecimiento se desprende la entera vida de la Iglesia y la existencia misma de nosotros cristianos. Lo leemos, precisamente hoy, Lunes del Ángel –dijo el Papa- en el primer discurso misionero de la Iglesia naciente: “A este Jesús - proclama el apóstol Pedro- lo resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos”.

“¿Cómo podemos encontrar al Señor y convertirnos cada vez más en sus auténticos testigos?”, se preguntó el Santo Padre, y explicó que San Máximo de Turín afirma: “Cualquiera que desee alcanzar al Salvador, lo primero que debe hacer es ponerlo en la propia fe a la diestra de la divinidad y colocarlo con la persuasión del corazón en los cielos”. Esto es, “debe aprender a dirigir constantemente la mirada de la mente y del corazón hacia la altura de Dios, donde está Cristo resucitado. En la oración, en la adoración, Dios encuentra al ser humano. (...) Solamente si sabemos dirigirnos a Él y rezarle, podremos descubrir el significado más profundo de nuestra vida y el camino diario se iluminará con la luz del Resucitado”.

Benedicto XVI recordó por último que hoy la Iglesia en Oriente y Occidente celebra a San Marcos, evangelista, patrono de Venecia, la ciudad italiana a la que efectuará una visita pastoral los próximos 7 y 8 de mayo. Después de rezar el Regina Coeli saludó a los miembros de la asociación “Meter”, promotora de la Jornada nacional para los niños víctimas de la violencia, la explotación y la indiferencia. “Os animo -dijo- a proseguir vuestra obra de prevención y sensibilización de las conciencias al lado de las diversas asociaciones educativas; pienso en particular en las parroquias, los oratorios y las otras realidades eclesiales que se dedican con generosidad a la formación de las nuevas generaciones”.
ANG/ VIS 20110427 (390)

SOBRE EL RELICARIO DEL BEATO JUAN PABLO II

CIUDAD DEL VATICANO, 26 ABR 2011 (VIS).-Sigue el comunicado emitido por la Oficina de Prensa de la Santa Sede a propósito de la reliquia del beato Juan Pablo II, que será expuesta en la ceremonia de beatificación el próximo 1 de mayo.

“La reliquia, que será expuesta a la veneración de los fieles, con ocasión de la beatificación del Papa Juan Pablo II, es una pequeña ampolla de sangre, insertada en el precioso relicario que la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice ha preparado expresamente con ese motivo. Es oportuno explicar brevemente, pero con precisión, el origen de esta reliquia.

En los últimos días de la enfermedad del Santo Padre, el personal médico encargado realizó extracciones de sangre, para ponerla a disposición del Centro de transfusiones del Hospital Bambino Gesú, en vista de una eventual transfusión. Este centro, dirigido por el profesor Isacchi, estaba efectivamente encargado de este servicio médico para el Papa.

Sin embargo, no se realizó ninguna transfusión y la sangre extraída quedó conservada en cuatro pequeños recipientes. Dos de los cuales quedaron a disposición del secretario particular del Papa Juan Pablo II, el cardenal Dziwisz; los otros dos permanecieron en el Bambino Gesú. devotamente custodiados por las religiosas de ese hospital. Con motivo de la beatificación, precisamente esos dos son los que han sido colocados en dos relicarios.

El primero será presentado a la veneración de los fieles, con motivo de la ceremonia de beatificación, del primero de mayo, y luego se conservará en el “Sagrario” a cargo de la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice, junto con otras importantes reliquias. El segundo se volverá a entregar al hospital Bambino Gesú, cuyas religiosas habían custodiado esta preciosa reliquia a lo largo de estos años.

La sangre se encuentra en estado líquido, circunstancia que se explica por la presencia de una sustancia anticoagulante, presente en las probetas en el momento de la extracción”.
OP/ VIS 20110427 (320)

OTROS ACTOS PONTIFICIOS

CIUDAD DEL VATICANO, 27 ABR 2011 (VIS).-El Santo Padre nombró:

-Obispo Felipe de Jesús Estévez, hasta ahora auxiliar de la archidiócesis de Miami (EE.UU.), obispo de Saint Augustine (superficie 28.575, población 1.966.314, católicos 171.000, sacerdotes 136, religiosos 118, diáconos permanentes 62) en Estados Unidos. Sucede al obispo Victor B. Galeone, cuya renuncia al gobierno pastoral de esta diócesis fue aceptada por límite de edad.

-Obispo Dario Campos, O.F.M., hasta ahora de Leopoldina (Brasil), obispo de Cachoeiro de Itapemirim (superficie 10.073, población 661.000, católicos 395.000, sacerdotes 71, religiosos 73, diáconos permanentes 41) en Brasil.

El martes, 26 de abril, el Papa nombró a monseñor Charles C. Thompson obispo de Evansville (superficie 12.971, población 501.000, católicos 87.800, sacerdotes 75, religiosos 255, diáconos permanentes 52) en Estados Unidos. El obispo electo nació en 1961 en Louisville (EE.UU.), fue ordenado sacerdote en 1987 y actualmente era vicario general y párroco de la “Holy Trinity Parish” en Louisville. Sucede al obispo Gerald Andrew Gettelfinger, cuya renuncia al gobierno pastoral de esta diócesis fue aceptada por límite de edad.

El pasado jueves, 21 de abril, el Papa nombró al obispo Mosè Marcia, hasta ahora auxiliar de la archidiócesis de Cagliari (Italia), obispo de Nuoro (superficie 2.806, población 124.708, católicos 122.447, sacerdotes 94, religiosos 125, diáconos permanentes 8) en Italia. Sucede al obispo Pietro Meloni, cuya renuncia al gobierno pastoral de esta diócesis fue aceptada por límite de edad.
NER:RE/ VIS 20110427 (240)



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