Ciudad
del Vaticano, 8 de junio 2014 (VIS).-En la solemnidad de
Pentecostés, el Papa Francisco ha presidido en la basílica de San
Pedro, la santa misa, concelebrada con los cardenales, arzobispos y
obispos presentes en la ciudad de Roma.
''Hablando
a los Apóstoles en la Última Cena Jesús les dijo que, después de
su partida de este mundo, les enviaría el don del Padre, o sea el
Espíritu Santo. Esta promesa se realiza con potencia el día de
Pentecostés, cuando el Espíritu Santo desciende sobre los
discípulos reunidos en el Cenáculo'', ha dicho el Papa en su
homilía.
El
Espíritu Santo ''nos enseña: es el Maestro interior. Nos guía por
el camino justo, a través de las situaciones de la vida... Más que
un maestro de doctrina -ha observado- el Espíritu es un maestro de
vida. Y ciertamente de la vida forma parte también el saber, el
conocer, pero dentro del horizonte más amplio y armónico de la
existencia cristiana.
El
Espíritu Santo '' nos recuerda todo aquello que Jesús dijo: Es la
memoria viviente de la Iglesia. Y mientras nos hace recordar, nos
hace entender las palabras del Señor... El Espíritu de verdad y de
caridad nos recuerda todo aquello que Cristo ha dicho, nos hace
entrar cada vez más plenamente en el sentido de sus palabras...
Sustancialmente, el Espíritu nos recuerda el mandamiento del amor, y
nos llama a vivirlo''
''Un
cristiano sin memoria -ha subrayado el Pontífice- no es un
verdadero cristiano: es un cristiano a mitad de camino, es un hombre
o una mujer prisionero del momento, que no sabe atesorar su historia,
no sabe leerla y vivirla como una historia de salvación. En cambio,
con la ayuda del Espíritu Santo, podemos interpretar las
inspiraciones interiores y los acontecimientos de la vida a la luz de
las palabras de Jesús. Y así crece en nosotros la sabiduría de la
memoria, la sabiduría del corazón, que es un don del Espíritu''.
El
Espíritu Santo ''nos hace hablar, con Dios y con los hombres. ¡No
hay cristianos mudos, mudos en el alma; no no hay lugar para eso!.
Nos hace hablar con Dios en la oración...Nos hace hablar en el acto
de fe....Y ... nos hace hablar con los hombres en el diálogo
fraterno. Nos ayuda a hablar con los demás reconociéndolos como
hermanos y hermanas''
''Pero
hay todavía más: el Espíritu Santo nos hace hablar también a
los hombres en la profecía, o sea haciéndonos “canales”... de
la Palabra de Dios. La profecía se hace con franqueza para mostrar
abiertamente las contradicciones y las injusticias, pero siempre con
sosiego e intención constructiva. Penetrados por el Espíritu de
amor, podemos ser signos e instrumentos de Dios que ama, que sirve,
que da la vida''
''El
día de Pentecostés - ha finalizado- cuando los discípulos
''quedaron llenos del Espíritu Santo'', tuvo lugar el bautismo de
la Iglesia, que nació “en salida”, en “partida” para
anunciar a todos la Buena Noticia. La Madre Iglesia que sale para
servir y, recordemos a nuestra otra Madre, que salió con prontitud
para servir. La Madre Iglesia y la Madre María. Las dos vírgenes,
las dos Madres, las dos mujeres''.
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