Inicio - VIS Vaticano - Recibir VIS - Contáctenos - Calendario VIS

El 'Vatican Information Service' (VIS) es un boletín informativo de la Oficina de Prensa Santa Sede. Transmite diariamente información sobre la actividad magisterial y pastoral del Santo Padre y de la Curia Romana... []

últimas 5 noticias

VISnews en Twitter Ver en YouTube

martes, 28 de diciembre de 2010

MENSAJE NAVIDEÑO DEL PAPA TRANSMITIDO POR LA BBC


CIUDAD DEL VATICANO, 24 DIC 2010 (VIS).-Ofrecemos la transcripción del mensaje radiofónico de Navidad de Benedicto XVI, para el programa “Thought for the day” (“Pensamiento para el día”), del canal Radio 4, que ha transmitido esta mañana la cadena pública británica BBC

“Recordando con gran cariño mi visita de cuatro días al Reino Unido el pasado mes de septiembre, me alegro de tener la oportunidad de saludaros una vez más, y también de saludar a los oyentes en todas partes, mientras nos preparamos para el nacimiento de Cristo. Nuestros pensamientos vuelven a ese momento en la historia en que el pueblo elegido por Dios, los hijos de Israel, vivían en intensa expectación. Esperaban al Mesías que Dios prometió enviar, y lo imaginaron como un gran líder que les hubiera rescatado de la dominación extranjera y habría restaurado su libertad.

Dios es siempre fiel a sus promesas, pero a menudo nos sorprende en la forma en que las cumple. El niño que nació en Belén trajo la liberación, pero no sólo para el pueblo de aquel momento y lugar -iba a ser el Salvador de todos los pueblos en todo el mundo y en toda la historia-. Y no era una liberación política lo que traía, conseguida a través de medios militares: al contrario, Cristo destruyó la muerte para siempre y restauró la vida por medio de su vergonzosa muerte en la Cruz. Y aunque había nacido en la pobreza y en la oscuridad, lejos de los centros de poder de la tierra, no era otro que el Hijo de Dios. Por amor a nosotros, tomó sobre sí nuestra condición humana, nuestra fragilidad, nuestra vulnerabilidad, y nos abrió el camino que conduce a la plenitud de la vida, a participar en la vida de Dios mismo. Mientras consideramos este gran misterio en nuestros corazones estas Navidades demos gracias a Dios por su bondad con nosotros, y proclamemos gozosamente a quienes nos rodean la buena noticia de que Dios nos ofrece liberarnos de todo lo que nos oprime; nos da la esperanza, nos da la vida.

Queridos amigos de Escocia, Inglaterra y Gales, y también de todas partes del mundo de habla inglesa: Quiero que sepáis que os tendré muy presentes en mis oraciones durante este tiempo de Navidad. Rezo por vuestras familias, por vuestros hijos, por quienes están enfermos, y por todos los que están atravesando cualquier tipo de dificultad en este tiempo. Rezo especialmente por los ancianos y por todos los que se acercan al final de sus vidas. Pido a Cristo, luz de las naciones, que disipe toda oscuridad que pueda haber en vuestras vidas y que os conceda a cada uno la gracia de una tranquila y gozosa Navidad. ¡Que el Señor os bendiga a todos!”.
MESS/ VIS 20101228 (470)

MISA DEL GALLO: SEÑOR CUMPLE TU PROMESA: LA PAZ NO TENDRA FIN


CIUDAD DEL VATICANO, 24 DIC 2010 (VIS).-Benedicto XVI presidió esta noche a las 22,00 en la basílica de San Pedro la Santa Misa del Gallo en la solemnidad de la Navidad del Señor 2010.

En el curso de la celebración eucarística, después de la lectura del Santo Evangelio, el Papa pronunció la homilía:

“Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy”. La Iglesia comienza la liturgia del Noche Santa con estas palabras del Salmo segundo. Ella sabe que estas palabras pertenecían originariamente al rito de la coronación de los reyes de Israel. El rey, que de por sí es un ser humano como los demás hombres, se convierte en “hijo de Dios” mediante la llamada y la toma de posesión de su cargo: es una especie de adopción por parte de Dios, un acto de decisión, por el que confiere a ese hombre una nueva existencia, lo atrae en su propio ser”.

“La toma de posesión de la función de rey es como un nuevo nacimiento. Precisamente como recién nacido por decisión personal de Dios, como niño procedente de Dios, el rey constituye una esperanza. El futuro recae sobre sus hombros. Él es el portador de la promesa de paz. En la noche de Belén, esta palabra profética se ha hecho realidad. (...) Sí, ahora es realmente un niño el que lleva sobre sus hombros el poder. En Él aparece la nueva realeza que Dios establece en el mundo. (...) Precisamente en la debilidad como niño Él es el Dios fuerte, y nos muestra así, frente a los poderes presuntuosos del mundo, la fortaleza propia de Dios”.

“A decir verdad, las palabras del rito de coronación en Israel eran siempre sólo ritos de esperanza, que preveían a lo lejos un futuro que sería otorgado por Dios. Ninguno de los reyes saludados de este modo se correspondía con lo sublime de dichas palabras. (...) Por eso, el cumplimiento de la palabra que da comienzo en la noche de Belén es a la vez inmensamente más grande y -desde el punto de vista del mundo- más humilde que lo que la palabra profética permitía intuir. (...) Ha quedado superada la distancia infinita entre Dios y el hombre. (...) Él ha “descendido” realmente, ha entrado en el mundo, haciéndose uno de nosotros para atraernos a todos a sí. (...) En la magnitud universal de la santa Eucaristía, Él ha hecho surgir realmente islas de paz. En cualquier lugar que se celebra hay una isla de paz, de esa paz que es propia de Dios. Este niño ha encendido en los hombres la luz de la bondad y les ha dado la fuerza de resistir a la tiranía del poder. Él construye su reino desde dentro, partiendo del corazón, en cada generación”.

“Pero también es cierto que no se ha roto la “vara del opresor”. También hoy siguen marchando con estruendo las botas de los soldados y todavía hoy, una y otra vez, queda la “túnica empapada de sangre” Así, forma parte de esta noche la alegría por la cercanía de Dios. Damos gracias porque el Dios niño se pone en nuestras manos, mendiga, por decirlo así, nuestro amor, infunde su paz en nuestro corazón. Esta alegría, sin embargo, es también una oración: Señor, cumple por entero tu promesa. Quiebra las varas de los opresores. Quema las botas resonantes. Haz que termine el tiempo de las túnicas ensangrentadas. Cumple la promesa: “La paz no tendrá fin”- Te damos gracias por tu bondad, pero también te pedimos: Muestra tu poder. Erige en el mundo el dominio de tu verdad, de tu amor; el “reino de justicia, de amor y de paz”.

“María dio a la luz a su hijo primogénito. (...) En el lenguaje que se había ido formando en la Sagrada Escritura de la Antigua Alianza, “primogénito” no significa el primero de otros hijos. “Primogénito” es un título de honor, independientemente de que después sigan o no otros hermanos y hermanas. (...) El primogénito pertenece a Dios de modo particular; está destinado al sacrificio, por decirlo así. El destino del primogénito se cumple de modo único en el sacrificio de Jesús en la cruz. Él ofrece en sí mismo la humanidad a Dios, y une al hombre y a Dios de tal modo que Dios sea todo en todos. (...) El hombre puede ser imagen de Dios, porque Jesús es Dios y Hombre, la verdadera imagen de Dios y el Hombre. Él es el primogénito de los muertos. (...) En la Resurrección, Él ha desfondado el muro de la muerte para todos nosotros. Ha abierto al hombre la dimensión de la vida eterna en la comunión con Dios. (...) Él es ahora el primero de más hermanos, es decir, el primero que inaugura para nosotros el estar en comunión con Dios. Crea la verdadera hermandad: no la hermandad deteriorada por el pecado, la de Caín y Abel, de Rómulo y Remo, sino la hermandad nueva en la que somos de la misma familia de Dios”.

“El Evangelio de Navidad nos relata al final que una multitud de ángeles del ejército celestial alababa a Dios diciendo: “Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que Dios ama” La Iglesia ha amplificado en el Gloria esta alabanza, que los ángeles entonaron ante el acontecimiento de la Noche Santa, haciéndola un himno de alegría sobre la gloria de Dios. (...) La aparición de la belleza, de lo hermoso, nos hace alegres sin tener que preguntarnos por su utilidad. (...) Pero el mensaje de los ángeles en la Noche Santa habla también de los hombres: “Paz a los hombres que Dios ama”. La traducción latina de estas palabras, que usamos en la liturgia y que se remonta a Jerónimo, suena de otra manera: “Paz a los hombres de buena voluntad”. (...) Sería equivocada una interpretación que reconociera solamente el obrar exclusivo de Dios, como si Él no hubiera llamado al hombre a una libre respuesta de amor. Pero sería también errónea una interpretación moralizadora, según la cual, por decirlo así, el hombre podría con su buena voluntad redimirse a sí mismo. Ambas cosas van juntas: gracia y libertad; el amor de Dios, que nos precede, y sin el cual no podríamos amarlo, y nuestra respuesta. (...) El entramado de gracia y libertad, de llamada y respuesta, no lo podemos dividir en partes separadas una de otra”.

“Lucas no dice que los ángeles cantaran. Él escribe muy sobriamente: el ejército celestial alababa a Dios diciendo: “Gloria a Dios en el cielo”. (...) Pero los hombres siempre han sabido que el hablar de los ángeles es diferente al de los hombres; que precisamente esta noche del mensaje gozoso ha sido un canto en el que ha brillado la gloria sublime de Dios. (...) En esta hora, nosotros nos asociamos llenos de gratitud a este cantar de todos los siglos, que une cielo y tierra, ángeles y hombres”.
HML/ VIS 20101228 (1150)

EL NACIMIENTO DEL SALVADOR TRAIGA LA PAZ AL MUNDO

CIUDAD DEL VATICANO, 25 DIC 2010 (VIS).-Al mediodía de hoy, solemnidad de la Natividad del Señor, el Papa pronunció desde el balcón central de la basílica vaticana el tradicional mensaje navideño e impartió la bendición “Urbi et Orbi”.

Ofrecemos a continuación extractos del mensaje:

“Queridos hermanos y hermanas que me escucháis en Roma y en el mundo entero, os anuncio con gozo el mensaje de la Navidad: Dios se ha hecho hombre, ha venido a habitar entre nosotros. Dios no está lejano: está cerca, más aún, es el “Emmanuel”, el Dios-con-nosotros. No es un desconocido: tiene un rostro, el de Jesús.

Es un mensaje siempre nuevo, siempre sorprendente, porque supera nuestras más audaces esperanzas. Especialmente porque no es sólo un anuncio: es un acontecimiento, un suceso, que testigos fiables han visto, oído y tocado en la persona de Jesús de Nazaret”.

“El Verbo se hizo carne”. Ante esta revelación, vuelve a surgir una vez más en nosotros la pregunta: )Cómo es posible? El Verbo y la carne son realidades opuestas; )cómo puede convertirse la Palabra eterna y omnipotente en un hombre frágil y mortal? No hay más que una respuesta: el Amor”.

“Dios no cambia, desde siempre y por siempre es Amor. (…) Sólo los que se abren al amor son cubiertos por la luz de la Navidad. Así fue en la noche de Belén, y así también es hoy. La encarnación del Hijo de Dios es un acontecimiento que ha ocurrido en la historia, pero que al mismo tiempo la supera”.

“¿Qué busca nuestro corazón si no una Verdad que sea Amor? La busca el niño, con sus preguntas tan desarmantes y estimulantes; la busca el joven, necesitado de encontrar el sentido profundo de la propia vida; la busca el hombre y la mujer en su madurez, para orientar y apoyar el compromiso en la familia y en el trabajo; la busca la persona anciana, para dar cumplimiento a la existencia terrenal.

“El anuncio de la Navidad es también luz para los pueblos, para el camino conjunto de la humanidad. El “Emmanuel”, el Dios-con-nosotros, ha venido como Rey de justicia y de paz. Su Reino -lo sabemos- no es de este mundo, sin embargo, es más importante que todos los reinos de este mundo. Es como la levadura de la humanidad: si faltara, desaparecería la fuerza que lleva adelante el verdadero desarrollo, el impulso a colaborar por el bien común, al servicio desinteresado del prójimo, a la lucha pacífica por la justicia. Creer en el Dios que ha querido compartir nuestra historia es un constante estímulo a comprometerse en ella, incluso entre sus contradicciones. Es motivo de esperanza para todos aquellos cuya dignidad es ofendida y violada, porque Aquel que ha nacido en Belén ha venido a liberar al hombre de la raíz de toda esclavitud.

“Que la luz de la Navidad resplandezca de nuevo en aquella Tierra donde Jesús ha nacido e inspire a israelíes y palestinos a buscar una convivencia justa y pacífica. Que el anuncio consolador de la llegada del Emmanuel alivie el dolor y conforte en las pruebas a las queridas comunidades cristianas en Irak y en todo el Medio Oriente, dándoles aliento y esperanza para el futuro, y animando a los responsables de las Naciones a una solidaridad efectiva para con ellas. Que se haga esto también en favor de los que todavía sufren por las consecuencias del terremoto devastador y la reciente epidemia de cólera en Haití. Y que tampoco se olvide a los que en Colombia y en Venezuela, como también en Guatemala y Costa Rica, han sido afectados por recientes calamidades naturales.

Que el nacimiento del Salvador abra perspectivas de paz duradera y de auténtico progreso a las poblaciones de Somalia, de Darfur y Costa de Marfil; que promueva la estabilidad política y social en Madagascar; que lleve seguridad y respeto de los derechos humanos en Afganistán y Pakistán; que impulse el diálogo entre Nicaragua y Costa Rica; que favorezca la reconciliación en la Península coreana.

Que la celebración del nacimiento del Redentor refuerce el espíritu de fe, paciencia y fortaleza en los fieles de la Iglesia en la China continental, para que no se desanimen por las limitaciones a su libertad de religión y conciencia y, perseverando en la fidelidad a Cristo y a su Iglesia, mantengan viva la llama de la esperanza. Que el amor del *Dios con nosotros+ otorgue perseverancia a todas las comunidades cristianas que sufren discriminación y persecución, e inspire a los líderes políticos y religiosos a comprometerse por el pleno respeto de la libertad religiosa de todos”.

Terminado el mensaje, el Papa felicitó la Navidad en 65 lenguas e impartió la bendición “Urbi et Orbi” (a Roma y al mundo).
MESS/ VIS 20101228 (790)

ANGELUS: SAGRADA FAMILIA MODELO DE VIDA Y LLAMAMIENTO POR EL CESE DE TODA VIOLENCIA

CIUDAD DEL VATICANO, 26 DIC 2010 (VIS).-Hoy, primer domingo después de la solemnidad de la Navidad y festividad de la Sagrada Familia, Benedicto XVI se asomó a mediodía a la ventana de su estudio para rezar el Ángelus con los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.

“En la pobre cueva de Belén (...) -dijo el Papa-, resplandece una luz intensa, reflejo del profundo misterio que envuelve a aquel Niño, y que María y José custodian en sus corazones, (...) conservando en lo más profundo de su ser las palabras del anuncio del ángel a María: “Aquel que nacerá será llamado Hijo de Dios”.

“El nacimiento de cada niño trae consigo algo de este misterio. Bien lo saben los padres que lo reciben como un regalo y que a menudo así se refieren a ello. (...) En efecto, los seres humanos viven la procreación no como un simple acto reproductivo, sino que perciben la riqueza, intuyen que toda criatura humana que se asoma a la tierra es el “signo” por excelencia del Creador y Padre que está en el cielo”.

“¡Qué importante, es entonces -exclamó el pontífice- que cada niño que viene al mundo, sea acogido en el calor de una familia! No importan las comodidades exteriores: Jesús nació en un establo y su primera cuna fue un pesebre, pero el amor de María y José le hizo sentir la ternura y la belleza de ser amado. Lo que necesitan los niños es el amor del padre y de la madre. Es lo que les da seguridad y lo que cuando crecen les lleva a descubrir el significado de la vida. La Sagrada Familia de Nazaret atravesó muchas pruebas, como por ejemplo (...) la “matanza de los Inocentes”, que obligó a María y a José a emigrar a Egipto. Pero, confiando en la divina Providencia, encontraron su estabilidad y dieron a Jesús una infancia serena y una educación sólida”.

La Sagrada Familia, concluyó el Santo Padre, “es sin duda única e irrepetible, pero al mismo tiempo es “modelo de vida” para cada familia, porque Jesús, verdadero hombre, quiso nacer en una familia humana, y haciendo así la bendijo y consagró. Encomendamos por tanto, a la Virgen María y a San José, a todas las familias, para que no se desanimen ante las pruebas y las dificultades, y cultiven siempre el amor conyugal, dedicándose con confianza al servicio de la vida y de la educación”.

Después de rezar el Ángelus el Santo Padre lanzó un nuevo llamamiento invocando la paz, la esperanza y la reconciliación.

“En este tiempo de Navidad, el deseo y la invocación del don de la paz se hacen todavía más intensos. Pero nuestro mundo sigue marcado por la violencia, especialmente contra los discípulos de Cristo. He sabido con gran tristeza del atentado contra una iglesia católica en Filipinas, mientras se celebraban los ritos del día de Navidad, así como de los atentados contra iglesias cristianas en Nigeria. La tierra se ha vuelto a manchar de sangre en otras partes del mundo como en Pakistán. Expreso mi más sentido pésame a las víctimas de esta absurda violencia, y reitero una vez más el llamamiento a abandonar el camino del odio para encontrar soluciones pacíficas a los conflictos y dar seguridad y serenidad a esas queridas poblaciones. En este día en que celebramos la Sagrada Familia, que vivió la dramática experiencia de tener que huir a Egipto a causa de la furia homicida de Herodes, recordamos a todos aquellos -especialmente las familias- que se ven obligados a huir de sus hogares a causa de la guerra, de la violencia y la intolerancia. Os invito a que me acompañéis en la oración para pedir con fuerza al Señor que toque el corazón de los seres humanos y traiga la esperanza, la reconciliación y la paz”.
ANG/ VIS 20101228 (650)

EL PAPA ALMUERZA CON POBRES ASISTIDOS POR MISIONERAS DE LA CARIDAD

CIUDAD DEL VATICANO, 26 DIC 2010 (VIS).-El Santo Padre participó hoy en un almuerzo que él mismo ofreció a las personas asistidas por las diversas comunidades romanas de las Misioneras de la Caridad, con ocasión del 100° aniversario del nacimiento de la beata Madre Teresa de Calcuta.

En el almuerzo, que tuvo lugar en el atrio del Aula Pablo VI en el Vaticano, había 350 huéspedes de los diversos Centros de acogida, junto a unas 150 religiosas y religiosos entre Misioneras de la Caridad, Hermanos Contemplativos, sacerdotes y seminaristas.

Tras las palabras de bienvenida al Papa de la Superiora general de las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa de Calcuta, sor Mary Prema Pierick, el Papa pidió a los presentes que dejaran que “la luz del Niño Jesús, del Hijo de Dios hecho hombre, ilumine la vida para transformarla en luz, como lo vemos de modo especial en la vida de los santos”. En este contexto, recordó el testimonio de la beata Teresa de Calcuta, a la que definió “un reflejo de la luz del amor de Dios. Celebrar 100 años de su nacimiento es motivo de gratitud y de reflexión para un renovado y gozoso empeño al servicio del Señor y de los hermanos, especialmente de los más necesitados”.

El Santo Padre destacó que la beata Teresa de Calcuta “vivió la caridad con todos sin distinción, pero con una preferencia por los más pobres y abandonados, un signo luminoso de la paternidad y de la bondad de Dios. Supo reconocer en cada uno el rostro de Cristo, que amaba con todo su ser: a Cristo, que adoraba y recibía en la Eucaristía, seguía encontrándolo por las calles de la ciudad, hasta llegar a ser “imagen” viva de Jesús que derrama sobre las heridas del hombre la gracia del amor misericordioso”.

“A quien se pregunta por qué la Madre Teresa se hizo tan famosa, la respuesta es sencilla: porque vivió de modo humilde y escondido, por amor y en el amor de Dios. Ella misma afirmaba que su premio más grande era amar a Jesús y servirlo en los pobres. Su figura pequeña, con las manos juntas o mientras acariciaba a un enfermo, a un leproso, a un moribundo, o a un niño, es el signo visible de una existencia trasformada por Dios. En la noche del dolor humano hizo resplandecer la luz del Amor divino y ayudó a tantos corazones a encontrar esa paz que sólo Dios puede dar”.

Benedicto XVI invitó a dar gracias al Señor “porque en la beata Teresa de Calcuta todos hemos visto cómo nuestra existencia puede cambiar cuando se encuentra a Jesús; puede llegar a ser para los demás un reflejo de la luz de Dios. A tantos hombres y mujeres, en situación de miseria y de sufrimiento, les dio el consuelo y la certidumbre de que Dios no abandona a nadie, ¡jamás! Su misión continúa a través de cuantos, aquí como en otras partes del mundo, viven su carisma de ser misioneros y misioneras de la Caridad”.

“Nuestra gratitud –continuó- es grande, queridas hermanas y hermanos, por vuestra presencia humilde, discreta, escondida a los ojos de los hombres, pero extraordinaria y preciosa para el corazón de Dios. Al hombre con frecuencia en busca de felicidades ilusorias, vuestro testimonio de vida les dice donde se encuentra la verdadera alegría: en el compartir, donar, y amar con la misma gratuidad de Dios que rompe la lógica del egoísmo humano”.

El Papa concluyó asegurando a los presentes que rezaba por ellos y que les llevaba “en el corazón, acogiendo a todos en un abrazo paterno”.
AC/ VIS 20101228 (620)

OTROS ACTOS PONTIFICIOS

CIUDAD DEL VATICANO, 28 DIC 2010 (VIS).-El Santo Padre nombró a don Gabriel Sayaogo obispo de la diócesis de Manga (superficie 9.870, población 574.622, católicos 107.104, sacerdotes 16, religiosas 21) en Burkina Faso. El obispo electo nació en 1962 en Niességa (Burkina Faso), fue ordenado sacerdote en 1991 y hasta ahora era vicario general de la diócesis de Ouahigouya (Burkina Faso). Sucede al obispo Wenceslas Compaoré, cuya renuncia al gobierno pastoral de la diócesis fue aceptada por límite de edad.

El lunes, 27 de diciembre, el Santo Padre nombró a don Ferenc Palánki obispo auxiliar de la archidiócesis de Eger (superficie 11.500, población 1.264.000, católicos 692.000, sacerdotes 209, religiosos 57, diáconos permanentes 14) en Hungría. El obispo electo nació en 1964 en Balassagyarmat (Hungría), fue ordenado sacerdote en 1994 y hasta ahora era director espiritual del seminario de Vác (Hungría) y defensor del vínculo en el tribunal diocesano.
NER:RE:NEA/ VIS 20101228
Copyright © VIS - Vatican Information Service