CIUDAD DEL VATICANO, 17 SEP 2010 (VIS).-A mediodía, el Santo Padre se encontró con los jefes de las confesiones cristianas y de las religiones mayormente representadas en el Reino Unido: judíos, musulmanes, hindúes, sikh en la Waldegrave Drawing Room del St. Mary’s University College de Twickenham.
“La presencia de creyentes comprometidos en diversos ámbitos de la vida social y económica habla por sí misma de que la dimensión espiritual de nuestras vidas es fundamental en nuestra identidad como seres humanos”, dijo el Papa.
Benedicto XVI puso de relieve que “el anhelo por lo sagrado es la búsqueda de la cosa necesaria y la única que puede satisfacer las aspiraciones del corazón humano”.
Tras subrayar que las ciencias humanas y naturales “no dan, ni pueden, una respuesta a la pregunta fundamental, porque su campo de acción es otro. No pueden satisfacer los deseos más profundos del corazón del hombre; no pueden explicar plenamente nuestro origen y nuestro destino, por qué y para qué existimos; ni siquiera pueden darnos una respuesta exhaustiva a la pregunta: “¿Por qué existe algo en vez de nada?”.
“La búsqueda de lo sagrado no devalúa otros campos de investigación humana. Al contrario, los sitúa en un contexto que acrecienta su importancia como medios del ejercicio responsable de nuestro dominio sobre la creación”. Dios “Nos confió la tarea de explorar y aprovechar los misterios de la naturaleza al servicio de un bien superior. (…) En la fe cristiana se expresa como amor a Dios y amor al prójimo. De este modo, nos comprometemos con el mundo con entusiasmo y de corazón, pero siempre con la vista puesta en servir a ese bien superior, a fin de no desdibujar la belleza de la creación explotándola por motivos egoístas”.
El Papa señaló que “es así como, la genuina creencia religiosa nos sitúa más allá de la utilidad presente, hacia la trascendencia. Nos recuerda la posibilidad y el imperativo de la conversión moral, el deber de vivir en paz con nuestro prójimo y la importancia de llevar una vida íntegra. (…) Nos motiva a cultivar la práctica de la virtud y a acercarnos a los demás con amor, con el mayor respeto por las tradiciones religiosas diferentes a las nuestras”.
Refiriéndose posteriormente a la importancia del diálogo y de la colaboración con los seguidores de otras religiones, el Santo Padre recordó, en particular, las situaciones en algunas partes del mundo, “donde la colaboración y el diálogo interreligioso necesita del respeto recíproco, la libertad para poder practicar la propia religión y participar en actos públicos de culto, así como la libertad de seguir la propia conciencia sin sufrir ostracismo o persecución, incluso después de la conversión de una religión a otra. Establecido dicho respeto y apertura, las personas de todas las religiones trabajarán juntas de manera efectiva por la paz y el entendimiento mutuo, y serán así un testimonio convincente ante el mundo”.
“Este tipo de diálogo –explicó- debe establecerse en diferentes niveles y no debe limitarse a las discusiones formales. El diálogo de la vida implica simplemente vivir uno junto a otro y aprender unos de otros para crecer en la comprensión y en el respeto recíproco. El diálogo de la acción nos une en formas concretas de colaboración, mientras aplicamos nuestra dimensión religiosa a la tarea de promover el desarrollo humano integral, trabajando por la paz, la justicia y la salvaguarda de la creación. Este tipo de diálogo puede incluir la búsqueda conjunta de maneras de defender la vida humana en todas sus fases y también la forma de garantizar que no se excluya de la vida social la dimensión religiosa de individuos y comunidades”.
“En el ámbito de las conversaciones formales, existe no sólo la necesidad de coloquios teológicos, sino también la de compartir nuestra riqueza espiritual, hablando sobre nuestra experiencia de oración y contemplación y expresando la alegría mutua del encuentro con el amor divino. En este contexto, me alegra ver tantas iniciativas positivas emprendidas en este país para promover este diálogo en distintos niveles”.
Benedicto XVI concluyó asegurando que la Iglesia católica “sigue por este camino de compromiso y diálogo en el genuino respeto hacia vosotros y vuestras creencias. Los católicos, en Inglaterra y en todo el mundo, seguirán trabajando para construir puentes de amistad con otras religiones, para sanar los errores del pasado y promover la confianza entre individuos y comunidades”.
Terminado el encuentro, el Papa se trasladó a la nunciatura apostólica para el almuerzo.
PV-REINO UNIDO/ VIS 20100917 (750)
“La presencia de creyentes comprometidos en diversos ámbitos de la vida social y económica habla por sí misma de que la dimensión espiritual de nuestras vidas es fundamental en nuestra identidad como seres humanos”, dijo el Papa.
Benedicto XVI puso de relieve que “el anhelo por lo sagrado es la búsqueda de la cosa necesaria y la única que puede satisfacer las aspiraciones del corazón humano”.
Tras subrayar que las ciencias humanas y naturales “no dan, ni pueden, una respuesta a la pregunta fundamental, porque su campo de acción es otro. No pueden satisfacer los deseos más profundos del corazón del hombre; no pueden explicar plenamente nuestro origen y nuestro destino, por qué y para qué existimos; ni siquiera pueden darnos una respuesta exhaustiva a la pregunta: “¿Por qué existe algo en vez de nada?”.
“La búsqueda de lo sagrado no devalúa otros campos de investigación humana. Al contrario, los sitúa en un contexto que acrecienta su importancia como medios del ejercicio responsable de nuestro dominio sobre la creación”. Dios “Nos confió la tarea de explorar y aprovechar los misterios de la naturaleza al servicio de un bien superior. (…) En la fe cristiana se expresa como amor a Dios y amor al prójimo. De este modo, nos comprometemos con el mundo con entusiasmo y de corazón, pero siempre con la vista puesta en servir a ese bien superior, a fin de no desdibujar la belleza de la creación explotándola por motivos egoístas”.
El Papa señaló que “es así como, la genuina creencia religiosa nos sitúa más allá de la utilidad presente, hacia la trascendencia. Nos recuerda la posibilidad y el imperativo de la conversión moral, el deber de vivir en paz con nuestro prójimo y la importancia de llevar una vida íntegra. (…) Nos motiva a cultivar la práctica de la virtud y a acercarnos a los demás con amor, con el mayor respeto por las tradiciones religiosas diferentes a las nuestras”.
Refiriéndose posteriormente a la importancia del diálogo y de la colaboración con los seguidores de otras religiones, el Santo Padre recordó, en particular, las situaciones en algunas partes del mundo, “donde la colaboración y el diálogo interreligioso necesita del respeto recíproco, la libertad para poder practicar la propia religión y participar en actos públicos de culto, así como la libertad de seguir la propia conciencia sin sufrir ostracismo o persecución, incluso después de la conversión de una religión a otra. Establecido dicho respeto y apertura, las personas de todas las religiones trabajarán juntas de manera efectiva por la paz y el entendimiento mutuo, y serán así un testimonio convincente ante el mundo”.
“Este tipo de diálogo –explicó- debe establecerse en diferentes niveles y no debe limitarse a las discusiones formales. El diálogo de la vida implica simplemente vivir uno junto a otro y aprender unos de otros para crecer en la comprensión y en el respeto recíproco. El diálogo de la acción nos une en formas concretas de colaboración, mientras aplicamos nuestra dimensión religiosa a la tarea de promover el desarrollo humano integral, trabajando por la paz, la justicia y la salvaguarda de la creación. Este tipo de diálogo puede incluir la búsqueda conjunta de maneras de defender la vida humana en todas sus fases y también la forma de garantizar que no se excluya de la vida social la dimensión religiosa de individuos y comunidades”.
“En el ámbito de las conversaciones formales, existe no sólo la necesidad de coloquios teológicos, sino también la de compartir nuestra riqueza espiritual, hablando sobre nuestra experiencia de oración y contemplación y expresando la alegría mutua del encuentro con el amor divino. En este contexto, me alegra ver tantas iniciativas positivas emprendidas en este país para promover este diálogo en distintos niveles”.
Benedicto XVI concluyó asegurando que la Iglesia católica “sigue por este camino de compromiso y diálogo en el genuino respeto hacia vosotros y vuestras creencias. Los católicos, en Inglaterra y en todo el mundo, seguirán trabajando para construir puentes de amistad con otras religiones, para sanar los errores del pasado y promover la confianza entre individuos y comunidades”.
Terminado el encuentro, el Papa se trasladó a la nunciatura apostólica para el almuerzo.
PV-REINO UNIDO/ VIS 20100917 (750)
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