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miércoles, 8 de julio de 2015

Misa en el Parque del Bicentenario: Nuestra fe siempre es revolucionaria


Ciudad del Vaticano, 8 de julio de 2015 (Vis).-La jornada del Santo Padre se abrió ayer con el encuentro con los obispos de Ecuador, incluidos los eméritos, en el Parque del Bicentenario de Quito. Después del saludo del Presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, el arzobispo Fausto Gabriel Travéz OFM., el Papa departió con los prelados de forma informal y a puertas cerradas.

El encuentro duró alrededor de una hora, finalizado el cual, el Papa recorrió en papamóvil el parque -realizado en el lugar ocupado por el antiguo aeropuerto, y denominado ''el pulmón de Quito'', debido a sus 125 hectáreas de árboles- para saludar a los fieles, más de un millón y medio, que participaron en la Santa Misa por la Evangelización de los Pueblos, presidida por el Santo Padre y concelebrada con 1.200 sacerdotes.

Después, Francisco se dirigió a la improvisada sacristía para ponerse las vestiduras litúrgicas -estola, casulla y mitra– confeccionadas en la región ecuatoriana de Azuay por artesanas locales y por las Carmelitas Descalzas con los símbolos de una azucena, que representa a Santa Mariana de Jesús, la primera santa ecuatoriana y del Corazón de Jesús, al que Ecuador está consagrado.

En su segunda homilía en tierras latinoamericanas el Papa habló de la liberación, liberación de las desigualdades sociales y del pecado, de la necesidad de inclusión a todos los niveles y de la evangelización como vehículo de unidad de aspiraciones, de sensibilidades e ilusiones.

Francisco comenzó citando la frase de Jesús en la Última Cena: ''La palabra de Dios nos invita a vivir la unidad para que el mundo crea'' y añadió: ''Me imagino ese susurro de Jesús en la última Cena como un grito en esta misa que celebramos en ''El Parque Bicentenario''. Imaginémoslos juntos. El Bicentenario de aquel Grito de Independencia de Hispanoamérica. Ése fue un grito, nacido de la conciencia de la falta de libertades, de estar siendo exprimidos, saqueados, ''sometidos a conveniencias circunstanciales de los poderosos de turno''.

''Quisiera que hoy los dos gritos concuerden bajo el hermoso desafío de la evangelización. No desde palabras altisonantes, ni con términos complicados, sino que nazca de ''la alegría del Evangelio'', que ''llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento, de la conciencia aislada''. Nosotros, aquí reunidos, todos juntos alrededor de la mesa con Jesús somos un grito, un clamor nacido de la convicción de que su presencia nos impulsa a la unidad''.

''Padre, que sean uno para que el mundo crea'', así lo deseó mirando al cielo. A Jesús le brota este pedido en un contexto de envío: Como tú me has enviado al mundo, yo también los he enviado al mundo. En ese momento, el Señor está experimentando en carne propia lo peorcito de este mundo al que ama, aun así, con locura: intrigas, desconfianzas, traición, pero no esconde la cabeza, no se lamenta. También nosotros constatamos a diario que vivimos en un mundo lacerado por las guerras y la violencia. Sería superficial pensar que la división y el odio afectan sólo a las tensiones entre los países o los grupos sociales. En realidad, son manifestación de ese ''difuso individualismo'' que nos separa y nos enfrenta , son manifestación de la herida del pecado en el corazón de las personas, cuyas consecuencias sufre también la sociedad y la creación entera. Precisamente, a este mundo desafiante, con sus egoísmos, Jesús nos envía, y nuestra respuesta no es hacernos los distraídos, argüir que no tenemos medios o que la realidad nos sobrepasa. Nuestra respuesta repite el clamor de Jesús y acepta la gracia y la tarea de la unidad''.

''A aquel grito de libertad prorrumpido hace poco más de 200 años -comentó Francisco- no le faltó ni convicción ni fuerza, pero la historia nos cuenta que sólo fue contundente cuando dejó de lado los personalismos, el afán de liderazgos únicos, la falta de comprensión de otros procesos libertarios con características distintas pero no por eso antagónicas''.

Y la evangelización ''puede ser vehículo de unidad de aspiraciones, sensibilidades, ilusiones y hasta de ciertas utopías. Claro que sí; eso creemos y gritamos. 'Mientras en el mundo, especialmente en algunos países, reaparecen diversas formas de guerras y enfrentamientos, los cristianos queremos insistir en nuestra propuesta de reconocer al otro, de sanar las heridas, de construir puentes, de estrechar lazos y de ayudarnos mutuamente a llevar las cargas. El anhelo de unidad supone la dulce y confortadora alegría de evangelizar, la convicción de tener un inmenso bien que comunicar, y que comunicándolo, se arraiga; y cualquier persona que haya vivido esta experiencia adquiere más sensibilidad para las necesidades de los demás. De ahí la necesidad de luchar por la inclusión a todos los niveles , evitando egoísmos, promoviendo la comunicación y el diálogo, incentivando la colaboración. Hay que confiar el corazón al compañero de camino sin recelos, sin desconfianzas. Confiarse al otro es algo artesanal, porque la paz es algo artesanal, es impensable que brille la unidad si la mundanidad espiritual nos hace estar en guerra entre nosotros, en una búsqueda estéril de poder, prestigio, placer o seguridad económica. Y esto a costillas de los más pobres, de los más excluidos, de los más indefensos, de los que no pierden su dignidad pese a que se la golpean todos los días''.

''Esta unidad es ya una acción misionera ''para que el mundo crea''. La evangelización no consiste en hacer proselitismo, el proselitismo es una caricatura de la evangelización, sino evangelizar es atraer con nuestro testimonio a los alejados, es acercarse humildemente a aquellos que se sienten lejos de Dios en la Iglesia, acercarse a los que se sienten juzgados y condenados a priori por los que se sienten perfectos y puros. Acercarnos a los que son temerosos o a los indiferentes para decirles: ''El Señor también te llama a ser parte de su pueblo y lo hace con gran respeto y amor''. Porque nuestro Dios nos respeta hasta en nuestras bajezas y en nuestro pecado. Este llamamiento del Señor con qué humildad y con qué respeto lo describe el texto del Apocalipsis: “Mirá, estoy a la puerta y llamo, si querés abrir ...No fuerza, no hace saltar la cerradura, simplemente, toca el timbre, golpea suavemente y espera. ¡Ése es nuestro Dios!''

''La misión de la Iglesia, como sacramento de la salvación, condice con su identidad como Pueblo en camino, con vocación de incorporar en su marcha a todas las naciones de la tierra. Cuanto más intensa es la comunión entre nosotros tanto más se ve favorecida la misión . Poner a la Iglesia en estado de misión nos pide recrear la comunión pues no se trata ya de una acción sólo hacia afuera… nos misionamos también hacia adentro y misionamos hacia afuera manifestándonos como se manifiesta ''una madre que sale al encuentro, como se manifiesta una casa acogedora, una escuela permanente de comunión misionera''.
''Este sueño de Jesús es posible porque nos ha consagrado, por ''ellos me consagro a mí mismo dice, para que ellos también sean consagrados en la verdad'' . La vida espiritual del evangelizador nace de esta verdad tan honda, que no se confunde con algunos momentos religiosos que brindan cierto alivio; una espiritualidad quizás difusa. Jesús nos consagra para suscitar un encuentro con Él, persona a persona, un encuentro que alimenta el encuentro con los demás, el compromiso en el mundo y la pasión evangelizadora''.
''La intimidad de Dios, para nosotros incomprensible, se nos revela con imágenes que nos hablan de comunión, comunicación, donación, amor. Por eso la unión que pide Jesús no es uniformidad sino la ''multiforme armonía que atrae'' . La inmensa riqueza de lo variado, de lo múltiple que alcanza la unidad cada vez que hacemos memoria de aquel jueves santo, nos aleja de tentaciones de propuestas unicistas más cercanas a dictaduras, a ideologías, a sectarismos. La propuesta de Jesús, es concreta, no es de idea. Es concreta: andá y hacé lo mismo, le dice a aquel que le preguntó “¿quién es tu prójimo?”. Después de haber contado la parábola del buen samaritano, andá y hacé lo mismo''.

''Tampoco la propuesta de Jesús es un arreglo hecho a nuestra medida, en el que nosotros ponemos las condiciones, elegimos los integrantes y excluimos a los demás. Una religiosidad de ‘elite’… Jesús reza para que formemos parte de una gran familia, en la que Dios es nuestro Padre, y todos nosotros somos hermanos. Nadie es excluido y esto no se fundamenta en tener los mismos gustos, las mismas inquietudes, los mismos talentos. Somos hermanos porque, por amor, Dios nos ha creado y nos ha destinado, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos. Somos hermanos porque ''Dios infundió en nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama ¡Abba!, ¡Padre!''. Somos hermanos porque, justificados por la sangre de Cristo Jesús , hemos pasado de la muerte a la vida haciéndonos ''coherederos'' de la promesa . Esa es la salvación que realiza Dios y anuncia gozosamente la Iglesia: formar parte de un ''nosotros'' que llega hasta el nosotros divino''.

''Nuestro grito, en este lugar que recuerda aquel primero de libertad, actualiza el de San Pablo: ''¡Ay de mí si no evangelizo!'' . Es tan urgente y apremiante como el de aquellos deseos de independencia. Tiene una similar fascinación, tiene el mismo fuego que atrae. Hermanos, tengan los sentimientos de Jesús: ¡Sean un testimonio de comunión fraterna que se vuelve resplandeciente! ''

''Y qué lindo sería que todos pudieran admirar cómo nos cuidamos unos a otros-finalizó Francisco- Cómo mutuamente nos damos aliento y cómo nos acompañamos. El don de sí es el que establece la relación interpersonal que no se genera dando ''cosas'', sino dándose a sí mismo. En cualquier donación se ofrece la propia persona. ''Darse'', darse, significa dejar actuar en sí mismo toda la potencia del amor que es Espíritu de Dios y así dar paso a su fuerza creadora. Y darse aún en los momentos más difíciles como aquel Jueves Santo de Jesús donde Él sabía cómo se tejían las traiciones y las intrigas pero se dio y se dio, se dio a nosotros mismos con su proyecto de salvación. Donándose el hombre vuelve a encontrarse a sí mismo con su verdadera identidad de hijo de Dios, semejante al Padre y, como él, dador de vida, hermano de Jesús, del cual da testimonio. Eso es evangelizar, ésa es nuestra revolución –porque nuestra fe siempre es revolucionaria–, ése es nuestro más profundo y constante grito''.



Encuentro con el mundo de la educación: ''No podemos seguir dando la espalda a nuestra madre, la tierra''


Ciudad del Vaticano, 8 de julio de 2015 (Vis).-La segunda cita del Papa con los ecuatorianos tuvo lugar en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, un ateneo privado fundado en 1946, propiedad de la arquidiócesis de Quito y cuya gestión está confiada desde su fundación a los Padres Jesuitas. Actualmente son 30.000 los estudiantes en ella matriculados.

El Santo Padre recibió los saludos del rector, Cesar Fabián Carrasco Castro y del obispo de Loja, Alfredo José Espinoza Mateus, Presidente de la Comisión Episcopal para la Educación y la Cultura. Después se rezó una oración compuesta por san Miguel Febres Cordero FSC (1854-1910), conocido como Santo Hermano Miguel y educador ecuatoriano y se leyó un párrafo del evangelio de San Lucas, la parábola del sembrador.

En el discurso que pronunció a continuación, Francisco manifestó en primer lugar su agradecimiento por encontrarse en un ateneo ''que desde hace casi setenta años, realiza y actualiza la fructífera misión educadora de la Iglesia al servicio de los hombres y mujeres de esta Nación'' para abordar después el tema del cuidado de la creación y el de la educación como semilla de transformación de la sociedad.

''En el Evangelio acabamos de escuchar cómo Jesús, el Maestro, enseñaba a la muchedumbre y al pequeño grupo de los discípulos, acomodándose a su capacidad de comprensión. Lo hacía con parábolas, como la del sembrador. El Señor siempre fue plástico en su modo de enseñar. De una forma que todos podían entender. Jesús, no buscaba, ''doctorear'' -subrayó el Pontífice- Por el contrario, quiere llegar al corazón del hombre, a su inteligencia, a su vida, para que ésta dé fruto.La parábola del sembrador, nos habla de cultivar. Nos muestra los tipos de tierra, los tipos de siembra, los tipos de fruto y la relación que entre ellos se genera. Ya desde el Génesis, Dios le susurra al hombre esta invitación: cultivar y cuidar. No solo le da la vida, le da la tierra, la creación. No solo le da una pareja y un sinfín de posibilidades. Le hace también una invitación, le da una misión. Lo invita a ser parte de su obra creadora y le dice: ¡cultiva! Te doy las semillas, te doy la tierra, el agua, el sol, te doy tus manos y la de tus hermanos. Ahí lo tienes, es también tuyo. Es un regalo, es un don, es una oferta. No es algo adquirido, no es algo comprado. Nos precede y nos sucederá. Es un don dado por Dios para que con Él podamos hacerlo nuestro. Dios no quiere una creación para sí, para mirarse a sí mismo. Todo lo contrario. La creación, es un don para ser compartido. Es el espacio que Dios nos da, para construir con nosotros, para construir un nosotros. El mundo, la historia, el tiempo es el lugar donde vamos construyendo el nosotros con Dios, el nosotros con los demás, el nosotros con la tierra. Nuestra vida, siempre esconde esa invitación, una invitación más o menos consciente, que siempre permanece''.

''Pero notemos una peculiaridad -observó Francisco- En el relato del Génesis, junto a la palabra cultivar, inmediatamente dice otra: cuidar. Una se explica a partir de la otra. Una va de la mano de la otra. No cultiva quien no cuida y no cuida quien no cultiva. No sólo estamos invitados a ser parte de la obra creadora cultivándola, haciéndola crecer, desarrollándola, sino que estamos también invitados a cuidarla, protegerla, custodiarla. Hoy esta invitación se nos impone a la fuerza. Ya no como una mera recomendación, sino como una exigencia que nace por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en la tierra. Hemos crecido pensado tan solo que debíamos ''cultivar'' que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados quizás a expoliarla... por eso entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y desbastada tierra''.

El Papa reiteró que ''existe una relación entre nuestra vida y la de nuestra madre la tierra. Entre nuestra existencia y el don que Dios nos dio. El ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos, y no podemos afrontar adecuadamente la degradación humana y social si no prestamos atención a las causas que tiene que ver con la degradación humana y social. Pero así como decimos se ''degradan'', de la misma manera podemos decir, ''se sostienen y se pueden transfigurar''. Es una relación que guarda una posibilidad, tanto de apertura, de transformación, de vida como de destrucción y de muerte. Hay algo que es claro, no podemos seguir dándole la espalda a nuestra realidad, a nuestros hermanos, a nuestra madre la tierra. No nos es lícito ignorar lo que está sucediendo a nuestro alrededor como si determinadas situaciones no existiesen o no tuvieran nada que ver con nuestra realidad. No nos es lícito, más aún no es humano entrar en el juego de la cultura del descarte. Una y otra vez, sigue con fuerza esa pregunta de Dios a Caín: ''¿Dónde está tu hermano?''. Yo me pregunto si nuestra respuesta seguirá siendo: ''¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?'' .

''Yo vivo en Roma -comentó - en invierno hace frío. Sucede que muy cerquita del Vaticano aparezca un anciano, a la mañana, muerto de frío. No es noticia en ninguno de los diarios, en ninguna de las crónicas. Un pobre que muere de frío y de hambre hoy no es noticia, pero si las bolsas de las principales capitales del mundo bajan dos o tres puntos se arma el gran escándalo mundial. Yo me pregunto: ¿dónde está tu hermano? Y les pido que se hagan otra vez, cada uno, esa pregunta, y la hagan a la universidad. A vos Universidad católica, ¿dónde está tu hermano?''.

Después invitó a todos a preguntarse sobre la educación en el contexto universitario ''de frente a esta tierra que clama al cielo'' porque los ateneos son ''un semillero, una posibilidad, tierra fértil para cuidar, estimular y proteger. Tierra fértil sedienta de vida''.

''Me pregunto con Ustedes educadores- dijo el Papa- : ¿Velan por sus alumnos, ayudándolos a desarrollar un espíritu crítico, un espíritu libre, capaz de cuidar el mundo de hoy? ¿Un espíritu que sea capaz de buscar nuevas respuestas a los múltiples desafíos que la sociedad hoy plantea a la humanidad? ¿Son capaces de estimularlos a no desentenderse de la realidad que los circunda, no desentenderse de lo que pasa alrededor? ¿Son capaces de estimularlos a eso? Para eso hay que sacarlos del aula, su mente tiene que salir del aula, su corazón tiene que salir del aula¿Cómo entra en la currícula universitaria o en las distintas áreas del quehacer educativo, la vida que nos rodea, con sus preguntas, sus interrogantes, sus cuestionamientos? ¿Cómo generamos y acompañamos el debate constructor, que nace del diálogo en pos de un mundo más humano?''. El diálogo, esa palabra puente, esa palabra que crea puentes. Y hay una reflexión que nos involucra a todos, a las familias, a los centros educativos, a los docentes: cómo ayudamos a nuestros jóvenes a no identificar un grado universitario como sinónimo de mayor status, sinónimo de mayor dinero o prestigio social. Cómo ayudamos a identificar esta preparación como signo de mayor responsabilidad frente a los problemas de hoy en día, frente al cuidado del más pobre, frente al cuidado del ambiente''

''Y ustedes, queridos jóvenes, que están aquí, presente y futuro de Ecuador, son los que tienen que hacer lío. Con ustedes, que son semilla de transformación de esta sociedad, quisiera preguntarme: ¿saben que este tiempo de estudio, no es sólo un derecho, sino también un privilegio que ustedes tienen? ¿Cuántos amigos, conocidos o desconocidos, quisieran tener un espacio en esta casa y por distintas circunstancias no lo han tenido? ¿En qué medida nuestro estudio, nos ayuda y nos lleva a solidarizarnos con ellos?. Hagànse estas preguntas, queridos jóvenes.

''Las comunidades educativas tienen un papel fundamental, un papel esencial en la construcción de la ciudadanía y de la cultura. Cuidado, no basta con realizar análisis, descripciones de la realidad; es necesario generar los ámbitos, espacios de verdadera búsqueda, debates que generen alternativas a las problemática existentes, sobre todo hoy. Que es necesario ir a lo concreto. Ante la globalización del paradigma tecnocrático que tiende a creer ''que todo incremento del poder constituye sin más un progreso, un aumento de seguridad, de utilidad, de bienestar, de energía vital, de plenitud de valores, como si la realidad, el bien y la verdad brotaran espontáneamente del mismo poder tecnológico y económico'', hoy a ustedes, a mí, a todos se nos pide que con urgencia nos animemos a pensar, a buscar, a discutir sobre nuestra situación actual. Y digo urgencia, que nos animenos a pensar, sobre qué cultura, qué tipo de cultura queremos o pretendemos no solo para nosotros, sino para nuestros hijos, para nuestros nietos. Esta tierra, la hemos recibido como herencia, como un don, como un regalo. Qué bien nos hará preguntarnos: ¿Cómo la queremos dejar? ¿Qué orientación, qué sentido queremos imprimirle a la existencia? ¿Para qué pasamos por este mundo? ¿Para qué luchamos y trabajamos?, ¿Para que estudiamos?.''

''Las iniciativas individuales siempre son buenas y fundamentales -señaló Francisco- pero se nos pide dar un paso más: animarnos a mirar la realidad orgánicamente y no fragmentariamente; a hacernos preguntas que nos incluyen a todos, ya que todo ''está relacionado entre sí'' .No hay derecho a la exclusión.Como Universidad, como centros educativos, como docentes y estudiantes, la vida los desafía a responder a estas dos preguntas: ¿Para qué nos necesita esta tierra? ¿Dónde está tu hermano?'.

El Papa terminó invocando la inspiración y la compañía del Espíritu Santo ''pues Él nos ha convocado, nos ha invitado, nos ha dado la oportunidad y, a su vez, la responsabilidad de dar lo mejor de nosotros. Nos ofrece la fuerza y la luz que necesitamos. Es el mismo Espíritu, que el primer día de la creación aleteaba sobre las aguas queriendo transformar, queriendo dar vida. Es el mismo Espíritu que le dio a los discípulos la fuerza de Pentecostés. Es el mismo Espíritu que no nos abandona y se hace uno con nosotros para que encontremos caminos de vida nueva. Que sea Él nuestro compañero y nuestro maestro del camino''.



A los representantes de la sociedad civil: Gratuidad, solidaridad, subsidiariedad, se aprenden en la familia y se practican en la sociedad


Ciudad del Vaticano, 8 de julio de 2015 (Vis).-Poco antes de las 18,00 (hora local) el Papa llegó a la iglesia de San Francisco que con el convento adyacente constituye el edificio religioso católico más antiguo de América Latina. El lugar, que reviste además un gran significado simbólico para la población indígena ya que fue sede de los comandos militares de los Incas y los Caranquis, fue adquirido por los franciscanos gracias a donativos procedentes de Bélgica y la construcción que comenzó en 1536, el año de la fundación de Quito, finalizó en 1680, si bien el complejo se expandió posteriormente. Denominado ''El Escorial del Nuevo Mundo'', por sus riquezas artísticas abarca tres hectáreas y media de edificios (13 claustros, 3 iglesias, más de 3.500 obras de arte colonial y una espléndida biblioteca franciscana). Actualmente es escenario de diversas actividades culturales y sociales y sede de escuelas de pintura, escultura y grabado.

El alcalde de Quito, Mauricio Rodas, esperaba al Santo Padre en la entrada principal de la iglesia para entregarle las llaves de la ciudad. Fue un acto sencillo y sin discursos, después del cual el Padre guardián de la Comunidad Franciscana acogió a Francisco en el centro donde se desarrolló su encuentro del Santo Padre con la sociedad civil ecuatoriana y los protagonistas más representativos de diversos sectores, desde la cultura a la economía, pasando por la empresa industrial y rural, el voluntariado, el deporte etc...También había una nutrida representación de las poblaciones indígenas amazónicas.

Tras recibir el saludo del arzobispo de Cuenca, Luis Gerardo Cabrera Herrera, Presidente de la Comisión para los Laicos de la Conferencia Episcopal, y escuchar las palabras de tres laicos, el Papa pronunció un discurso centrado en la importancia de la familia como lugar donde se aprenden valores de utilidad social como la solidaridad, la gratuidad y el respeto.

''Justo antes de entrar en la Iglesia, el Señor Alcalde me ha entregado las llaves de la ciudad. Así puedo decir que aquí, en San Francisco de Quito, soy de casa -dijo Francisco- Ese símbolo, que es muestra de confianza y cariño, al abrirme las puertas,me permite presentarles algunas claves de la convivencia ciudadana a partir de este ser de casa, es decir a partir de la experiencia de la vida familiar''.

''Nuestra sociedad gana cuando cada persona, cada grupo social, se siente verdaderamente de casa. En una familia, los padres, los abuelos, los hijos son de casa; ninguno está excluido. Si uno tiene una dificultad, incluso grave, aunque se la haya buscado él, los demás acuden en su ayuda, lo apoyan; su dolor es de todos. Me viene a la mente la imagen de esas madres o esposas. Las he visto en Buenos Aires haciendo colas los días de visita para entrar a la cárcel, para ver a su hijo o a su esposo que no se portó bien, por decirlo en lenguaje sencillo, pero no los dejan porque siguen siendo de casa. Cómo nos enseñan esas mujeres. En la sociedad, ¿no debería suceder también lo mismo? Y, sin embargo, nuestras relaciones sociales o el juego político en el sentido más amplio de la palabra –no olvidemos que la política, decía el beato Pablo VI, es una de las formas más altas de la caridad–, muchas veces este actuar nuestro se basa en la confrontación, que produce en el descarte. Mi posición, mi idea, mi proyecto se consolidan si soy capaz de vencer al otro, de imponerme, de descartarlo. Así vamos construyendo una cultura del descarte que hoy día ha tomado dimensiones mundiales, de amplitud. ¿Eso es ser familia? En las familias todos contribuyen al proyecto común, todos trabajan por el bien común, pero sin anular al individuo; al contrario, lo sostienen, lo promueven. Se pelean, pero hay algo que no se mueve: ese lazo familiar. Las peleas de familia son reconciliaciones después. Las alegrías y las penas de cada uno son asumidas por todos. ¡Eso sí es ser familia! Si pudiéramos lograr ver al oponente político o al vecino de casa con los mismos ojos que a los hijos, esposas, o esposos, padres o madres, qué bueno sería. ¿Amamos nuestra sociedad o sigue siendo algo lejano, algo anónimo, que no nos involucra, no nos mete, no nos compromete? ¿Amamos nuestro país, la comunidad que estamos intentando construir? ¿La amamos sólo en los conceptos disertados, en el mundo de las ideas? San Ignacio –permítanme el aviso publicitario-, san Ignacio nos decía en los Ejercicios que el amor se muestra más en las obras que en las palabras. ¡Amémosla a la sociedad en las obras más que en las palabras! En cada persona, en lo concreto, en la vida que compartimos. Y además nos decía que el amor siempre se comunica, tiende a la comunicación, nunca al aislamiento. Dos criterios que nos pueden ayudar a mirar la sociedad con otros ojos. No solo a mirarla, a sentirla, a pensarla, a tocarla, a amasarla''.

''A partir de este afecto, irán surgiendo gestos sencillos que refuercen los vínculos personales. En varias ocasiones me he referido a la importancia de la familia como célula de la sociedad. En el ámbito familiar, las personas reciben los valores fundamentales del amor, la fraternidad y el respeto mutuo, que se traducen en valores sociales esenciales....Entonces, partiendo de este ser de casa, mirando la familia, pensemos en la sociedad a través de estos valores sociales que mamamos en casa, en la familia: la gratuidad, la solidaridad y la subsidiariedad''.

La gratuidad: para los padres, todos sus hijos, aunque cada uno tenga su propia índole, son igual de queribles. En cambio, el niño, cuando se niega a compartir lo que recibe gratuitamente de ellos, de los padres, rompe esta relación o entra en crisis, fenómeno más común. Las primeras reacciones... empiezan cuando la madre está embarazada: ...cuidado que hay competencia, cuidado que ya no sos el único. Curioso. El amor de los padres lo ayuda a salir de su egoísmo para que aprenda a convivir con el que viene y con los demás, que aprenda a ceder, para abrirse al otro....En el ámbito social, esto supone asumir que la gratuidad no es complemento sino requisito necesario de para la justicia. La gratuidad es requisito necesario para la justicia. Lo que somos y tenemos nos ha sido confiado para ponerlo al servicio de los demás –gratis lo recibimos, gratis lo damos–. Nuestra tarea consiste en que fructifique en obras de bien. Los bienes están destinados a todos, y aunque uno ostente su propiedad, que es lícito, pesa sobre ellos una hipoteca social. Siempre. Se supera así el concepto económico de justicia, basado en el principio de compraventa, con el concepto de justicia social, que defiende el derecho fundamental de la persona a una vida digna. Y, siguiendo con la justicia, la explotación de los recursos naturales, tan abundantes en el Ecuador, no debe buscar el beneficio inmediato. Ser administradores de esta riqueza que hemos recibido nos compromete con la sociedad en su conjunto y con las futuras generaciones, a las que no podremos legar este patrimonio sin un adecuado cuidado del medio ambiente, sin una conciencia de gratuidad que brota de la contemplación del mundo creado. Nos acompañan aquí hoy hoy aquí, hermanos de pueblos originarios provenientes de la amazonía ecuatoriana,. Esa zona es de las “más ricas en variedad de especies, en especies endémicas, poco frecuentes o con menor grado de protección efectiva… Requiere un cuidado particular por su enorme importancia para el ecosistema mundial, (pues tiene) una biodiversidad con una enorme complejidad, casi imposible de reconocer integralmente,. Pero, cuando es quemada, cuando es arrasada para desarrollar cultivos, en pocos años se pierden innumerables especies, cuando no se convierten en áridos desiertos. Y ahí Ecuador –junto a los otros países con franjas amazónicas– tiene una oportunidad para ejercer la pedagogía de una ecología integral. ¡Nosotros hemos recibido como herencia de nuestros padres el mundo, pero también recordemos que lo hemos recibido como un préstamo de nuestros hijos y de las generaciones futuras a las cuales lo tenemos que devolver! Y mejorado. ¡Y esto es gratuidad!''

''De la fraternidad vivida en la familia, nace ese segundo valor, la solidaridad en la sociedad, que no consiste únicamente en dar al necesitado, sino en ser responsables los unos de a los otros. Si vemos en el otro a un hermano, nadie puede quedar excluido, nadie puede quedar apartado. El Ecuador, como muchos pueblos latinoamericanos, experimenta hoy profundos cambios sociales y culturales, nuevos retos que requieren la participación de todos los actores sociales. La migración, la concentración urbana, el consumismo, la crisis de la familia, la falta de trabajo, las bolsas de pobreza producen incertidumbre y tensiones que constituyen una amenaza a la convivencia social. Las normas y las leyes, así como los proyectos de la comunidad civil, han de procurar la inclusión, abrir espacios de diálogo, espacios de encuentro y así dejar en el doloroso recuerdo cualquier tipo de represión, el control desmedido y la merma de libertades. La esperanza de un futuro mejor pasa por ofrecer oportunidades reales a los ciudadanos, especialmente a los jóvenes, creando empleo, con un crecimiento económico que llegue a todos, y no se quede en las estadísticas macroeconómicas., crear un desarrollo sostenible que genere un tejido social firme y bien cohesionado. Si no hay solidaridad esto es imposible''.

''Me referí a los jóvenes y me referí a la falta de trabajo. Mundialmente es alarmante. Países europeos, que estaban en primera línea hace décadas, hoy están sufriendo en la población juvenil –de veinticinco años hacia abajo– un cuarenta, un cincuenta por ciento de desocupación. Si no hay solidaridad eso no se soluciona. Les decía a los salesianos: “¡Ustedes que Don Bosco los creó para educar, hoy educación de emergencia para esos jóvenes que no tienen trabajo!”. ¿Por qué? Emergencia para prepararlos a pequeños trabajos que le otorguen la dignidad de poder llevar el pan a casa. A estos jóvenes desocupados que son los que llamamos los “ni ni” –ni estudian ni trabajan–, ¿qué horizontes les queda? ¿Las adicciones, la tristeza, la depresión, el suicidio –no se publican íntegramente las estadísticas de suicidio juvenil– o enrolarse en proyectos de locura social, que al menos le presenten un ideal? Hoy se nos pide cuidar, de manera especial, con solidaridad, este tercer sector de exclusión de la cultura del descarte. Primero son los chicos, porque o no se los quiere –hay países desarrollados que tienen natalidad casi cero por cien–, o no se los quiere o se los asesina antes de que nazcan. Después los ancianos, que se los abandona y se los va dejando y se olvida que son la sabiduría y la memoria de su pueblo. Se los descarta. Ahora le tocó el turno a los jóvenes. ¿A quién le queda lugar? A los servidores del egoísmo, del dios dinero que está al centro de un sistema que nos aplasta a todos''.
''Por último, el respeto del otro que se aprende en la familia se traduce en el ámbito social en la subsidiariedad. O sea, gratuidad, solidaridad, subsidiariedad. Asumir que nuestra opción no es necesariamente la única legítima es un sano ejercicio de humildad. Al reconocer lo bueno que hay en los demás, incluso con sus limitaciones, vemos la riqueza que entraña la diversidad y el valor de la complementariedad. Los hombres, los grupos tienen derecho a recorrer su camino, aunque esto a veces suponga cometer errores. En el respeto de la libertad, la sociedad civil está llamada a promover a cada persona y agente social para que pueda asumir su propio papel y contribuir desde su especificidad al bien común. El diálogo es necesario, es fundamental para llegar a la verdad, que no puede ser impuesta, sino buscada con sinceridad y espíritu crítico. En una democracia participativa, cada una de las fuerzas sociales, los grupos indígenas, los afroecuatorianos, las mujeres, las agrupaciones ciudadanas y cuantos trabajan por la comunidad en los servicios públicos son protagonistas, son protagonistas imprescindibles en es diálogo, no son espectadores. Las paredes, patios y claustros de este lugar lo dicen con mayor elocuencia: asentado sobre elementos de la cultura incaica y caranqui, la belleza de sus proporciones y formas, el arrojo de sus diferentes estilos combinados de modo notable, las obras de arte que reciben el nombre de “escuela quiteña”, condensan un extenso diálogo, con aciertos y errores, de la historia ecuatoriana. El hoy está lleno de belleza, y, si bien es cierto que en el pasado ha habido torpezas y atropellos –¿cómo negarlo? incluso en nuestras historias personales, ¿cómo negarlo?–, podemos afirmar que la amalgama irradia tanta exuberancia que nos permite mirar el futuro con mucha esperanza''.

''También la Iglesia quiere colaborar en la búsqueda del bien común, desde sus actividades sociales, educativas, promoviendo los valores éticos y espirituales, siendo un signo profético que lleve un rayo de luz y esperanza a todos, especialmente a los más necesitados. Muchos me preguntarán: “Padre, ¿por qué habla tanto de los necesitados, de las personas necesitadas, de las personas excluidas, de las personas al margen del camino?”. Simplemente porque esta realidad y la respuesta a esta realidad está en el corazón del Evangelio. Y precisamente porque la actitud que tomemos frente a esta realidad está inscrita en el protocolo sobre el cual seremos juzgados, en Mateo 25''.

''Muchas gracias por estar aquí, por escucharme -acabó el Papa- les pido, por favor, que lleven mis palabras de aliento a los grupos que ustedes representan en las diversas esferas sociales. Que el Señor conceda a la sociedad civil que ustedes representan ser siempre ese ámbito adecuado donde se viva en casa, donde se vivan estos valores de la gratuidad, de la solidaridad y de la subsidiariedad''.

El Santo Padre acabó la jornada con una visita a la Iglesia de la Compañía, el primer templo de la Compañía de Jesús en Ecuador, construido entre 1605 y 1765, uno de los íconos arquitectónicos más importantes del Nuevo Mundo, incluida en la lista Unesco del Patrimonio de la Humanidad. Francisco, junto con algunos jesuitas de la comunidad, rezó en privado ante la imagen de la Virgen Dolorosa. La visita duró una media hora, después de la cual el Papa se trasladó a la nunciatura apostólica para pernoctar.

Hoy, 8 de julio, está previsto su encuentro con los ancianos de la casa de reposo de las Misioneras de la Caridad en Tumbaco, así como con el clero en el Santuario Nacional Mariano El Quinche desde el cual el Papa se desplazará al aeropuerto de Quito para tomar el avión que lo llevará a Bolivia, segunda etapa de su viaje apostólico a América Latina.


Actos Pontificios


Ciudad del Vaticano, 8 de julio de 2015 (Vis).- El Santo Padre ha nombrado al obispo José Luis Goms de Vasconcelos como obispo de Sobral (superficie 17.634, población 962.000,católicos 815.000, sacerdotes 71, religiosos 114 en Brasil) El obispo electo era hasta ahora auxiliar de la arquidiócesis de Fortaleza (Brasil) y Administrador apostólico de Sobral desde el pasado febrero.


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