SER DISCIPULOS QUE ESCUCHAN, APOSTOLES QUE TESTIMONIAN

CIUDAD DEL VATICANO, 13 SEP 2003 (VIS) - Juan Pablo II salió esta mañana a las 9,00 de Bratislava con destino a Kosice, a 400 km. en el este del país, donde llegó tras una hora de avión. Después recorrió en coche los 65 km. que le separaban de Roznava y llegó alrededor de las 11,00 a la explanada de Podrakos, una vasta área que puede contener hasta 500.000 personas y donde celebró misa en honor de San Juan Crisóstomo, el venerado doctor de la Iglesia considerado un puente entre Oriente y Occidente.

La misa se celebró en presencia de autoridades religiosas y civiles, entre las cuales el presidente de Eslovaquia, y de una muchedumbre de fieles de los países vecinos. En particular, el Papa saludó a los peregrinos de Hungría en su idioma.

En eslovaco el Santo Padre afirmó que todo creyente debe ser "al mismo tiempo discípulo y apóstol; discípulo, en escucha humilde y dócil de la palabra que salva; apóstol, con el testimonio apasionado de una vida conforme al Evangelio. Un proverbio eslovaco dice: 'Las palabras advierten, los ejemplos arrastran'. Sí, queridos hermanos y hermanas, también es muy grande la aportación que podéis dar, con el 'estilo' de vuestra vida cristiana a la evangelización del mundo contemporáneo y a la construcción de una sociedad más justa y fraternal".

"Viniendo desde Bratislava y Kosice -prosiguió-, he admirado las grandes llanuras cultivadas, testigos de vuestro trabajo y vuestro esfuerzo. He pensado con simpatía en los que se dedican a la agricultura. (...) En la parábola evangélica que acabamos de escuchar, Jesús en persona se comparaba con el sembrador, que esparce con confianza la semilla de su palabra en el terreno de los corazones humanos".

"Escuchemos la explicación que Jesús mismo hace de la parábola. La semilla comida por los p jaros evoca la intervención del maligno, que lleva en el corazón la incomprensión del camino de Dios, que es siempre el camino de la Cruz. La semilla sin raíces describe la situación en la que la Palabra se acepta solo exteriormente, sin esa profundidad de adhesión a Cristo y ese amor personal por El, que constituyen la única forma de conservarla. La semilla sofocada simboliza las preocupaciones de la vida actual, la atracción que ejercen el poder, el bienestar y el orgullo".

Juan Pablo II subrayó que "la Palabra no da fruto automáticamente: aún siendo divina, por lo tanto omnipotente, se adapta a las condiciones del terreno, es decir, acepta las respuestas que el terreno da y que también pueden ser negativas. (...) Nosotros, queridos hermanos y hermanas, somos el terreno en el que el Señor deposita incansablemente la semilla de su Palabra y de su amor. ¿Con qué espíritu la acogemos? ¿Cómo hacemos que fructifique?".

El Santo Padre concluyó su homilía afirmando que confiaba a todos "el tesoro de esta Palabra, haciéndose a su vez sembrador confiado que deposita en el secreto del corazón de cada uno la 'buena noticia' del Reino. Sed terreno fértil y bueno que, con la abundancia de sus frutos, consuela las expectativas de la Iglesia y del mundo".

PV-ESLOVAQUIA;MISA;...;KOSICE; ROZNAVA;VIS;20030915;520;