CIUDAD DEL VATICANO, 8 OCT 2006 (VIS).- Benedicto XVI dedicó la reflexión que precede al Angelus dominical al Evangelio de hoy, donde se narra la respuesta de Cristo a quienes le preguntaban si era lícito para el marido repudiar a su mujer siguiendo un precepto de la ley mosaica.
Jesús respondió, dijo el Papa, "que se trataba de una concesión de Moisés a causa de la "dureza de corazón", mientras la verdad sobre el matrimonio se remontaba "al comienzo de la creación", cuando, como está escrito en el Libro del Génesis, Dios "los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne".Y Jesús agrega: "De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre".
"Este es el proyecto originario de Dios", explicó el Santo Padre, recordando que la constitución pastoral "Gaudium et spes" del Concilio Vaticano II afirma: "La íntima comunidad conyugal de vida y amor fundada por el Creador y provista de leyes propias, se establece con la alianza del matrimonio. (...) El mismo Dios es autor del matrimonio".
Benedicto XVI exhortó después a los esposos cristianos a "mantenerse fieles a su vocación en cada una de las estaciones de la vida, "en la alegría y en el dolor, en la salud y en la enfermedad", como prometieron en el rito sacramental" y a que, "conscientes de la gracia recibida, construyan una familia abierta a la vida y capaz de afrontar unida los numerosos y complicados desafíos de nuestro tiempo".
El Papa concluyó citando la exhortación apostólica "Familiaris consortio", donde Juan Pablo II escribía: "El sacramento del matrimonio "constituye a los cónyuges y padres cristianos en testigos de Cristo (...) como auténticos "misioneros" del amor y de la vida". Esta misión se orienta tanto hacia la vida interna de la familia -especialmente en el servicio recíproco y en la educación de los hijos- como hacia el exterior: la comunidad doméstica, de hecho, está llamada a ser signo del amor de Dios hacia todos".
ANG/MATRIMONIO/... VIS 20061009 (370)
Jesús respondió, dijo el Papa, "que se trataba de una concesión de Moisés a causa de la "dureza de corazón", mientras la verdad sobre el matrimonio se remontaba "al comienzo de la creación", cuando, como está escrito en el Libro del Génesis, Dios "los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne".Y Jesús agrega: "De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre".
"Este es el proyecto originario de Dios", explicó el Santo Padre, recordando que la constitución pastoral "Gaudium et spes" del Concilio Vaticano II afirma: "La íntima comunidad conyugal de vida y amor fundada por el Creador y provista de leyes propias, se establece con la alianza del matrimonio. (...) El mismo Dios es autor del matrimonio".
Benedicto XVI exhortó después a los esposos cristianos a "mantenerse fieles a su vocación en cada una de las estaciones de la vida, "en la alegría y en el dolor, en la salud y en la enfermedad", como prometieron en el rito sacramental" y a que, "conscientes de la gracia recibida, construyan una familia abierta a la vida y capaz de afrontar unida los numerosos y complicados desafíos de nuestro tiempo".
El Papa concluyó citando la exhortación apostólica "Familiaris consortio", donde Juan Pablo II escribía: "El sacramento del matrimonio "constituye a los cónyuges y padres cristianos en testigos de Cristo (...) como auténticos "misioneros" del amor y de la vida". Esta misión se orienta tanto hacia la vida interna de la familia -especialmente en el servicio recíproco y en la educación de los hijos- como hacia el exterior: la comunidad doméstica, de hecho, está llamada a ser signo del amor de Dios hacia todos".
ANG/MATRIMONIO/... VIS 20061009 (370)
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