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El 'Vatican Information Service' (VIS) es un boletín informativo de la Oficina de Prensa Santa Sede. Transmite diariamente información sobre la actividad magisterial y pastoral del Santo Padre y de la Curia Romana... []

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jueves, 21 de marzo de 2002

OTROS ACTOS PONTIFICIOS


CIUDAD DEL VATICANO, 21 MAR 2002 (VIS) - El Santo Padre trasladó al obispo Rómulo Emiliani Sánchez, C.M.F., del oficio de vicario apostólico de Darién (Panamá), nombrándolo obispo auxiliar de San Pedro Sula (Honduras).

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AUDIENCIAS


CIUDAD DEL VATICANO, 21 MAR 2002 (VIS) - El Santo Padre recibió hoy en audiencias separadas:

 - Cardenal Ignace Moussa I Daoud, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales.
 - Arzobispo Joseph Chennoth, nuncio apostólico en la República Centroafricana y en Chad.
 - Cardenal Camillo Ruini, su vicario general para la diócesis de Roma y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana.

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EL CARDENAL CASTRILLON SOBRE EL ABUSO SEXUAL Y LA PEDERASTIA


CIUDAD DEL VATICANO, 21 MAR 2002 (VIS) - El cardenal Darío Castrillón Hoyos, prefecto de la Congregación para el Clero, intervino hoy sobre las cuestiones de abusos sexuales y pederastia durante la conferencia de prensa de presentación de la Carta de Juan Pablo II a los sacerdotes para el Jueves Santo.

  Sigue el texto completo de su intervención sobre ambas cuestiones:

  "Respecto al problema de los abusos sexuales y casos de pederastia, me permito dar una sola y única respuesta.

  En el clima de pansexualismo y libertinaje sexual que se ha creado en el mundo, algunos sacerdotes, también hombres de esta cultura, han cometido el delito gravísimo de abuso sexual.

  Quisiera hacer dos observaciones:

1.- No hay todavía una estadística comparativa minuciosa respecto a otras profesiones, médicos, psiquiatras, psicólogos, educadores, deportistas, periodistas, políticos y otras categorías comunes, incluidos padres y parientes. Por lo que sabemos, de un estudio -entre otros- publicado en el libro del profesor Philip Jenkins, de la Pensilvania State University, resulta que alrededor del 3 por ciento del clero americano tendría tendencias al abuso de menores y que el 0,3 por ciento del clero mismo sería pederasta.

2.- En el momento en que la moral sexual cristiana y la ética sexual civil han sufrido una notable relajación en todo el mundo, paradójica pero también afortunadamente, se ha producido en no pocos países, un sentimiento de rechazo y una sensibilidad coyuntural con respecto a la pederastia, con repercusiones penales y económicas por resarcimiento de daños.

  ¿Cual es la actitud de la Iglesia Católica?

  La Iglesia ha defendido siempre la moral pública y el bien común y ha intervenido en defensa de la santidad de vida de los sacerdotes, estableciendo con sus penas canónicas sanciones para estos delitos.

  La Iglesia no ha dejado nunca de lado el problema de los abusos sexuales, sobre todo por parte de los ministros sagrados, no solo para con los fieles en general, sino especialmente para con los menores, con quienes es prioritaria la tarea de educar en la fe y en el proyecto moral cristiano (cf. la historia de las Congregaciones dedicadas a la educación y a la promoción humana).

  Ya en el C.I.C. de 1917, el canon 2359, p rrafo 2 decía: 'Si delictum admiserint contra sextum decalogi praeceptum cum minoribus infra aetatemásexdecim annorum... suspendatur, infames declarentur, quolibet officio, beneficio, dignitate, munere, si quod habeant, priventur, et in casibus gravioribus deponantur'.

  En el C.I.C. reformado de 1983 hay una referencia precisa a nuestro problema en el canon 1395, p rrafo 2 ('El clérigo que haya cometido otros delitos contra el sexto precepto del Dec logo, si en realidad el delito se ha cometido (...) con un menor de menos de 16 años, sea castigado con penas justas, sin excluir la dimisión del estado clerical, cuando el caso lo requiera') y en el C.C.E.O. de 1990 en el canon 1435, p rrafo 1.

  M s recientemente el Santo Padre Juan Pablo II ha deplorado la gravedad de estos comportamientos llamando firmemente a los obispos y a los sacerdotes a la vigilancia en el compromiso de ejemplo moral, tanto escribiendo y hablando a los obispos de Estados Unidos de América, como en la Exhortación Apostólica 'Ecclesia in Oceania' donde declara: 'En algunas partes de Oceanía, los abusos sexuales por parte de sacerdotes y religiosos han sido causa de grandes sufrimientos y de daño espiritual para las víctimas. También ha sido un grave daño para la vida de la Iglesia y se ha convertido en un obstáculo para el anuncio del Evangelio. Los Padres del Sínodo han condenado cualquier género de abusos sexuales como también cualquier forma de abuso de poder, tanto en el interior de la Iglesia como en la sociedad en general. El abuso sexual dentro de Iglesia representa una profunda contradicción a la enseñanza y al testimonio de Jesucristo. Los Padres sinodales han manifestado sus excusas incondicionales a las víctimas por el dolor y la desilusión provocados. La Iglesia en Oceanía está buscando los procedimientos adecuados para responder a las quejas en este ámbito y está comprometida de forma inequivocable en la cura compasiva y eficaz de las víctimas, sus familiares, la comunidad entera y los mismos culpables".

  El Santo Padre ha publicado el 30 de abril del 2001 la carta apostólica 'Sacramentorumásanctitatis tutela' con las 'Normae de gravioribus delictis Congregationi pro Doctrina Fidei reservatis' donde se reserva a la Congregación para la Doctrina de la Fe la competencia sobre una serie de delitos graves contra la santidad de los sacramentos y contra la misión educativa específica de los ministros sagrados con respecto a los jóvenes, entre ellos la pederastia.

  La Congregación para la Doctrina de la Fe, asumiendo esta competencia especial ha enviado una carta a los obispos de todo el mundo y les acompaña en la toma de responsabilidad ante hechos tan graves, tanto para evitar el riesgo de un descuido, como para una mayor coordinación entre las iglesias locales y el centro de gobierno de la Iglesia universal, con el fin de obtener una actitud homogénea por parte de las iglesias locales aun respetando la diversidad de las situaciones y de las personas.

  Con las antiguas normas se podía hablar de pederastia si un clérigo tenía un comportamiento delictuoso de este tipo con un menor de menos de 16 años. Ahora, este límite de edad se ha elevado a 18 años. Además, para este tipo de delito se ha prolongado la prescripción a diez años y se ha establecido que funcione a partir del cumplimiento de los 18 años de la victima, prescindiendo de cuando haya padecido el abuso.

  En la normativa existe también un elemento, digámoslo así, de garantía. Sirve para alejar los peligros que venza la cultura de la sospecha. Se prevé un proceso verdadero, regular, para individuar los hechos, para confirmar las pruebas de la culpabilidad ante un tribunal. Ciertamente, se insiste en la rapidez del proceso. Pero se insiste también en las investigaciones previas que permiten tomar medidas cautelares que impiden al individuo del que se sospecha que produzca daños ulteriores.

  Las medidas y los procesos deben garantizar la preservación de la santidad de la Iglesia, el bien común y los derechos de las víctimas y de los culpables.

  Las leyes de la Iglesia son serias y severas y son concebidas dentro de la tradición, ya apostólica, de tratar las cosas internas desde dentro, lo cual no significa en el orden público externo substraerse a cualquier ordenamiento civil vigente en los diversos países, exceptuando siempre el caso del sigilo sacramental o el secreto vinculado al ejercicio del ministerio episcopal y al bien común pastoral".

OP;ABUSOS; PEDERASTIA;...;CASTRILLON;VIS;20020321;1100;

CARTA DEL PAPA A LOS SACERDOTES PARA EL JUEVES SANTO DE 2002


CIUDAD DEL VATICANO, 21 MAR 2002 (VIS) - Hoy se ha publicado la tradicional Carta del Santo Padre a los Sacerdotes para el Jueves Santo. Este año el mensaje se centra en el Sacramento de la Reconciliación, pero aborda también otros dos temas: la ausencia de paz en el mundo y lo que Juan Pablo II denomina: "los pecados de algunos hermanos nuestros que han traicionado la gracia recibida con la Ordenación cediendo incluso a las peores manifestaciones del 'mysterium iniquitatis' que actúa en el mundo".

  La carta a los sacerdotes, publicada en diversos idiomas, fue firmada por Juan Pablo II el 17 de marzo, quinto domingo de Cuaresma:

  Siguen extractos del documento que tiene 19 páginas:

  "Quisiera detenerme en un aspecto de nuestra misión, sobre el cual llamé vuestra atención ya el año pasado en esta misma circunstancia. Creo que merece la pena profundizar más sobre él. Me refiero a la misión que el Señor nos ha dado de representarle, no sólo en el Sacrificio eucarístico, sino también en el sacramento de la Reconciliación.

   A este propósito, el Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda que la Eucaristía no puede unirnos a Cristo sin purificarnos al mismo tiempo de los pecados cometidos y preservarnos de futuros pecados (n. 1393). (...) La Eucaristía 'dice también el Catecismo' no está ordenada al perdón de los pecados mortales. Esto es propio del sacramento de la Reconciliación. (...) 'Quien tiene conciencia de estar en pecado grave debe recibir el sacramento de la Reconciliación antes de acercarse a comulgar' (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1385).
 
  Siento el deseo de invitaros ardientemente, como ya lo hice el año pasado, a redescubrir personalmente y a hacer redescubrir la belleza del sacramento de la Reconciliación. ste, por diversos motivos, pasa desde hace algunos decenios por una cierta crisis (...).  (En la actualidad hay una) exigencia de comunicación personal, hoy cada vez más difícil por el ritmo frenético de la sociedad tecnológica pero, precisamente por ello, sentida aún más como una necesidad vital. Es verdad que se puede atender a esta necesidad de diversas maneras. Pero, ¿cómo no reconocer que el sacramento de la Reconciliación, aunque sin confundirse con las diversas terapias de tipo psicológico, ofrece también, casi de manera desbordante, una respuesta significativa a esta exigencia? Lo hace poniendo al penitente en relación con el corazón misericordioso de Dios a través del rostro amigo de un hermano.
 
  A este propósito, deseo reiterar que la celebración personal es la forma ordinaria de administrar este Sacramento, y que sólo en 'casos de grave necesidad' es legítimo recurrir a la forma comunitaria con confesión y absolución colectiva. Las condiciones requeridas para esta forma de absolución son bien conocidas, recordando en todo caso que nunca se dispensa de la confesión individual sucesiva de los pecados graves, que los fieles han de comprometerse a hacer para que sea v lida la absolución (cf. ibíd., 1483).

  Al estar en realidades pastorales muy diversas, a veces puede desanimarnos y desmotivarnos el hecho que no sólo muchos cristianos no hagan el debido caso a la vida sacramental, sino que, a menudo, se acerquen a los Sacramentos de modo superficial. (...) El confesor no dejará de aprovechar el encuentro sacramental para intentar que el penitente vislumbre de algún modo la condescendencia misericordiosa de Dios, que le tiende su mano no para castigarlo, sino para salvarlo.

  El ministerio de la confesión (...) sufre continuamente la fuerza contrastante de dos excesos: el rigorismo y el laxismo (...) Hay que estar siempre atentos a mantener el justo equilibrio para no incurrir en ninguno de estos dos extremos. El rigorismo oprime y aleja. El laxismo desorienta y crea falsas ilusiones.
 
  De aquí se deriva también la necesidad de una 'adecuada preparación del confesor' a la celebración de este Sacramento. (...) Sintamos la exigencia rigurosa de estar realmente al día en nuestra formación teológica, sobre todo teniendo en cuenta los nuevos desafíos éticos y siendo siempre fieles al discernimiento del magisterio de la Iglesia. A veces sucede que los fieles, a propósito de ciertas cuestiones éticas de actualidad, salen de la confesión con ideas bastante confusas, en parte porque tampoco encuentran en los confesores la misma línea de juicio.

  La Carta concluye: "Queridos Sacerdotes. Sentidme particularmente cercano a vosotros mientras os reunís en torno a vuestros Obispos en este Jueves Santo del año 2002. Todos hemos vivido un renovado impulso eclesial en el alba del nuevo milenio bajo la consigna de 'caminar desde Cristo'. Fue deseo de todos que eso coincidiera con una nueva era de fraternidad y de paz para la humanidad entera. En cambio, hemos visto correr nueva sangre. Hemos sido aún testigos de guerras. Sentimos con angustia la tragedia de la división y el odio que devastan las relaciones entre los pueblos.

  Además, en cuanto sacerdotes, nos sentimos en estos momentos personalmente conmovidos en lo más íntimo por los pecados de algunos hermanos nuestros que han traicionado la gracia recibida con la Ordenación, cediendo incluso a las peores manifestaciones del 'mysterium iniquitatis' que actúa en el mundo. Se provocan así escándalos graves, que llegan a crear un clima denso de sospechas sobre todos los demás sacerdotes beneméritos, que ejercen su ministerio con honestidad y coherencia, y a veces con caridad heroica. Mientras la Iglesia expresa su propia solicitud por las víctimas y se esfuerza por responder con justicia y verdad a cada situación penosa, todos nosotros 'conscientes de la debilidad humana, pero confiando en el poder salvador de la gracia divina' estamos llamados a abrazar el 'mysterium Crucis' y a comprometernos aún más en la búsqueda de la santidad. Hemos de orar para que Dios, en su providencia, suscite en los corazones un generoso y renovado impulso de ese ideal de total
entrega a Cristo que está en la base del ministerio sacerdotal".

JPII-CARTA;SACERDOTES; JUEVES SANTO;...;...;VIS;20020321;960;

REDESCUBRIR LA BELLEZA DEL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACION


CIUDAD DEL VATICANO, 21 MAR 2002 (VIS) - Esta mañana en la Oficina de Prensa de la Santa Sede el cardenal Darío Castrillón Hoyos y el arzobispo Csaba Ternyak, respectivamente prefecto y secretario de la Congregación para el Clero, presentaron la "Carta del Santo Padre Juan Pablo II a los sacerdotes para el Jueves Santo de 2002".

  El arzobispo Ternyak dijo que la carta del Papa "tiene como tema central el sacramento de la Reconciliación, más en concreto, la confesión individual. Quizá pueda sorprender -dijo- que el Papa vuelva a tocar un argumento ya tratado el año pasado".

  El cardenal Castrillón puso de relieve tres aspectos del contenido de la carta. En primer lugar "la íntima conexión del sacramento de la Reconciliación con la Eucaristía, 'fuente y cima de toda la vida cristiana'". Tras subrayar que la Eucaristía "no está ordenada al perdón de los pecados mortales, la carta resalta la importancia para cada sacerdote de redescubrir y hacer redescubrir a todos la riqueza del Perdón de Dios".

  En segundo lugar, continuó el purpurado, "se afirma que la confesión sacramental es un coloquio personal especialísimo y salvífico del hombre con Cristo que perdona. Si muchos han perdido la dimensión del bien y del mal, es porque han perdido el sentido de Dios, interpretando la falta sobre todo según perspectivas psicológicas y sociológicas".

  "Es necesario -añadió- que el anuncio de la reconciliación, el camino de conversión y la misma celebración del sacramento iluminen y toquen la intimidad del corazón humano. (...) El sacerdote sabe que se es buen confesor si se es un humilde y asiduo penitente".

  La carta presenta al final "la imagen bíblica del encuentro de Jesús con Zaqueo, admirable manifestación -afirmó el prefecto- de la misericordia divina que previene y conduce al hombre penitente a una sincera conversión existencial: a abrirse al amor, a la reparación por el mal hecho y a un propósito firme de vida nueva".

  Respecto al problema de los escándalos graves causados por algunos sacerdotes en varios países, el cardenal Castrillón dijo que "el Santo Padre, expresa la solicitud de toda la Iglesia por las víctimas de estas penosas situaciones y dirige la invitación a todos los sacerdotes a confiar en la potencia sanadora de la gracia, a abrazar el 'mysterium Crucis' y a comprometerse ulteriormente en la búsqueda de la santidad".

OP;CARTA SACERDOTES;...;CASTRILLON; TERNYAK;VIS;20020321;390;

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