Ciudad
del Vaticano, 13 de diciembre de 2015 (Vis).-El tercer domingo de
Adviento el Papa abrió la tercera Puerta Santa en este Año Jubilar
de la Misericordia. Después de la Puerta de la catedral de Bangui en
la República Centroafricana, el 29 de noviembre y de la de la
basílica de San Pedro, el 8 de diciembre, hoy fue la Puerta de la
catedral del Obispo de Roma, San Juan de Letrán. En este domingo de
''Gaudete'', o de la alegría, Francisco reafirmó que el motivo de
esa alegría, expresado en las lecturas con palabras que infunden
esperanza, y permiten mirar el futuro con serenidad, es que ''el
Señor ha abolido toda condena y ha decidido vivir entre nosotros''.
Cuando
nuestra mirada se dirige hacia la Navidad ya próxima, dijo en la
homilía pronunciada durante la santa misa ''no podemos dejarnos
llevar por el cansancio ni está permitida ninguna forma de
tristeza, aunque tengamos motivos, por tantas preocupaciones y por
las múltiples formas de violencia que hieren nuestra humanidad. La
venida del Señor debe llenar nuestro corazón de alegría''.
El
Papa citó la primera lectura del profeta Sofonías donde ''en un
contexto histórico de grandes abusos y violencias, por obra sobre
todo de hombres de poder, Dios hace saber que Él mismo reinará
sobre su pueblo, que no lo dejará más a merced de la arrogancia de
sus gobernantes, y que lo liberará de toda angustia. Hoy se nos pide
que no dejemos caer nuestros brazos a causa de la duda, de la
impaciencia o del sufrimiento''. San Pablo retoma la enseñanza de
Sofonías y la repite: ''El Señor está cerca''. Por esto debemos
alegrarnos siempre, y con nuestra afabilidad dar testimonio de la
cercanía y de la atención de Dios con cada persona''.
''Hemos
abierto la Puerta Santa, aquí y en todas las catedrales del mundo
-recordó - También este simple signo es una invitación a la
alegría. Inicia el tiempo del gran perdón. Es el Jubileo de la
Misericordia. Es el momento de descubrir la presencia de Dios y su
ternura de Padre. A Dios no le gusta la rigidez. Es un Padre tierno;
todo lo hace con ternura de Padre. Seamos también nosotros como la
gente que interrogaba a Juan: ''¿Qué tenemos que hacer?' . Y la
respuesta del Bautista no se hace esperar: Invita a actuar con
justicia y a atender a las necesidades de cuantos se encuentran en
dificultad. Lo que Juan exige a sus interlocutores, está ya en la
Ley. A nosotros, en cambio, se nos pide un compromiso más radical.
Ante la Puerta Santa que estamos llamados a atravesar, se nos pide
que seamos instrumentos de misericordia, conscientes de que éste
será nuestro metro de juicio. El bautizado sabe que su compromiso es
más grande. La fe en Cristo es un camino que dura toda la vida:
el de ser misericordiosos como el Padre. La alegría de atravesar la
Puerta de la Misericordia se acompaña con el compromiso de acoger y
testimoniar un amor que va más allá de la justicia, un amor que no
conoce confines. De este infinito amor, no obstante nuestras
contradicciones, somos responsables''.
''Recemos
por nosotros y por todos los que atravesarán la Puerta de la
Misericordia, para que podamos comprender y acoger el infinito amor
de nuestro Padre celestial, que recrea, transforma y reforma la
vida'', dijo el Papa al final de su homilía.
Hoy
también, el cardenal James M. Harvey, arcipreste de esa basílica
abrió la Puerta Santa de San Pablo Extramuros, mientras en el resto
del mundo se abrían también, como pidió el Papa, todas las
Puertas Santas de iglesias y catedrales con motivo del Año de la
Misericordia.
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