LOS BEATOS, EJEMPLOS DE FIDELIDAD EN TIEMPOS DE PERSECUCION

CIUDAD DEL VATICANO, 14 SEP 2003 (VIS) - Juan Pablo II celebró misa esta mañana en la explanada Petrzalka de Bratislava y beatificó al obispo Vasil' Hopko (1904-1976) y a Sor Zdenka Cecilia Schelingov (1916-1955), testigos de la fe en el siglo XX. Asistieron a la celebración eucarística el presidente de la República y numerosas autoridades civiles y militares, además de miles de fieles no sólo eslovacos sino también de los países fronterizos.

En este domingo, que coincide con la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, el Papa invitó en la homilía a "mirar a la Cruz, 'lugar privilegiado' en el que se revela y manifiesta el amor de Dios por nosotros. A la Cruz miraron con fe inquebrantable el obispo Vasil' Hopko y Sor Zdenka Cecilia Schelingov , que hoy he tenido la alegría de inscribir en el Libro de los Beatos".

"En la Cruz -continuó- se encuentran la miseria del ser humano y la misericordia de Dios. Adorar esta misericordia ilimitada es para el ser humano el único camino para abrirse al misterio de la Cruz. (...) Por medio de la Cruz de Cristo han sido derrotados el maligno y la muerte, se nos ha transmitido la vida, se ha restituido la esperanza, se ha comunicado la luz. O Crux, ave spes unica!".

El Papa subrayó que "la meditación de este misterio grande y admirable ha sostenido" a los nuevos beatos, "en la elección de la vida consagrada y, especialmente, en los sufrimientos afrontados durante su terrible prisión".

"Ambos -añadió- brillan ante nosotros como ejemplos luminosos de fidelidad en tiempos de dura y despiadada persecución religiosa: el obispo Vasil' nunca renegó de su amor a la Iglesia Católica y al Papa; Sor Zdenka nunca dudó en arriesgar su vida por ayudar a los ministros de Dios. Ambos afrontaron un injusto proceso y una inicua condena, las torturas, la humillación, la soledad, la muerte. De esta manera, la Cruz se convirtió para ellos en camino que les condujo a la vida, en fuente de fortaleza y de esperanza, prueba de amor por Dios y por el ser humano".

El Santo Padre señaló al final que así como "en el Jardín del Edén, al pie del rbol, se encontraba una mujer, Eva (...), en el Calvario, al pie del rbol de la cruz, se encontraba otra mujer, María. (...) Es la Virgen Dolorosa, que mañana recordaremos en la liturgia y que vosotros, con tierna devoción, veneráis como vuestra Patrona. A Ella confío el presente y el futuro de la Iglesia y de la Nación eslovaca, para que crezcan bajo la Cruz de Cristo y sepan siempre descubrir y acoger el mensaje de amor y de salvación".

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