CIUDAD DEL VATICANO, 23 ABR 2010 (VIS).-Con motivo de la denuncia contra la Santa Sede, que abogados de Estados Unidos, en nombre de una víctima de abuso sexual por parte de un sacerdote, han presentado en el Tribunal Federal de Milwaukee (EE.UU.), la Oficina de Prensa de la Santa Sede remite a la declaración del abogado Jeffrey Lena, encargado de defender a la Santa Sede en Estados Unidos.
“En primer lugar, hay que manifestar compasión a las víctimas de los actos delictivos cometidos por el padre Lawrence Murphy. Por haber abusado sexualmente de niños, Murphy ha violado tanto la ley como la confianza que sus víctimas habían depositado en él.
“Aunque las víctimas de abusos han presentado denuncias legítimas, en este caso no se trata de una de ellas. Al contrario, la denuncia supone un intento de utilizar los trágicos acontecimientos como una plataforma para realizar un ataque más amplio. Este último ataque pretende representar a la Iglesia Católica como si fuera una empresa multinacional”.
“El caso contra la Santa Sede y sus representantes no tiene fundamento. La mayor parte del contenido de esta denuncia es una mezcla de viejas teorías ya rechazadas por tribunales de los EE.UU. En cuanto a Murphy, la Santa Sede y sus representantes no sabían nada de sus crímenes hasta unas décadas después de que cometiera los abusos, y no tenían nada que ver con los daños sufridos por el demandante.
“Dado que no tiene ningún fundamento, la denuncia -con su rueda de prensa y los comunicados de rigor- es simplemente el intento más reciente de algunos abogados de EE.UU. de utilizar el proceso judicial como una herramienta para relacionarse con los medios de comunicación.
“Si es necesario, responderemos más claramente a esta denuncia en el tribunal y en el momento oportuno.
OP/ VIS 20100423 (300)
Hoy los católicos vemos con tristeza como multimedios en todo el mundo procuran debilitar y destruir nuestra Iglesia. CNN entre varias maniobras hizo una malintencionada entrevista en su señal en español a un cardenal, donde tergiversaron sus respuestas, y Associated Press, The New York Times, The Washington Post, canales de TV anticatólicos, etc. publicaron y difundieron a sabiendas falsas o incompletas investigaciones sobre abusos sexuales y su tratamiento moral y judicial por la Iglesia. Los falsarios denominan como “nuevos escándalos” la noticia conocida la semana anterior y los casos de mediados del pasado siglo. Los anticristianos procuran confundir acerca de la Iglesia y comportamientos fraudulentos (en algunas mentes hasta seduce la sugerencia sobre un ‘código de comunicación’, el latín). Ocultan que desde su anterior gestión el Vicario de Cristo ha cuidado que se apliquen con veracidad los procedimientos- del juicio canónico a quienes sean acusados- y que no impidió sino que impulsó la colaboración con las autoridades civiles para separar de lo cierto lo presunto o simplemente difamatorio. Ninguno habla de los sacerdotes que fueron comprobadamente inocentes o absueltos también por la justicia civil.
ResponderEliminarLos grupos detractores del catolicismo no entienden que nuestra respuesta no puede ser el odio. Por supuesto que no debemos ocultar nuestra indignación cuando corresponde. Pero- inmediata a la indignación- nos embarga la pena de ver la caída de los que debieron seguir nuestros en nuestra Iglesia. La ‘carta abierta’ de Hans Küng nos avergüenza casi tanto como la indiferencia de algunos obispos. Así se alienta a los anticristianos a pedir la renuncia o detención y enjuiciamiento de Benedicto XVI, a cuestionar la beatificación de Juan Pablo II y a denigrar la memoria de Pío XII. Conocimos el reclamo de los que esperaban la renuncia de Juan Pablo II y ahora son los que sueñan con la de Benedicto XVI o con un gobierno colegiado. Y conocimos a varios ‘sesen y setentistas’ entrando a sacerdotes transgresores. Ideólogos de lo mundano prendidos a progresistas como los que ahora figuran en la contestataria Asociación de teólogos y teólogas Juan XXIII. Observando lo que está aconteciendo, ya puede decirse que en la Argentina tenemos un ejemplo viviente que sufre- desde hace años- un ensayo para el actual ataque o conspiración contra el Papa. Benedicto XVI dijo directamente verdades que molestaron a lobbies y poderosos. No importan todas las razones, pruebas y la verdad que se opongan a infames acusaciones.
Todavía no se conoce internacionalmente lo suficiente sobre la injusta persecución en la Argentina al sacerdote Julio César Grassi quien, por su parte, molestó a otros haciendo directamente buenas obras. Increíble persecución mediática - hasta ahora gratuita- que logró forzar otra judicial (de la que está por ser definitivamente absuelto) que seguramente envalentonó a los enemigos de toda la Iglesia Católica.
Roguemos a Dios por nuestra Iglesia, el Papa y toda la inmensa mayoría de buenos sacerdotes, para que aniquile esta malvada campaña que origina lo que algunos llaman la peor crisis del Catolicismo en tiempos modernos. Roguemos por voluntad, medios y caridad suficientes para enfrentar a la campaña que prosiguen con entusiasmo los enemigos de la Iglesia Católica; algunos por codicia, otros por ideología, fanatismo o libertinaje. Un mismo odio…que traman extender a todas las confesiones cristianas…y luego a otras.
Horacio Castro
Estas denuncias se han extendido por todo el mundo occidental como una plaga. A saber lo que tendrán en países del Tercer Mundo.
ResponderEliminarParece lógico que la responsabilidad de esos delitos se traslade a la Iglesia como responsable subsidiario y, por lo que parece, encubridora.
ResponderEliminarJeff Anderson trata de armar una o varias demandas colectivas contra la Iglesia, como si fuera una empresa comercial con todas las consecuencias jurídicas. La complejidad del sistema judicial y de la jurisprudencia en los EEUU es enorme. Con toda seguridad el abogado Jeffrey Lena es un experto en el tema. Todo está bien…
ResponderEliminarSabemos que la Iglesia, el Papa, la inmensa mayoría de los sacerdotes son inocentes.
Pero junto a los anticristianos por esencia (claro que media la propia voluntad), están los enemigos por ideología, fanatismo o libertinaje; por negocios antivida y antifamilia, de falsas terapias y endemias, de multimedia, de centenares de millones de dólares de honorarios por demandas infames, de explotación de los más débiles…
Los abogados Geoffrey Robertson y Mark Stephens pretenden demostrar alguna complicidad criminal del Papa, para lograr su detención en Gran Bretaña negando su condición de jefe de un Estado soberano reconocido por la ONU (cierto que el Vaticano hasta tiene el potencial de millones de ciudadanos católicos sin otro interés que el amor hacia la Iglesia).
Hay tanto odio y tanta codicia, que los enemigos de nuestra Iglesia esperan- como ha sucedido muchas veces- que, todo está bien pero… ¡marche!
Roguemos a Dios, que nos fortalezca con la caridad necesaria para empezar a defender con verdadera energía a nuestra Iglesia y a quien reconocemos como el Vicario de Cristo.