Ciudad
del Vaticano, 1 febrero 2016
(VIS).- Esta mañana se ha presentado en la Oficina de Prensa de la
Santa Sede el libro ''Testigos del Resucitado'', las actas del curso
anual de formación para los nuevos obispos, editado por la Liberia
Editora Vaticana (LEV) y a cargo de la Congregación para los
Obispos. Han intervenido el cardenal Marc Ouellet, P.S.S., Prefecto
de dicha Congregación ; el arzobispo Ilson de Jesus Montanari,
secretario de la misma y el arzobispo Francesco Cacucci, de
Bari-Bitonto (Italia) relator del curso.
''Esta experiencia
-ha dicho el cardenal Marc Ouellet- comienza desde lejos. De hecho,
los sínodos celebrados en las últimas décadas han demostrado que
la formación es una necesidad para todos aquellos que son parte de
la Iglesia: laicos, sacerdotes, religiosos y hasta obispos... A la
luz de estas declaraciones -ha continuado-, la Congregación para los
Obispos, después de un atento discernimiento, dio inicio a la
experiencia del curso de formación para los nuevos obispos. El
primer evento, coordinado por el entonces Prefecto, el cardenal
Giovanni Battista Re, se llevó a cabo entre finales de junio y
principios de julio de 2001. El próximo, por consiguiente, será la
XVI edición. Obispos de todo el mundo viajan a Roma por esta
iniciativa, bajo el patrocinio de la Congregación para los Obispos,
en colaboración con la Congregación para las Iglesias Orientales y,
ocasionalmente, con la Congregación para la Evangelización de los
Pueblos''.
''Esto
significa -ha añadido- que más de 1500 obispos han sido iniciados
en su misión pastoral a través de esta experiencia de 8 -9 días de
convivencia, intercambio fraterno, conferencias, debates y, sobre
todo encuentro con el Santo Padre y representantes de la Curia
Romana, y del episcopado mundial. El contenido compartido en este
ámbito formativo se publica en este libro y se pone a disposición
del público, para recibir eventualmente comentarios y sugerencias
útiles para mejorar la experiencia''.
Por su parte, el arzobispo Francesco
Cacucci ha explicado cómo ''en un momento de
hiper-activismo y fragmentación, el obispo está llamado, hoy más
que nunca, a ser el hombre de la síntesis y a ayudar a "hermanos
y amigos" sacerdotes a buscar lo esencial... El Congreso
eclesial italiani celebrado en Florencia el pasado noviembre -ha
continuado-, recibió del Santo Padre un estímulo para vivir una
"colegialidad" eficaz. Caminar juntos (sínodo) con los
sacerdotes, los consagrados, y laicos, es una fatiga, pero es la
expresión del amor y la comunión en la Iglesia. Se puede decir con
San Agustín que "cuando se ama, incluso la fatiga es amada".
Así que para ser "testigo del Resucitado" el obispo está
llamado a ser un hombre de oración, especialmente de oración de
intercesión''.
Asimismo el
arzobispo Ilson de Jesus Montanari ha añadido que durante estos
dieciséis años el número de obispos participantes siempre ha sido
superior a 100, y ha explicado cómo después de las primeras
reuniones, la Congregación para las Iglesias Orientales se ha unido
a la experiencia enviando por su parte más obispos. ''Esta presencia
-ha finalizado- nos ha permitido adquirir un mejor conocimiento de la
situación de estas iglesias a menudo en problemas y en situaciones
minoritarias, para reforzar con ellas las relaciones fraternas''.
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