CIUDAD DEL VATICANO, 3 JUN 2003 (VIS) - Juan Pablo II recibió hoy a 28 prelados de rito latino de India, al final de su visita "ad limina".
En su discurso en inglés, el Papa observó que sus diócesis eran "tierra fértil" para la cosecha de la fe, y subrayó que las Iglesias Católicas locales podían ser "pobres materialmente, sobre todo cuando se comparan con otras comunidades cristianas, pero ricas de recursos humanos". En particular, recalcó el "número impresionante de vocaciones religiosas y diocesanas en vuestras provincias y el elevado porcentaje de fieles que van a la misa dominical".
"A pesar de estos signos positivos -prosiguió- vuestras diócesis se enfrentan también con diversos retos. La influencia negativa de los medios de comunicación, la secularización, el materialismo y el consumismo junto con las falsas promesas de un puñado de grupos fundamentalistas, han seducido a algunos católicos para que renuncien a su fe. Desgraciadamente, incluso miembros del clero se han sentido, a veces, atraídos por promesas engañosas de dinero, comodidades y poder".
El Santo Padre habló a continuación de las iniciativas pastorales necesarias para hacer frente a estos desafíos, afirmando que deben enraizarse en los "cuatro pilares de la santidad, la oración, los sacramentos y la palabra de Dios. (...) Un plan pastoral eficaz debe estructurarse de tal forma que aborde los problemas que presenta la sociedad actual", como "el movimiento hacia una cultura de la muerte, como se ve por ejemplo en las amenazas a los no nacidos, sobre todo si se trata de niñas. (...) Seguid predicando sin miedo la sólida enseñanza de la Iglesia relativa al derecho inviolable a la vida de todo ser humano inocente".
"La globalización es también un desafío para la ética y las costumbres tradicionales. Esto se ve claramente en los intentos de imponer en Asia tipos de planificación familiar y de medidas de salud reproductora moralmente inaceptables. Al mismo tiempo una comprensión incorrecta de la ley moral ha llevado a muchas personas a justificar la actividad sexual inmoral bajo la bandera de la libertad, que a su vez se ha traducido en una aceptación común de la mentalidad anticonceptiva". Todo esto contribuye, agregó, "a la difusión del VIH/SIDA que está alcanzando dimensiones epidémicas en vuestro país".
Citando la encíclica "Evangelium vitae", Juan Pablo II declaró: "Hay que llevar a cabo todos los esfuerzos posibles que respeten la dignidad y los derechos de la mujer para garantizar la promoción en todos los niveles de la sociedad hindú de un 'nuevo feminismo' que, sin caer en la tentación de seguir modelos machistas, sepa reconocer y expresar el verdadero espíritu femenino en todas las manifestaciones de la convivencia ciudadana, trabajando por la superación de toda forma de discriminación, de violencia y de explotación'".
"San Francisco Javier, que tanto hizo por la difusión del cristianismo en India -recordó el Papa-, poseía la capacidad de ser un 'pastor' con éxito en un ámbito que no era cristiano". El Santo Padre afirmó que esperaba que la Iglesia en India imitase a este santo y subrayó: "No es una tarea fácil, sobre todo en las zonas donde las personas se ven sometidas a la animosidad, la discriminación e incluso a la violencia, a raíz de sus convicciones religiosas o de su filiación tribal. Estas dificultades se ven exacerbadas por el aumento de la actividad de algunos grupos fundamentalistas hindúes que fomentan sospechas contra la Iglesia y contra otras religiones. Desgraciadamente, en varias regiones las autoridades estatales han cedido a las presiones de estos extremistas y han promulgado injustas leyes contra la conversión, prohibiendo el libre ejercicio del derecho natural a la libertad religiosa, o retirando la ayuda del estado a los miembros de algunas castas que han decidido convertirse al cristianismo".
Al final de su discurso, Juan Pablo II afirmó: "La Iglesia en India no debe nunca renunciar a su tarea fundamental de evangelización", e invitó a los obispos a "seguir estimulando a los líderes locales de otras creencias al diálogo interreligioso" y a "mantener un diálogo constante con las autoridades nacionales y locales para asegurar que India siga promoviendo y protegiendo los derechos humanos básicos de todos sus ciudadanos".
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