CIUDAD DEL VATICANO, 9 OCT 2006 (VIS).-El Santo Padre recibió esta mañana a los prelados de la Conferencia de Obispos Católicos de Canadá Occidental, que acaban de realizar su visita "ad limina".
Comentando en su discurso la parábola del hijo pródigo, el Papa se preguntó si el hermano mayor no representa en cierto modo "a quienes se alejan tristemente de la Iglesia. Incapaz de pensar más allá de los límites de la justicia natural, permanece atrapado en la envidia y la soberbia, separado de Dios, aislado de los demás e intranquilo".
El Santo Padre subrayó que la responsabilidad de los obispos de indicar "la presencia destructiva del pecado es fácilmente comprendida como un servicio de esperanza: fortalece a los creyentes para evitar el mal y abrazar la perfección del amor y la plenitud de la vida cristiana. Por eso, quiero encomendaros la promoción del Sacramento de la Penitencia. Mientras este sacramento es considerado a menudo con indiferencia, su efecto es precisamente la plenitud de la curación que anhelamos".
Tras poner de relieve que la falta de reconocimiento del pecado es un síntoma de la "debilidad de nuestra relación con Dios", Benedicto XVI señaló que "cuando Dios es excluido de la vida pública, el sentido de ofensa a Dios -el verdadero sentido del pecado- desaparece, como cuando el valor absoluto de las normas morales se relativiza, las categorías de bien o de mal se desvanecen, junto con la responsabilidad personal".
"Cuando se olvidan la necesidad de pedir perdón y la disponibilidad para perdonar, brotan sentimientos de culpabilidad y la tendencia al litigio. Sin embargo, este peligroso fenómeno se puede eliminar".
El Papa se refirió entonces a la labor del Consejo Aborigen Católico para la Reconciliación y a los objetivos del Fondo para los indios americanos, unas iniciativas que "ofrecen un testimonio del amor de Cristo que nos urge". En este sentido, pidió a los prelados que afrontaran "con compasión y determinación las causas fundamentales de las dificultades relacionadas con las exigencias sociales y espirituales de los fieles aborígenes".
"El compromiso con la verdad -terminó- abre el camino a la reconciliación estable mediante el proceso sanador de pedir y otorgar el perdón, dos elementos indispensables para la paz. De este modo, se purifica nuestra memoria, nuestros corazones se serenan y nuestro futuro se llena de una esperanza bien fundada en la paz que brota de la verdad".
AL/.../CANADA OCCIDENTAL VIS 20061009 (400)
Comentando en su discurso la parábola del hijo pródigo, el Papa se preguntó si el hermano mayor no representa en cierto modo "a quienes se alejan tristemente de la Iglesia. Incapaz de pensar más allá de los límites de la justicia natural, permanece atrapado en la envidia y la soberbia, separado de Dios, aislado de los demás e intranquilo".
El Santo Padre subrayó que la responsabilidad de los obispos de indicar "la presencia destructiva del pecado es fácilmente comprendida como un servicio de esperanza: fortalece a los creyentes para evitar el mal y abrazar la perfección del amor y la plenitud de la vida cristiana. Por eso, quiero encomendaros la promoción del Sacramento de la Penitencia. Mientras este sacramento es considerado a menudo con indiferencia, su efecto es precisamente la plenitud de la curación que anhelamos".
Tras poner de relieve que la falta de reconocimiento del pecado es un síntoma de la "debilidad de nuestra relación con Dios", Benedicto XVI señaló que "cuando Dios es excluido de la vida pública, el sentido de ofensa a Dios -el verdadero sentido del pecado- desaparece, como cuando el valor absoluto de las normas morales se relativiza, las categorías de bien o de mal se desvanecen, junto con la responsabilidad personal".
"Cuando se olvidan la necesidad de pedir perdón y la disponibilidad para perdonar, brotan sentimientos de culpabilidad y la tendencia al litigio. Sin embargo, este peligroso fenómeno se puede eliminar".
El Papa se refirió entonces a la labor del Consejo Aborigen Católico para la Reconciliación y a los objetivos del Fondo para los indios americanos, unas iniciativas que "ofrecen un testimonio del amor de Cristo que nos urge". En este sentido, pidió a los prelados que afrontaran "con compasión y determinación las causas fundamentales de las dificultades relacionadas con las exigencias sociales y espirituales de los fieles aborígenes".
"El compromiso con la verdad -terminó- abre el camino a la reconciliación estable mediante el proceso sanador de pedir y otorgar el perdón, dos elementos indispensables para la paz. De este modo, se purifica nuestra memoria, nuestros corazones se serenan y nuestro futuro se llena de una esperanza bien fundada en la paz que brota de la verdad".
AL/.../CANADA OCCIDENTAL VIS 20061009 (400)
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