Ciudad
del Vaticano, 30 de enero 2016 (Vis).-El Papa Francisco ha dedicado
la primera de las audiencias jubilares al tema ''Misericordia y
Misión''. Las audiencias jubilares son una iniciativa del Santo
Padre durante el Año Santo para que participen también en sus
catequesis las personas que no pueden hacerlo en las audiencias
generales de los miércoles. En esta ocasión más de 22.000 personas
llenaron la Plaza de San Pedro.
''Estamos
entrando día tras día en lo más vivo del Año Santo de la
Misericordia- dijo el Papa- a los numerosos fieles. Con su gracia el
Señor guía nuestros pasos mientras atravesamos la Puerta Santa y
nos sale al encuentro para quedarse con nosotros siempre, a pesar de
nuestros fallos y nuestras contradicciones. No nos cansemos nunca de
sentir la necesidad de su perdón porque cuando somos débiles su
cercanía nos hace fuertes y nos permite vivir nuestra fe con más
alegría''.
Hablando
después de la estrecha relación entre misericordia y misión,
Francisco subrayó que como cristianos tenemos la responsabilidad de
ser misioneros del Evangelio. ''Cuando recibimos una buena noticia o
tenemos una buena experiencia es natural que queramos comunicárselo
a los demás...La alegría que sentimos nos impulsa a hacerlo.
Tendría que ser lo mismo cuando encontramos al Señor -explicó- Más
aún, la señal concreta de que de verdad hemos encontrado a Jesús
es la alegría que sentimos transmitiéndolo a los demás. Y esto
no es hacer proselitismo, es un regalo, yo te doy lo que me ha hecho
alegre a mí también. Leyendo el Evangelio vemos que esa fue
también la experiencia de los primeros discípulos...Encontrar a
Jesús equivale a encontrarse con su amor: ese amor nos transforma y
nos hace capaces de transmitir a los demás la fuerza que nos da''.
''Podríamos
decir que desde el Bautismo recibimos un nombre nuevo además del que
nos ponen nuestros padres y ese nombre es ''Cristóforo'' que
significa ''portador de Cristo''. El nombre de nuestra actitud, de
portadores de la alegría y de la misericordia de Cristo -señalo
el Santo Padre- El cristiano es portador de Cristo... Pero la
misericordia que recibimos del Padre no se nos da como un consuelo
privado sino que nos hace instrumentos para que otros puedan recibir
el mismo don. Hay una circularidad fantástica entre misericordia y
misión''.
''Vivir
de misericordia nos hace misioneros de la misericordia y ser
misioneros nos permite crecer cada vez más en la misericordia de
Dios. Tomemos en serio nuestro ser cristianos y el compromiso de
vivir como creyentes porque solamente así el Evangelio puede tocar
el corazón de los demás y abrirlo para recibir la gracia del amor,
para recibir esta gran misericordia de Dios que acoge a todos''.
Así concluyo Francisco la primera de sus audiencias jubilares del
Año Santo
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